CULTURAL MADRID 05-02-2011 página 19

SÁBADO, 5 DE FEBRERO DE 2011 abc. es ABC cultural a historia fiscal española, igual que toda nuestra Historia a partir del siglo XVIII, está impregnada por la pugna entre los austracistas, que siguieron la bandera del pretendiente, el archiduque Carlos, y los centralistas, que apoyaban la de Felipe V. Cataluña fue una de las regiones de España que, con la nueva dinastía, perdió buena parte de su antigua legislación especial. Pero todo se reprodujo tras la muerte de Fernando VII, en 1833, al alzarse otra bandera legitimista por parte del pretendiente Carlos, hermano del Rey difunto, quien, en buena parte, heredaba el mensaje austracista, frente a Isabel II, que se vería apoyada por el partido liberal y el mensaje centralista. Esto empapa las tres sucesivas Guerras Carlistas, teniendo en cuenta que la primera obligaba al victorioso general Espartero a recomendar al Gobierno isabelino el respeto a la realidad foral vasca y navarra. Dejando a un lado la breve II Guerra Carlista de 1848, Cánovas vio, al cruzar los Pirineos para buscar descanso político en París, el estallido de la III como reacción ante las medidas anticlericales del Sexenio Revolucionario. En su texto de entonces que puede leerse en este libro, en la introducción de Cánovas a la obra de Miguel RodríguezFerrer, Las Vascongadas. Su país, su lengua y el Príncipe L. L. Bonaparte, que aparece como apéndice se aprecia que comprende la popularidad en el mundo vasconavarro de las ideologías que se encontraban en las banderas del pretendiente Carlos VII. Pero, cuando de la mano del golpe militar de Martínez Campos y del brazo político de Cánovas, Alfonso XII vuelve a España, la III Guerra Carlista continúa. La reacción de Cánovas fue muy dura, y en 1876 liquidó la contienda. Estamos en plena L 19 CÁNOVAS Y LOS FUEROS Pragmatismo CÁNOVAS Y LOS CONCIERTOS ECONÓMICOS JAIME IGNACIO DEL BURGO Laocoonte. Pamplona, 2010 735 páginas, 28,50 euros Pacto A la izquierda, asesinato de Cánovas. De arriba abajo, documento sobre la Constitución de 1876, de inspiración canovista, Bismarck, admirado por Cánovas, y el Rey Alfonso XII, cuya vuelta propició la Restauración Revolución Industrial. En el norte de España, una formidable riqueza de mineral de hierro puede ser vendida en Gran Bretaña a muy buen precio. Con esa exportación, en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, se puede financiar una excelente expansión siderometalúrgica y naviera. Cánovas imitaría la línea de su admirado Bismarck, quien, para conseguir la estabilidad en la unión del recién creado Imperio alemán, había planteado un proteccionista pacto del acero renano y del centeno prusiano, como así lo denomina Hirschman. Por eso imaginó para España una especie de pacto entre la industria textil catalana, la siderometalurgia vasca, el carbón asturiano y el trigo castellano. Esto se enmarcaba en un planteamiento proteccionista, derivado de los mensajes de List y Carey, y también de lo que se contemplaba en la política arancelaria francesa, en la italiana, en la rusa y en la norteamericana. Las rentas de exportación de los mi- Emporio industrial ROBERTO BOLAÑO Los sinsabores del verdadero policía Volvemos a encontrar a este Bolaño que se nos ha hecho tan familiar como imprescindible... Memorable (del prólogo de J. A. Masoliver Ródenas) ANAGRAMA nerales de hierro y, como se desprende del artículo de M. W. Flinn: Acero británico y mineral español: 1871- 1914 en Revista de Economía Política (mayo- agosto 1957) también las derivadas de los fletes de buques españoles con sede en Bilbao, eran capaces de crear la base de un emporio industrial y financiero en el mundo vasco, al estar protegido éste arancelariamente, y aún más si se aliviaba fiscalmente. Cánovas había derrotado al carlismo, y por ello se veía obligado a proporcionar un castigo, el de la liquidación de los fueros. Pero buscaba una compensación, que fuese la base de un formidable auge económico para las tres provincias. De paso, ese aflujo de capitales, y esas favorables condiciones empresariales, podrían crear un potente núcleo bancario e industrial bursátil. Ahí se encuentra la base de la abolición de los fueros, pero, de modo inmediato, la aparición de los conciertos económicos, que pasaban a instaurar una realidad fiscal favorable para vizcaínos, alaveses y guipuzcoanos. Cánovas, pragmático como siempre, había observado en 1872 que fue la defensa de la religión católica la idea que ha levantado ahora a los vascongados en favor de D. Carlos y en contra del actual gobierno de España Por eso, cuando cierra la polémica en favor de los conciertos declara: La bandera de no pagar puede llevar tras sí tantos soldados como la bandera de la religión Este libro es ahora de fundamental consulta, a causa de exigencias que surgen con fuerza en Cataluña. Debe añadirse que tiene un magnífico prólogo de Marcelino Oreja. JUAN VELARDE FUERTES Fundamental consulta