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CULTURAL MADRID 10-03-2012 página 21
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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SÁBADO, 10 DE MARZO DE 2012 abc. es ABC cultural 21 l subsecretario de Estado Sumner Welles opinaba en 1944 que no hubo un error mayor en la política exterior de la Administración de Franklin D. Roosevelt que la actitud hacia la España republicana durante la Guerra Civil. Aurora Bosch, una de nuestras más destacadas especialistas en la Historia de Estados Unidos, trata de indagar en las razones de este fracaso analizando las reticencias de la política norteamericana hacia la República española en la década de los treinta. El resultado es un libro de interesante lectura, perfecto complemento del ensayo de Joan María Thomàs Roosevelt y Franco publicado en 2007. España era una preocupación menor para el Departamento de Estado. Era el nuestro un país distante, que atraía las miradas de la diplomacia norteamericana en la medida en que estaban en juego intereses económicos privados como el abastecimiento de petróleo (que la naciente República otorgó a la URSS) y las dificultades que la ITT encontraba para prorrogar el monopolio telefónico, amenazado de nacionalización por Azaña, cuyos diarios otorgan al asunto más trascendencia de la que refleja el presente libro. La otra gran preocupación, evidente durante la declinante presidencia del republicano Herbert Hoover, fue el peligro de una deriva comunista. Al igual que sus colegas ingleses o franceses, los diplomáticos norteamericanos, especialmente el embajador Irwing B. Laughlin, estaban mal informados de las peculiaridades de la izquierda española. También hubo errores de bulto en la apreciación de iniciativas liberales. A fines de 1931, el Departamento de Estado, las empresas y la prensa norteamericanos ya habían abandonado el te- E THE SPANISH REVOLUTION guerra aparece como el reino del terror Tras la incertidumbre de los primeros momentos de la sublevación, la Administración americana, atrapada entre las leyes de neutralidad de febrero de 1936, el sentimiento aislacionista de la mayor parte de la opinión pública y el repunte de la crisis económica, optó a partir de enero de 1937 por el embargo legal, ratificando así la política antiintervencionista británica y francesa. No faltaron voces dentro y fuera del Partido Demócrata que censuraron el apoyo a Franco de empresas privadas como la General Motors, Ford y Texaco, o las contradicciones que suscitaba el embargo moral y legal, que perjudicaba a la España republicana. A pesar de los llamamientos efectuados en abril de 1938 para levantar un embargo que solo favorecía a las potencias fascistas, Roosevelt no quitó el veto comercial y apoyó la política de no intervención por temor a interferir en la política de apaciguamiento británica. Roosevelt reconoció tardíamente la inconsistencia de la política de neutralidad y confesó a sus allegados que el embargo a la España combatiente había sido un grave error que no debía repetirse. Con todo, Estados Unidos no reconoció a Franco hasta que resultó evidente que el Gobierno legal había dejado de existir en España el 1 de abril. El libro se cierra con las perspectivas sombrías que arroja el establecimiento de un régimen totalitario en ciernes. De todo ello habla esta obra, más informativa que analítica o valorativa, que compagina eficazmente la política interna y exterior norteamericanas en un discurso coherente sobre sus objetivos y estrategias en torno a la crisis española y europea de los años treinta. E. GONZÁLEZ CALLEJA Sombrías perspectivas MIEDO A LA DEMOCRACIA. EE. UU. ANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA Mal informados AURORA BOSCH Crítica. Barcelona, 2012 377 páginas, 29,90 euros Libro electrónico: 15,99 euros COLECCIÓN ABC mor a una penetración del comunismo en España, y no mostraban mayor preocupación por la separación de la Iglesia y el Estado o la reforma agraria, asuntos perfectamente asumibles en la cultura democrática americana. Cuando Roosevelt llegó al poder en 1933, España continuaba sien- do para la prensa norteamericana un modelo de moderación en un mar continental agitado por el radicalismo. El recrudecimiento de las disputas entre derechas e izquierdas a raíz del affaire de Casas Viejas, la Ley de Congregaciones Religiosas y sobre todo tras las elecciones de no- viembre, abrió el camino a la visión de un país en crisis, que se debatía entre la revolución social y la amenaza fascista. El golpe de Estado de julio fue definido por el Departamento de Estado como The Spanish Revolution Pero el 20 de julio, los periódicos americanos ya hablaban de guerra civil. La El amigo americano Herbert Clark Hoover Ocupó el cargo de presidente de EE. UU. entre 1929 y 1933. La gran preocupación de su mandato fue que la II República derivara hacia el comunismo Cambio de nombre Antes de julio de 1936, a la Guerra Civil española se la conoce en EE. UU. como Spanish Revolution Arriba, manifestación en Madrid en febrero de 1936 Franklin D. Roosevelt Fue presidente entre 1933 y 1945. Terminó reconociendo que la neutralidad de su país durante la Guerra Civil fue un grave error

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