CULTURAL MADRID 29-01-2011 página 19

SÁBADO, 29 DE ENERO DE 2011 abc. es ABC cultural 19 sidad de esas dimensiones, en ese tiempo concreto, señalará Lanzmann, imponía alejarse de ella. Sin embargo, en una fusión prodigiosa, dialéctica, sin miedo alguno a lo incorrecto o a lo innombrable, en ese empeño englobador y sinceridad casi maníaca, destemplada, que le da una autenticidad notable a sus memorias autenticidad de la que carecen muchos de estos libros parece convocarlos a todos, en un mismo movimiento y gesto: a héroes anónimos que se suicidaban antes de caer en manos de la Gestapo; a representantes de lo mejor de la humanidad como fueron los valerosos jóvenes ajusticiados de la Rosa Blanca de Múnich, resistentes de la tiranía hitleriana; a múltiples participantes de su documental Shoah, como el polaco Jan Karski, como los miembros judíos de los Sonderkommandos de Auschwitz, o a esos nazis ejecutores de las carnicerías, incluidos en su relato. Un relato que afrontaría, más que nada, el hecho de la muerte y, en especial, las imágenes inexistentes de la muertes en las cámaras de gas. Pero, más allá de la muerte, de no dejar de dar cuenta de lo que él llama universalidad de víctimas y verdugos la avidez de Lanzmann por integrar las mejores imágenes y las mejores encarnaciones del inagotable espectáculo del mundo refleja rastros magníficos, apasionantes: desde sabios, como Gershom Scholem, a pensadores y escritores como Deleuze, Jean Cau, Michel Tournier, Francis Ponge y Albert Cohen, o políticos como De Gaulle. Junto a ellos, desfila la memoria robada a cientos de seres anónimos, encontrados por casualidad o por el imperativo de una época que les hacía definirse a todos, con errores o con admirables aciertos. En cada una de esas múltiples encrucijadas, desde París a Berlín, desde Polonia a Israel o España, Lanzmann, gran cazador de huellas dispersas elegir una es impedir la existencia de la otra parece no querer olvidar nada ni a nadie, ni a los posibles ni a los incomposibles como rezaba la filosofía de Leibniz, tema de su licenciatura. MERCEDES MONMANY LIBROS PUROS CATÁLOGO BIBLIOGRÁFICO DE LA COLECCIÓN DE INCUNABLES DE LA BNE JULIÁN MARTÍN ABAD BNE. Madrid, 2010 2 vols. 1.058 páginas, 80 euros Víctimas y verdugos EN ESTA Desde los muerción íntima que le unió a la es- AUTOBIOGRAFÍA, tos de Gallipoli a los de Sobicritora durante CLAUDE ocho años, sino LANZMANN ES UN bor y Treblinka, desde Nankín también por la GRAN CAZADOR (donde existe inquebrantable DE HUELLAS un Yad Vashem devoción que DISPERSAS chino que consentía por la memora a los obra del filósofo. La absorbente pasión por 300.000 asesinados por el la vida y el compromiso con ejército imperial japonés) a el tiempo que le tocó en suerte su visión petrificada ante Los se reflejan en estas memorias fusilamientos del 3 de mayo, de Goya, Lanzmann como extraordinarias. Trabajando incansable- intelectual, como obcecado y mente, sin dejar nada ni a casi visionario recopilador de nadie de lado, por repugnante testimonios estaba guiado o incomprensible que, en oca- por una misión que su generasiones, se presentara para la ción, estrictamente contemHistoria y la verdad un in- poránea al Holocausto, y víctiterminable cortejo de guillo- ma potencial, por tanto, de él, tinados, colgados, fusilados, había alejado por considerar agarrotados o torturados son que poseía un conocimiento traídos a la memoria en las innato inscrito en la sangre. primeras páginas de su libro. El horror ante una monstruo- l maestro Francisco Rico, en un texto titulado Peaje inserto como preliminar a este benemérito Catálogo, define conceptualmente el incunable como libro puro, bibliográfica y tipográficamente puro Continúa diciendo que nadie ha sentido nunca la necesidad de leer un incunable, pues la inmensa mayoría de ellos está compuesta de latinajos jurídicos, baratijas religiosas y epítomes para haraganes Pues bien, con todo y eso, existe una persona capaz de haber leído, con necesidad y sin ella, las 2.297 ediciones y los 3.158 ejemplares de incunables que se dan cita en las estanterías de nuestra Biblioteca Nacional o, por lo menos, ha recorrido con morosidad sine hora las páginas de todos esos ejemplares y esa persona responde al nombre de Julián Martín Abad. Martín Abad es, además de un bibliotecario, bibliógrafo y bibliófilo paradigmático, un lector compulsivo de literatura contemporánea, lo que no suele ser frecuente entre eruditos, y un apasionado del libro y de la literatura a la vez, lo que es aún menos frecuente, ya que casi nunca coincide el amor por el envoltorio con el amor por el contenido. Pero en él si coinciden, y hasta conviven en feliz maridaje, esas dos pulsiones amatorias, a la que añadiríamos una tercera, que lo ha impulsado desde antiguo a escribir versos, otro dato inusual en su fértil carrera de bibliomaníaco. El hecho es que, como dice Gloria Pérez- Salmerón, actual directora de la Biblioteca Nacional, en su texto de Presentación el último y más importante eslabón en la ya larga cadena de catalogar el riquísimo elenco de incunables que atesora la BNE es este que, pulquérrima- E mente editado por la propia Biblioteca, ha publicado el incansable y polifacético Julián Martín Abad. Cada incunable tiene su biografía personal, y es esa intransferible peripecia vital la que describe en cada caso, con una minuciosidad y una pulcritud entreveradas de excelencia literaria El Catálogo consta de dos volúmenes de numeración corrida. El primero es el corpus del Catálogo bibliográfico propiamente dicho, con una admirable y extensa Introducción de Martín Abad seguida de una Bibliografía consultada Constituyen el segundo volumen unos índices exhaustivos de autores, traductores y editores literarios, de lugares de impresión, de encuadernadores y de anteriores poseedores, al mismo tiempo que 35 ilustraciones a todo color y tres tipos de correspondencias, imprescindibles en este tipo de catálogos: la de las noticias bibliográficas de los catálogos previos de la colección y las del presente, la de las signaturas topográficas modernas y las noticias de este Catálogo bibliográfico, y la de signaturas topográficas antiguas y modernas. Nos hallamos delante de un opus magnum. Una de esas empresas comparables tan solo a las de otro tiempo, pues resulta difícil imaginar que en un mundo como el presente pueda alguien tener la capacidad de trabajo y de abstracción suficientes como para sumirse en una obra de la importancia y entidad de este Catálogo. La Biblioteca Nacional de España ya puede presumir de que su colección de incunables ha sido objeto de una modélica catalogación y de un estudio punto menos que definitivo. LUIS ALBERTO DE CUENCA Opus magnum Feliz maridaje