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CULTURAL MADRID 22-01-2011 página 37
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Libre de imposturas En su último disco, Connection Térez Montcalm pone la fragilidad de su ronca voz al servicio de una de las mejores propuestas de pop jazz Por Eduardo Hojman country glorificada. Pero son muchos los factores que la distinguen de todas ellas. En primer lugar, la voz: definirla como una mezcla rara de Janis Joplin y Billie Holiday, de Edith Piaf y Shirley Horn, sirve apenas para dar una idea del extraordinario rango vocal de Térez Montcalm, con un canto inmensamente erótico, que se desliza sin fisuras entre la ronquera y el susurro, entre el grito y la caricia. Nacida en Quebec en 1963, Montcalm llamó por primera vez la atención fuera de Canadá en 2006 con Voodoo. En este disco está todo: covers de jazz y pop adulto, con una versión arrolladora de Sweet Dreams de Eurythmics y un swing totalmente contagioso en Voodoo Child de Jimi Hendrix, además de standards de jazz como I Want to Be Around y Love. Autodefinida como cantante de jazz con una actitud rock Montcalm acompañó el lanzamiento en España de Voodoo con una gira modesta que la llevó a locales como el Jamboree barcelonés donde, ante una escasa audiencia de afortunados, llenaba el escenario con una garra y una energía que parecían ocultar todo el tiempo la fragilidad ronca de su voz. Hace pocos meses, llegó a España su último disco, Connection, una continuación natural de Voodoo, con una orquestación igualmente austera de guitarras acústicas, contrabajo y batería, y algunos invitados. Además de cantar, Montcalm toca su guitarra como quien blande un escudo, versionando con la misma calidad y profundidad a Cole Porter y U 2 (en una notable versión de Where the streets have no name) a Charles Aznavour y Lucio Battisti, además de incluir algunas de sus propias canciones y las de su constante compañero de viaje, el productor Michel Cusson. Tanto Voodoo como Connection, dan cuenta no sólo de la impresionante madurez de una artista que parece más cómoda en formatos pequeños, casi anónimos, sino también de la excitante posibilidad de crear una música donde lo mejor del jazz y del pop- rock se junten sin conflictos, totalmente libre de las imposturas de muchas cantantes de pop jazz de carreras infladas y destino de música de hotel. Y sí, puede ser que mujeres así salven el jazz. versal TÉREZ MONTCALM CONNECTION CD. Uni- SÁBADO, 22 DE ENERO DE 2011 abc. es ABC cultural 37 AFINACIONES Musicadhoy homenajea a Helmut Lachenmann (abajo) con un ciclo de conciertos en los que el universo sonoro del compositor alemán se complementa con piezas de otros músicos, presentes y pasados. Un buen ejemplo de ello es el programa de apertura del ciclo, el día 28 en el Auditorio Nacional, donde la soprano Sarah Maria Sun y la pianista Yukiko Sugawara interpretan obras de Ravel, Hidalgo, Schoenberg y Lachenmann. Mirada presente Una guitarra como escudo H El clavecinista Fabio Bonizzoni y su grupo la Risonanza (abajo) han sido recientes protagonistas de uno de los proyectos discográficos más relevantes de los últimos tiempos, el dedicado a las cantatas italianas de Haendel en Glossa. No menos ambicioso es el programa que presentan el próximo viernes en el Auditorio Nacional de Madrid: las Vísperas de la Beata Virgen de Claudio Monteverdi. Sendas ambiciosas ace no muchos años, una importante revista norteamericana se preguntaba si las mujeres terminarían siendo quienes salvarían el jazz, un género musical que, a pesar de sus muchos avances y de la proverbial libertad que representa, nunca consiguió sacudirse su profunda inclinación machista. Desde la misma portada, la publicación aludía, de manera explícitamente exclusiva, a las cantantes, mujeres como Cassandra Wilson, Diana Krall o Norah Jones quienes, con calidades y paradigmas muy diferentes, habían conseguido atraer a un público adulto con ganas de escuchar una música más bien agradable, poco desafiante y con profundidades las justas. A pesar de provenir de orillas muy diversas, y de administrar de manera muy diferente el legado del jazz vocal, esas y otras cantantes semejantes (como Madeleyne Peyroux en el lado de los buenos y Melody Gardot en el lado de lo descartable) no tardaron en encasillarse en la cómoda categoría del pop jazz para mayor gloria de los departamentos de marketing de las discográficas. En una aproximación apresurada, la canadiense Thérèse Montcalm, alias Térez, podría inscribirse fácilmente dentro de esa categoría, en especial si se echa una ojeada a su repertorio más reciente, standards de jazz y canciones clásicas del pop encaradas con una orquestación acústica y mayormente austera, casi como una banda En Connection Térez Montcalm (a la izquierda) consigue su álbum más internacional El Ensemble Intercontemporain, una de las más prestigiosas agrupaciones dedicadas al repertorio actual, ofrece pasado mañana en el Auditorio Nacional un programa dedicado a tres clásicos del siglo XX Stravinsky (Octuor) Donatoni (Flag) y Ligeti (Concierto para piano) y una pieza de Arnulf Herrmann, Fiktive Tänze. Tomará la batuta su directora titular, Susanna Mälkki (abajo) Clásicos del siglo XX TEXTOS: S. R.

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