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CULTURAL MADRID 30-06-2012 página 18
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Libros 18 ¿MÁQUINAS INTELIGENTES? GOLEM XIV STANISLAW LEM Traducción de Joanna Orzechowska Impedimenta. Madrid, 2012 187 páginas, 18,40 euros EL NIÑO INTERIOR LA BRUJA DEL MAR Y OTROS CUENTOS DE LOS HOJALATEROS ESCOCESES l Pentágono ha creado un ordenador llamado GOLEM con propósitos bélicos. Una inteligencia artificial de tal potencia que en un cierto momento se hace autoconsciente y decide, en su primer gesto de libre albedrío, dejar de ser una máquina de guerra y comenzar a transformarse a sí misma. Se convierte así en una máquina totalmente incomprensible para los seres humanos. Golem XIV está formado sobre todo por dos discursos pronunciados por la última versión de la prodigiosa máquina, junto con otros textos más breves donde se describe la evolución de la informática que llegó a la construcción de GOLEM y también las perplejidades de su destino final. Lem ha sido siempre una de las obsesiones del editor Enrique Redel. Durante su etapa en Funambulista publicó Provocación, y en Impedimenta han aparecido, entre otras obras, Vacío perfecto y Magnitud imaginaria, títulos todos ellos que forman, junto con Golem XIV, la Biblioteca del siglo XXI, un proyecto enciclopédico de Lem en el que la fantasía y la especulación científica y filosófica alcanzan cotas memorables y seguramente únicas en la literatura. El antecedente más obvio es Borges, inventor de esa forma de especulación metafísica que se basa en la descripción de obras que jamás existieron. Hay otros que han seguido esa tendencia (Kis, Pavic) pero nadie ha llegado tan lejos como Lem. Provocación contiene un fascinante estudio sobre el Holocausto. Algunas de las invenciones de Magnitud imaginaria parecen demasiado descabelladas, pero Vacío perfecto es una obra maestra. Con Golem XIV, ay, no podemos sentirnos tan entusiasmados. E Es muy difícil para los seres humanos comprender una inteligencia tan vasta como la del GOLEM. Lem deja esto claro haciendo que GOLEM tenga un lenguaje insoportablemente barroco, retorcido y circular. GOLEM repite una y otra vez que somos demasiado estúpidos para comprenderle, da vueltas y vueltas y acaba por no decir casi nada, se pierde una y otra vez, coge una idea y la abandona. No parece capaz de organizar un discurso coherente o de establecer jerarquías entre lo que es importante y lo que no lo es. En las instrucciones para hablar con el GOLEM se nos advierte que las preguntas que se le hacen a la máquina han de ser absolutamente lógicas y que si contienen la menor incoherencia la máquina no contestará. La verdad es que GOLEM parece bastante torpe y bastante estúpido, además de arrogante, aturullado y caótico. No es que GOLEM no diga cosas interesantes. La idea de que lo que importa no son las especies ni su evolución sino simplemente la transmisión del código genético, debía de resultar bastante asombrosa en 1981, cuando se publicó el libro, pero el resto de sus ideas a este crítico, a este lector, no le resultan convincentes. Es posible que GOLEM (Go Lem haz como Lem sea realmente el propio Lem, convencido de su genialidad sin límites, asombro de todos por su supuesta erudición en TODOS los campos del saber y, ay, por su gran inteligencia. Lem, el que declaró que todos los escritores americanos de ciencia ficción eran una castaña, o lo que es lo mismo, que él era el mejor de todos. Menos lobos. ANDRÉS IBÁÑEZ DUNCAN WILLIAMSON Traducción y edición de Miguel Cardeña Contreras Calambur. Madrid, 2012 297 páginas, 21 euros a sus hijos ante una pantalla, sino que pretendan alimentar sus almas, pues esta es la misión de la literatura, infantil o no. Su lectura les proporcionará un placer que la alta literatura llamémosla así, como hacen los alemanes y los franceses ha olvidado: el gusto por la trama o el argumento. Aquí, como en los cuentos tradicionales para niños estoy pensando en los de Perrault y en los de los hermanos Grimm el estilo no oculta el acontecimiento, el personaje o el escenario, sino que está humildemente a su servicio. He leído este corpus de leyendas orales, presentada por primera vez en español, como los habría leído el niño que fui, y eso es maravilloso. Mejor aún: los he leído gracias al niño que todavía hay en mí, y eso es más maravilloso aún. Son cuentos que sirven para despertar de su letargo al niño que sigue subsistiendo en nosotros. Los animales hablan, los seres fabulosos existen, los bosques están poblados de duendecillos invisibles, la justicia narrativa se instaura allá donde no ha habido justicia social o biográfica... La clasificación en cuentos de animales y del diablo, y leyendas de sirenas, broonies y silkies resulta útil. Era necesario este homenaje a ese excelente depositario de tradiciones que fue Duncan Williamson (1928- 2007) quien pasó su vida recopilándolas, escribiéndolas y relatándolas de pueblo en pueblo. La lección que la literatura oral presta a la otra literatura, la escrita, sigue siendo importante. Y la fantasía y esto es para mí lo capital encuentra una fuente de la que beber para continuar ensanchándose y posibilitar una vida más humana. Recomendaría de modo especial los titulados El señor y la grulla La muerte en una nuez y El leñador y el diablo historias imborrables que, una vez leídas, yo mismo he vuelto a contar a un pequeño auditorio con mis palabras. Para terminar diré que este volumen tiene la que para mí es la principal cualidad que debe poseer un libro: las ganas de conservarlo y releerlo de principio a fin. Para niños o no, no es fácil encontrar historias tan universales como las que conforman esta hermosa colección. PABLO D ORS La muerte en una nuez Haz como Lem JANE STEWART. ARCHIVO PRIVADO DE TIMOTHY NEAT Lenguaje circular ace algunos años trabajé como editor de libros de texto de religión en el grupo SM, cargo para el que me avalaban, según dijeron, mis seis años de experiencia pedagógica en colegios e institutos de la periferia de Madrid y mi doctorado en Teología. En vano intenté entonces hacer comprender a mis compañeros de trabajo que los cuentos deben ahorrarse todo afán moralista, puesto que toda narración posee en sí misma la necesaria potencia educativa, es decir, la capacidad para configurar el imaginario del lector y, en consecuencia, influir en su comportamiento. Si entonces hubiera tenido en mis manos H Hadas, duendes, sirenas y otros seres fabulosos pueblan estos cuentos que Duncan Williamson rescató de la tradición oral de los hojalateros escoceses (arriba, dos de ellos en el río Thaw) estas historias de hojalateros escoceses que ahora edita Calambur, creo que mis colegas editores me habrían entendido mucho mejor. Estos cuentos, cuyos orígenes hindúes, celtas o gitanos son discutidos, configuran un conjunto admirable que no dudo en recomendar, en especial a los padres de familia que no quieran limitarse a enchufar Gusto por la trama

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