CULTURAL MADRID 15-01-2011 página 16
- EdiciónCULTURAL, MADRID
- Página16
- Fecha de publicación15/01/2011
- ID0005898361
Ver también:
Libros 16 UNI- VERSOS JESÚS HILARIO TUNDIDOR EN LA ORILLA IZQUIERDA DE NOVIEMBRE Entre estos árboles debe haberse escondido mi alegría, brisa del Tormes, hasta media cintura como en el puente de la piedra. La brujería de los hechiceros ha roto mi pasado, la nobleza de la palabra que nació del amor. También ellos conocen bajo el turbio cubil de sus ensalmos el esplendor del iris la pureza del cielo y la inocencia de las estrellas o el color de mi ánimo donde la amistad yace. Contra las esparcidas sombras de sus encantamientos florece ahora el otoño al pío de la tarde: intimidad y nombres y visión, tú, Salamanca mía, alabeada en la inocencia de las hojas, cercenando la altura de amarillo tributo... No abdicaré. Es mi vida, la que comparte camaradería, sexo y vino al trémulo gozo de lo verdadero. Ni siquiera lo incierto de la mentira, lo cruel del ensilenciamiento (un día lavará abril lluvioso toda la corteza del bosque) se incorporan al tacto de noviembre que es verdad y es belleza y augurio sobre el aire. PIEZAS FIJAS GARCETAS BLANCAS DEREK WALCOTT Traducción y prólogo de Luis Ingelmo Bartleby. Madrid, 2010 211 páginas, 17 euros JESÚS HILARIO TUNDIDOR. Nacido en Zamora, en 1935, consiguió el Premio Adonais en 1962 con su primer libro, Junto a mi silencio. Desde entonces su obra no ha hecho más que crecer, hasta convertirse en una de las voces más representativas de la lírica castellana de hoy. A través de títulos como Tetraedro, Libro de amor para Salónica, y Lectura de la noche, entre otros, transcurre una trayectoria que ha merecido galardones como el San Juan de Baños, el de la Academia Castellano- Leonesa de Poesía, el León Felipe o el de la Asociación Madrileña de Críticos. Acaba de publicar Un único día. Poesía 1960- 2008 (Calambur) dos tomos que el autor considera su obra definitiva. Selección y coordinación de Amalia Iglesias Serna os citas de dos mer lleva a las fronteras del autores espa- papel y que produce el mismo ñoles En el efecto doble de lágrima y de olvido están encaje en que se diluye tanto l o s r e c u e r- la superficie borrosa del mar dos de An- como la no menos borrosa de tonio Gamoneda, y Los ca- la costa. prichos de luz de la memoria de Francisco Ruiz Noguera Denuncia ecológica podrían ayudar a definir el cli- Pero este es el símbolo gema y el horizonte emotivo- neral y no el título del libro, mental de este libro en el que cuya explicación está en los Derek Walcott descompone dos últimos versos del poema el mosaico que su experiencia 32: deja que los poemas rovital ha ido formando, y lo ha- tos se alejen cual bandada ce en una manera que remite de garcetas blancas que por a la del soneto que lleva den- fin libres suspiran Y es que tro de sí el genoma del anti- el tono genérico del texto es guo epigrama y que se con- el de una elegía vivida como trae o se amplía según las ne- liberación. Lo que lo acerca cesidades del flujo y del cau- mucho a la morfología de un dal. De ahí la unidad métrica diario en el que asistimos a y visual que tiene y, a la vez, ese acuerdo esculpido que la variedad temática y la serie cada estrofa fija como un de innovaciones formales que acorde incrustado en la sinpresenta, y que Luis Ingelmo, fonía de lo autobiográfico, a en su amplia introducción, la que no es ajena la literadescribe con detalle. Los cin- tura en Walcott incluso lo cuenta y cuatro poemas que más íntimo y personal está lo integran tienen todos una siempre altamente literatuarquitectura interna basada rizado y que constituye un en el carácter orgánico de la paisaje más auténtico y vivo rima (egrets- regrets) y un sis- que el real, pues es en él dontema referencial próximo a la de lo real se revela o se propintura de Cézanne y de Gau- duce en ese language beyond guin. speech, en ese idioma más Podría decirse que la clave allá del habla en el que las de toda su escritura es el mar cosas, y no nosotros, se suecontemplado en el espumo- len expresar. so batir de sus orillas, y que Pero Walcott, por más la historia que contiene no que sea un poeta del lenes tanto la de la guaje en la naturaleza como línea de Paul EL TONO la de una transteMuldoom, GENÉRICO DE rrada realidad que ESTE POEMARIO como él misWalcott acuarelimo reconoce, ES EL DE UNA za, llevando a las no es ajeno a ELEGÍA VIVIDA fronteras del verso la poesía de COMO el mismo difumino denuncia LIBERACIÓN que Winslow Hoecológica D Paraíso perdido Derek Walcott (arriba) añora el tiempo pasado en el que Santa Lucía, el pequeño Estado caribeño donde nació (a la derecha, mapa de la isla) no se había convertido todavía en un mero parque temático vacacional que, desde Horacio y Séneca, constituye una de las más firmes morales de las letras y a la que él se adscribe, de modo manifiesto, en The Acacia Trees uno de los mejores poemas de este libro, en el que, como en tantos textos de la Antigüedad, hay un interlocutor mudo o ficticio. Y es que la obra de Walcott es un diálogo con la tradición: él mismo ha explicado cómo y de qué manera su práctica de la escritura se formó, y conviene tenerlo muy en cuenta si se quiere entender tanto su origen como su funcionamiento, y su idea de los