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CULTURAL MADRID 09-01-2016 página 4
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CULTURAL MADRID 09-01-2016 página 4

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Portada Sapolsky, las otras memorias de África Jane Goodall, Frans de Waal, Dian Fossey... Primatólogos ha habido (y hay) muchos. Pero sólo uno, Robert Sapolsky, ha estudiado la relación entre la conducta social del babuino, su estatus, su vida emocional y las enfermedades que contrae, sobre todo las relacionadas con el estrés. Lo relata en Memorias de un primate un ensayo donde el rigor no está reñido con el humor A unque las fábulas hicieron hablar a los animales como si fueran humanos, en el mundo antiguo, y hasta hace muy poco, se pensaba que los animales eran una especie de autómatas. Es cierto que habría que analizar con detalle el universo oriental, el hinduismo o el animismo africano, para señalar aspectos excepcionales que solemos ignorar; pero el pensamiento hegemónico, en el que el platonismo y el cristianismo determinaron la relación con la naturaleza, y especialmente con los animales, el ser humano aparece como dueño de una inteligencia que parece no tener parangón más allá de su especie. El cristianismo ha tenido sin duda una influencia decisiva, aunque no única, en esta sordera frente al mundo animal y la naturaleza en general. La primatología del siglo XX, sobre todo a partir de Jane Goodall (pero no se puede olvidar las observaciones muy anteriores del gran pionero, Charles Darwin, y, en otro orden, de Konrad Lorenz) comenzó a cambiar todo esto. Goodall hizo hincapié en las emociones de los primates, en sus aspectos cooperativos, incluso compasivos. Las emociones son la base de los sentimientos. También asistió a actos de crueldad terrible, que, por cierto, siempre son inferiores a los que puede llegar a cometer un ser humano. Teoría de la mente Uno de los grandes investigadores, y que probablemente ha aportado más en el campo del estudio de las emociones en los primates, es Frans de Waal. ¿La empatía es un invento puramente cultural o tiene bases genéticas? ¿Es sólo un rasgo nuestro o lo compartimos, en alguna medida, con otros animales? ¿El hecho de que tenga base ge- testimonio de sus investigacionética lo desacredita? ¿Acaso nes de los monos salvajes en Kelos aspectos más fuertes de la nia; un estudio sobre las relacultura no acaban siendo selec- ción del estrés y las enfermedad cionados genéticamente sin por derivadas por su causa en el ello anular nuestra libertad y mundo animal, que arroja luces responsabilidad moral? En todo valiosas para nuestro propio esello han investigado autores trés. También es un libro latecomo De Waal, Michael Toma- ral sobre política africana y sosello, William David Hamilton, bre cuestiones de tribalismo. Lee Dugarktin o Marc Bekoff y Jessica Pierce. Y de manera pa- Leones y hormigas ralela, el fisiólogo y biogeógra- El autor no es el mismo al final del libro. El periodo que ocupa fo Jared Diamond. Es difícil pensar que algo tan es algo más de veinte años: el jofuerte y duradero como la em- ven Sapolsky, pacifista y vegepatía esté sostenido sólo por lo tariano, admiraba a algunos prique Kant pensó dentro de una matólogos y soñaba con intervoluntad racional por el bien, narse en África. Se preparó para sin un apoyo instintivo en lo enfrentarse a serpientes venebueno... La empatía sería, para nosas y búfalos, pero lo peor, los primatólogos señalados, no como pudo comprobar in situ, un rasgo evolutivo reciente sino eran los numerosos bichos que muy remoto y compartido en encontraba en la comida, por alguna medida pero eso es su- no hablar de criaturas más pequeñas que los ficiente para alterar las bases de DEMUESTRA QUE leones, y que pueden ser más morlo que se ha penLA ECUACIÓN sado al respecto TESTOSTERONA tíferas: las hormigas. Quería cacon el linaje de MÁS AGRESIÓN garme de miedo los mamíferos. El IGUAL A admite y ver mimetismo moSUPREMACÍA cosas increíbles triz y el contagio NO ES CIERTA para contarlas emocional están después Y las en la base de este sentimiento, que LAS AVENTURAS vio. Y las contó. Tuvo que véren el ser humano CON LOS MASÁI sela con los maalcanza proporFORMAN PARTE sái, ese pueblo ciones enormes DE LO MÁS que bajó en el sigracias a lo que TERRIBLE Y glo XIX de los dese denomina teoría de la DESTERNILLANTE siertos del Norte, DEL LIBRO y al instalarse en mente la capaKenia desplazó a cidad para polos kikuyos de las zonas fértinerse en el lugar del otro. Pero lo que el profesor de les del centro. Estos nómadas, Ciencias Biológicas y Neurolo- pastores de vacas, se han opuesgía de la Universidad de Stan- to a todos los cambios (muchos ford Robert Sapolsky (Brooklyn, realmente atroces) de la invaNueva York, 1957) estudia en sión occidental, o de cualquier Memorias de un primate (Capi- tipo de desarrollo. El tradiciotán Swing) no son los primates nalismo de los masái, que en la más cercanos filogenéticamen- alimentación supuso el consute a nosotros, sino los babuinos. mo casi exclusivo de leche y sanSin embargo, este libro es mu- gre de vaca, ha tenido consecho más: unas memorias de su cuencias en un déficit crónico vocación como primatólogo; un de proteínas. Las aventuras que vivió con los masái forman parte de lo más terrible y desternillante de este libro. El aspecto científico de su aventura radicó en descubrir el nexo entre la conducta social del babuino, su estatus social y su vida emocional y las enfermedades que contrae, sobre todo las relacionadas con el estrés En otro sentido, Memorias de un primate es un libro de cultura comparada, llevada a cabo tanto desde el rigor como desde el humor, algo que no excluye la objetividad. Dentro de los aspectos desmitificadores, están las páginas dedicadas a Dian Fossey, a quien considera valiosa por sus observaciones, inéditas hasta entonces, sobre los gorilas, pero que realizó pocas aportaciones científicas dignas de mención Lo único que deseaba afirma Sapolsky era ser un gorila más Nivel de testosterona ¿Quién es Sapolsky? El norteamericano Robert Sapolsky (arriba) es profesor de Ciencias Biológicas y Neurología de la Universidad de Stanford e investigador asociado en el Museo Nacional de Kenia. En Memorias de un primate (Capitán Swing; 23 euros) cuenta su experiencia con los babuinos en África y relee la obra de sus predecesores; entre ellos, Dian Fossey (sobre estas líneas) de quien escribe: Lo único que deseaba era ser un gorila más En cuanto a las aportaciones del mismo Sapolsky, observó entre otras cosas que entre los babuinos, en una jerarquía estable, no eran los machos dominantes los que presentaban los niveles de testosterona más elevados, sino los adolescentes con ganas de pelea, y por lo tanto la ecuación que se había tenido por válida, testosterona más agresión igual a supremacía social no era cierta. Como tantos intentos de salvar especies y a veces sólo de defender a algunos grupos, el final de esta historia acaba mal. La de Sapolsky está precedida por el Holocausto judío y, al recapitular su larga experiencia africana, percibe la ceniza en la que todo acaba, aunque hay algo hermoso en el acto de tratar de saber, de hacer el bien y de contemplar, insertos en el viento que nos lleva, la quietud remota de una mirada. JUAN MALPARTIDA

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