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CULTURAL MADRID 02-04-2011 página 14
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CULTURAL MADRID 02-04-2011 página 14

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Libros 14 COMUNICADOS DE LA TORTUGA CELESTE ANDRÉS IBÁÑEZ WRITING JAM e ha resultado do- a medida que se escribe, tan blemente intere- fresco como un sushi recién sante participar en hecho. una jam de escrituCuando uno toca jazz, hay ra (en Barcelona, en Kosmópo- dos cosas importantes. La lis, organizada por Jordi Ca- primera es resistirse al deseo rrión) por el hecho de haber si- de tocar. Resistirse, no hacer, do músico de jazz durante mu- hacer poco, no hacer nada, si chos años y haber participado eso fuera posible. Lo que sale en innumerables jam sessions de los dedos, a pesar de todo, musicales. El hecho es que en movido por una extraña fuerel jazz todo está organizado en za impersonal, es lo que vale. torno a la improvisación. La El primer consejo a un improimprovisación es la esencia del visador es que improvise dos jazz. No se puede decir lo mis- compases y se quede callado mo de la escritura. Hay otra di- otros dos. Ese silencio es lo ferencia: la música es, en esen- que da sentido a las frases. La cia, una creación colectiva. primera sensación del improTampoco en esto se parece a la visador literario, sin embargo, escritura, que es la actividad es precisamente la contraria: más solitaria que existe. que desea parar y no puede. Las diferencias entre una Que tiene que seguir y seguir. jam literaria y una musical Pero es que quizá uno debe son parecidas, creo, a las que encontrar una forma de poner existen entre el aire entre las compositor que frases, tal como SE TRATA DE se sienta en su hace el músico SACAR AL mesa de trabajo de jazz, escriORNITORRINCO con papel paubiendo de una tado y se pone DE SU ESTANQUE, forma distinta. a escribir y el Enseguida PONERLE GAFAS músico que se uno descubre NEGRAS Y DARLE sube al escenaque el cursus doUN MICRÓFONO rio y decide con rado de sólidos sus compañeros párrafos densi tocarán un blues en Fa o en samente trabados no encaja Si bemol, o si tocarán Autumn en la jam. Tampoco las largas Leaves o All the Things You Are. descripciones, las elaboradas creaciones de ambiente ni los En vivo pasajes intermedios. La lenLo primero que se debe enten- titud relativa de la escritura der, creo, es que una jam no es hace que la lectura del público el espectáculo del escritor es- se ralentice también y da una cribiendo, sino otra cosa com- nueva fuerza a las palabras. pletamente distinta. Es decir, Un adjetivo bien colocado en que una jam no pone en es- una pantalla tiene la expresicena al creador en su hábitat, vidad de tres líneas leídas en por así decir, como si se tratara un libro. de un documental de animales La segunda cosa importandonde vemos al ornitorrinco te en el jazz es no tocar solo, muy feliz en su estanque. Se tocar con los otros. Ese es el trata de sacar al ornitorrinco placer de tocar jazz, y debería de su estanque, ponerle unas ser también uno de los plagafas negras, darle un micró- ceres de la creación literaria fono y colocarle delante del colectiva. Resistirse al deseo público. de ser gracioso, ingenioso, Pero eso es precisamente lo chocante todo el rato. Claro interesante. Convertir la atem- que uno suele ponerse a haporalidad casi mística del acto cer bromas cuando se siente de escribir en un acto en vivo. incómodo o inseguro. Normalmente uno escribe algo Imagino una jam en la que que, años más tarde, se con- se escribieran cosas terribles, vertirá en un libro vendido en emocionantes, mágicas, delas librerías. Pero la jam logra licadas, líricas, feroces, y no de forma inmediata eso que el simplemente divertidas o escritor más ansía: el contacto ingeniosas. Jams de haikus. con los lectores. Aquí no hay De aforismos. De críticos liedición, distribuidor, librero, terarios. De historiadores. De derechos de autor ni años de novelas río. De sagas de draespera: el lector lee el texto gones. M LA EDAD DE LA CULPA CUANDO CAE LA NOCHE MICHAEL CUNNINGHAM Traducción de Miguel Temprano García Lumen. Barcelona, 2011 289 páginas, 20,90 euros T ras esas vastedades sinfónicas que fueron la ganadora del Pulitzer Las horas y Días memorables con los vívidos fantasmas de Virginia Woolf y Walt Whitman atravesando tiempos y espacios Michael Cunningham sorprende con Cuando cae la noche, su sexta novela si incluimos el renegado debut que fue Golden States. Y es una sorpresa agradable. Una delicada y sólida pieza de cámara. Una pequeña pero inmensa música nocturna. Una rabiosamente contemporánea comedia de costumbres neoyorquina que se disfruta como una de aquellas magistrales novelas metropolitanas y sociales alguna vez firmadas por Edith Wharton. Pero Cunningham (Cincinnati, 1952) no refleja aquí la edad de la inocencia. Tampoco la edad de la culpabilidad. Prefiere, en cambio, arriesgarse a algo mucho más inasible y sutil y ambiguo: pintarle nombres y rostros y modales a la edad de la culpa. Y como ya lo hiciera en la inolvidable Una casa en el fin del mundo y en esa saga que fue De carne y hueso Cunningham escoge para su fresco íntimo un lienzo siempre delicado: el del tejido familiar, siempre listo para desteñir o encoger o rasgarse. Y lo hace como bai- Cambio de pareja lando un complejo y preciso minué en el que el protagonista parece cambiar una y otra vez de pareja sin entender muy bien por qué y para qué. Conozcan entonces al supuestamente perfecto matrimonio de los maduros y sofisticados Rebecca y Peter Harris, veinte años juntos y muy bien relacionados con el mundo del arte moderno y las galerías con mejor reputación del Bajo Manhattan. Y aquí viene Mizzy: problemático hermano menor de Rebecca, también conocido como El Desliz Mizzy tiene, para empezar, problemas con las dro- que se presenta casi como un gas y una cierta propensión hechizo en comedia pastoral a quemar todo puente que isabelina. cruza. Rebecca lo considera casi una cruzada personal. Y Categorías sexuales Peter lo soporta con resigna- Cunningham explicó su estéción hasta que crisis de la tica y su ética en una entrevismediana edad algo ocurre; ta: La sexualidad humana es y ese algo tiene que ver con algo tremendamente complila transformación a sus ojos cado. Tanto que las denomide Mizzy en oscuro objeto del naciones de gay o de hetero o deseo y obra de arte a adorar de bisexual siempre me parey adquirir sin estar del todo cieron sinsentidos. ¿Cuántos seguro de si se trata de un cá- de nosotros no hemos tenilido bronce de Auguste Rodin do enamoramientos y haso de aquel gélido tiburón de ta relaciones con personas ajenas a nuestra categoría Damien Hirst. sexual oficial? Así, el súbito despertar de De acuerdo, no CUNNINGHAM la conciencia todos. Pero sí ELIGE COMO homo de Peter LIENZO EL TEJIDO muchos. De ahí en Cuando cae que lo que a mí FAMILIAR, la noche evoca me interese sea SIEMPRE LISTO al John Cheever explorar el tipo de Esto parece PARA ENCOGER O de sexualidad RASGARSE el paraíso. Algo que trasciende

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