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CULTURAL MADRID 16-01-2016 página 27
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Sin límites ABC cultural SÁBADO, 16 DE ENERO DE 2016 abc. es cultura- cultural cultural. asp 27 ALTA INFIDELIDAD Vivan las cadenas Martin Zeichnete, presunto compositor de bandas sonoras en los estudios de la DEFA de la Alemania del Este, ofrece el tercer volumen de sus trabajos, también presuntos, para estimular al equipo olímpico de la RDA known Capability Recordings. El socialismo real de hechuras totalitarias vuelve a ser el marco de una mentira de tiros largos, una historia tan inverosímil que solo podía tener cabida en un régimen tan disparatada y enloquecidamente represivo como el de la DDR, donde las mujeres eran hormonadas y virilizadas hasta transformarse en hombres, muy competitivos. Drew McFadyen, músico cuyas únicas señales sonoras aparecen en una canción de Iglomat, Tornadic Activity, presentó en 2013 el presunto hallazgo de una cintas magnetofónicas, de la marca Orwo, como no podía ser de otra manera, que contenían las revolucionarias grabaciones realizadas por un supuesto compositor de la Alemania roja, bastante inquieto. Mentiras sintéticas Martin Zeichnete, que supuestamente trabajaba en la DEFA como autor de bandas sonoras, sintonizó a través de la radio las emisiones musicales de una RFA en la que ya sonaban Neu! La Düsseldorf, Cluster, Kraftwerk y toda la patulea del Krautrock. Aficionado al deporte, a Zeichnete no se le ocurrió otra cosa que crear música para correr y, muy patriótico, potenciar al equipo olímpico alemán. A Brian Eno le dio por los aeropuertos y a Zeichnete por las pistas de atletismo. Un visionario. El resultado, editado bajo la etiqueta The Secret Cosmic Music Of The East German Olympic Program 1972- 83, que ya va por su tercer volumen, es una prodigiosa falsificación del fraseo musical que a través de Bowie o los pioneros del hip- hop alteró la historia del pop. Mucho motorik, 4 4, a toda máquina. Las sintonías editadas bajo el nombre de Kosmicher Läufer (el corredor cósmico) y atribuidas a Zeichnete, por las que algunos llegaron a pagar más de cien euros tras tragarse la bola de las cintas Orwo, son hoy una inofensiva fantasía histórica, una seudorreliquia procedente de un cuento de hadas protagonizado exclusivamente por villanos comunistas y que con su amable sonoridad geométrica colorea un crudo ejercicio de entrega y sometimiento. Las listas de canciones para correr son la depurada adaptación de un fenómeno, no solo musical, muy democrático, en el que confluyen la falta de criterio y, cómo no, la entrega y el sometimiento. JESÚS LILLO i uno se pone a buscar por Spotify listas de canciones para correr, pistas de autoayuda para ir en mallas por la acera, aparecen colecciones tan variopintas como Música para correr, nivel básico y garbancero; Música para correr rápido, para gente con aspiraciones y cierto reprise Música para correr y ir en bici (sic) Ideal for Running, Half Marathon, Cardio, Workout, High Intensity (150 bpm) que incluso indica la velocidad de beats a la que se expone el oyente; Running Hits, que distrae bastante, o Música para correr y trotar, quizá por aquello de que el que de joven no trota de viejo galopa. No todo está escrito, pero sí grabado. Los atletas británicos de los primeros años veinte entrenaban por la playa escocesa de St. Andrews con la banda sonora de Vangelis para Carros de fuego, y Forrest Gump corría de aquí para allá con el Running On Empty de Jackson Browne, composiciones que el cine transformó en perennes himnos motivacionales, ninguno de ellos, sin embargo, con el tirón físico del Eye Of The Tiger de Survivor para Rocky III, pepino imprescindible en cualquier antología que se precie. Power songs las llama Nike en su repertorio de prendas paradeportivas. S El progresivo aislamiento social del oyente, que comenzó hace casi cuatro décadas con el walkman, acentuó el iPod y ahora multiplican las aplicaciones móviles de autoconsumo, habituales en la práctica de ejercicios físicos y mentales, ya llevó a la compañía norteamericana a producir una serie (Nike +O riginal Run) en la que hace cosa de una década participaron LCD Soundsystem o Aesop Rock, comisariados para componer piezas que rondaban los 45 minutos y que servían de inspiración a corredores necesitados, si no de aliento, de una voz que les dijera al oído que no se rajasen y siguieran adelante. Músculos sin alma Aplicaciones como RadioGym, Spotify Running, RockMyRun, o Adidas Go han mecanizado el sometimiento del corredor de fondo a una variable musical ahora condicionada por los beats por minuto (bpm) determinada por algoritmos y sensores y del todo ajena a la voluntad del receptor, teledirigido en una carrera desalmada, puramente muscular. Lo que pudo ser con el walkman de Sony y, más aún, el engendro de Apple el comienzo de un proceso de liberación del oyente, habilitado para soltar amarras de las radiofórmulas y conformar su propio catálogo de canciones y estímulos, para correr o quedarse quieto, ha devenido atadura. Sumisión y disciplina. Sarna con gusto no pica, sobre todo a quienes prefieren dejarse llevar, cada vez a mayor distancia. Que nos pinchen lo bailado, o lo corrido. Frente a esta marcialidad de última generación, ordeno y mando, la serie de sintonías compuesta por Martin Zeichnete para los miembros del equipo olímpico de la Alemania comunista conserva, o reconstruye, la inocencia analógica de un programa concebido para dominar. La RDA iba a por el oro y no reparaba en gastos, dopando a sus representantes hasta destruirlos o poniéndolos a entrenar al son de unas composiciones sintéticas que desde hace dos años recupera, o fabula, el sello Un- Arriba, colección del Kosmicher Läufer. En el centro, diversos modelos de las cintas Orwo de la RDA. Sobre estas líneas, Heidi Krieger, lanzadora de peso a la que las hormonas convirtieron en Andreas Krieger

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