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ABC MADRID 26-12-1987 página 48
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ABC MADRID 26-12-1987 página 48

  • EdiciónABC, MADRID
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VI ABC ABC 26 diciembre- 1987 Trastornados por la luna Juan María de Prada Ediciones Libertarias Madrid, 1987. 206 páginas Desde siempre la farsa estuvo relacionada con la cultura popular, con la hilaridad y la risa grosera, con las representaciones carnavalescas y con lo cómico grotesco y bufonesco. Desde sus orígenes mantuvo- y mantien e- su vinculación con el teatro, en obras de composición episódica y trama esquemática en las cuales la teatralidad y el desafío subversivo se imponen como ingredientes fundamentales. En la literatura contemporánea la farsa fue revitalizada por autores que ocupan un lugar de primera importancia en la evolución del teatro europeo, como Alfred Jarry o Valle- lnclán, en unas obras en que la realidad se deforma como medio de la estilización y muestra su lado grotesco o camaválico. Aun manteniendo su clara filiación teatral algunos rasgos propios de la farsa han sido aprovechados con frecuencia en el género narrativo. Y no hará falta recordar ilustres ejemplos que se multiplican, de Rabelais al ya citado Valle- lnclán. No es extraño, pues, que algunos escritores actuales sigan recurriendo a moldes expresivos tan eficaces. Este es el caso del joven novelista Juan María de Prada (treinta y cuatro años) en su segunda novela, Trastornados por la luna ¡Oh Valencia... en la que conviven la flor y nata del patriciado de la ciudad de Valencia- magistrados, médicos, políticos con una vida secreta de tahúres nocturnos- los vecinos de una casa- colmena- honrados ciudadanos de día y travestidos, prostitutas, cornudos en cuanto se hace de noche- el aparato policial dirigido por el paranoico inspector Cienfuegos y una variada representación de homosexuales, esquineras, ligones, chulos, macarras, camorristas profesionales, matones, proxenetas y mafiosos dedicados a la trata de blancas. La cara oculta de una sociedad corrupta e hipócrita, identificable con nuestro tiempo, en la capital valenciana en vísperas de elecciones municipales, y que, paradójicamente, ilumina su verdadera faz en la oscuridad de la noche. La novela, organizada en veintitrés breves capítulos, está conducida por un narrador que cuenta los hechos en tercera persona y que, desde su omnisciencia neutral, recoge en su voz la visión de varios personajes, cuyos pensamientos y obsesiones íntimas se transmiten por medio del estilo indirecto libre, uno de los procedimientos más empleados, junto con el de la animalización. El espacio urbano aparece trazado en unos cuantos recorridos callejeros y limitado a tres focos especiales básicos: el número 33 de la calle Pie de la Cruz, donde Mariano, un torpe aspirante a Shertock Holmes agazapado en la portería, se eleva como pieza clave en el gradual conocimiento de cuanto, ocurre en la finca y también en la ciudad, por su voracidad lectora de escándalos y detitos que inundan las páginas de periódicos y revistas; el cabaret El Molino, donde se esconden los organizadores de la trata de blancas, y el edificio de la Jefatura Suprema de Policía, donde el visionario inspector jefe Horacio cienfuegos acaba encerrando a unos tahúres nocturnos, que él confunde con ios mafiosos, y a buena parte de las fuerzas vivas de la ciudad. Todo esto ocurre en una semana. El transcurso temporal, puntualmente señalado, sigue una ordenación lineal, con frecuentes vueltas atrás y abundantes saltos por medio de la elipsis. Para atender a la vez a lo que sucede en focos espaciales distintos se emplea la alternancia de capítulos y también otros recursos, como noticias de Prensa, la relación resumidora hecha por algún personaje o la espectacular confusión del tráfico rodado en una calle por la que pasan varios personajes. En este sentido, todo queda perfectamente homogeneizado. Trastornados por la luna es una novela interesante, lo cual no es poco. Juan María de Prada posee dotes de observación de la realidad, capacidad para la creación de ambientes y, lo que es más importante, demuestra que sabe construir una novela. En esta ocasión ha diseñado un relato barojiano engastado en los moldes de la novela policíaca- e l recuerdo de Vázquez Montalbán aflora en sus páginas- y desarrollado desde un enfoque esperpéntico y con tendencia a la teatralidad, como en el coro callejero que asiste a la disputa entre Florencio y Matilde o en la escena de la muerte de Florencio. La noche valenciana es sometida a una estilización deformante. La conducta y la moral de una sociedad viciada descubren su cara grotesca ya en sus mismas ocupaciones ocultas. Y la deformación se intensifica por medio de la caricatura, la caracterización onomástica y emblemática de algunos personajes y lugares (Cienfuegos, Cuello de Toro, el cabaret llamado Chocho Loco) el uso de metonimias y comparaciones degradantes, el habla del hampa y, sobre todo, la insistencia en ta animalización: detenidos que aullan, policías que gruñen, viudas que braman, inspectores que rugen, viejas que ponen cara de rata. Sin embargo, aun con las virtudes apuntadas, este material carnavalesco no llega a cuajar en una buena novela. Falta distanciamiento y sobra afán de esclarecerlo todo, de atar cabos sueltos que el lector ya había relacionado y de calificar proyectos, situaciones y personajes con excesiva frecuencia, de tal modo que en la voz del narrador se oye demasiado el juicio de valor del autor implícito. Es una pena tener que señalar abundantes erratas en el texto, errores ortográficos sin justificación e incluso alguna incorrección sintáctica. Ángel BASANTA Memorias encontradas en una bañera Stanislaw Lem Edhasa Barcelona, 1987. 240 páginas Despierta el título de esta novela la remembranza del de otra obra, igualmente de un polaco: Jan Potocki, aristócrata ¡lustrado, prerromántico; el título es Manuscrito encontrado en Zaragoza también de difícil lectura, por su reiteración y longitud, que puede provocar el hastío y la irritación en el lector, lo cual no quita para que Jan Potocki sea considerado por algunos como una personalidad literaria, me temo que más fuera de su país y no tanto en él: lo cual no es en ningún momento injusto. Quizá también influyera en este menosprecio su filia por los rusos invasoresLa literatura polaca moderna ha estado marcada- -y lo sigue estando- por su peculiar trayectoria e historia política. Así, y por eso- y por motivos de censura, probablemente- ha habido una abundante y variada obra en verso, de corte lírico o más densamente poético; ha habido también novelas de crítica social- cuando se ha permitido su publicación- de panorámicas históricas, de hondas aspiraciones humanas, siempre velando la concreción histórico- política con símbolos o alegorías, por burlar de algún modo la posible prohibición del Gobierno. No sería descabellado suponer que bajo este influjo escribió Stanislaw Lem sus Memorias encontradas en una bañera en tanto que parece un relato de ciencia- ficción en clave de crítica política. Pero también es cierto que fue publicada en 1961, en la época del llamado deshielo, bajo el régimen más liberalizador de Gomulka. Por tanto, mas bien habrá que buscar y encontrar la explicación de esta cierta inmadurez literaria de esta novela, su caos desbocado que provoca el cansancio y la falta de interés, en esa misma fecha: 1961, año en e que Stanislaw Lem tenía unos treinta años: ¿podría, en su caso, decirse que aún no había cogido con firmeza las riendas de lo fantástico, de las peculiares características de la ciencia- ficción? Podría decirse. Y puedo decir que da la sensación de que la novela fue escrita con ese sistema o táctica de la llamada escritura automática: uno se sienta ante la mesa y grita: ¡Ima! Ante el grito, la imaginación despierta y, obediente, se acicala y se pone fantástica, y uno puede estar hablando con ella hasta romperse los codos, y hasta casi perder el sentido, horas y horas. Pero claro, si se escribe sin más lo que el escritor y ella han hablado, y sé presenta como libro, los que no han sido invitados al té de la fantasía loca, loca y desmesurada, bostezan discretamente y miran furtivamente el relojAlgo así me ha sucedido al leer Memorias encontradas en una bañera no es necesario ser especialista en ciencia- ficción para advertir cuándo una obra- entretenida o n o- deja huella en la literatura, como Nosotros de E. Zamiatin, o simplemente divierte, o simplemente... no. Pedro Antonio URBINA ¿BUSCA TRABAJO? Encuéntrelo en la Sección de Anuncios por Palabras- -CteAlC.

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