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CULTURAL MADRID 15-01-2011 página 14
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CULTURAL MADRID 15-01-2011 página 14

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Libros 14 AL PASO BALÓN DE ORO IGNACIO RUIZ QUINTANO n las sociedades laicistas no hay Becerro de Oro; hay Balón de Oro, a cuya gala anual acudió esta semana el entrenador español Guardiola, felizmente bautizado por Ibrahimovic como el Gandhi de Sanpedro. Fue vestido de humorista catalán señor que hace humor blanco (simple) en traje negro y llevando de la mano, como las madres de las folclóricas, a tres futbolistas chaparretes que han prosperado a base de astucia: Xavi e Iniesta, que a mí me recuerdan a Joselito y a Pablito Calvo, por un lado, y por el otro, Messi, ganador del Balón de Oro por su rol (lo bueno de decir rol es que ya nadie hace preguntas) en el Mundial de Suráfrica. He aquí los pormenores históricos de una anomalía cultural que nos avergüenza ante el mundo escribe, al borde del hipo, Muñoz Molina, que se ha metido entre pecho y espalda lo último de Mosterín, el Tartarín del CSIC. Es verdad que Molina habla de los toros bravos, pero su alegato valiente vale para los Balones de Oro. El toro bravo nos alecciona Molina no embiste; el toro bravo... huye. De lo cual Molina deduce que torear a un toro bravo no es arte, como creía Cocteau, aquel monstruo lombrosiano, sino tortura, como quiere hacernos creer este epígono de la Ilustración que, en el pupilaje del Instituto Cervantes en Nueva York, atribuía al Oso Yogui (Yogui Bear) las citas del beibolista Yogi Berra, y nadie dice que esto nos avergüenza ante el mundo porque para el mundo es irrelevante lo que Molina haga con su inglés. Otra cosa es lo que hace con nuestro español. Queremos que cualquiera que pueda encontrar un trabajo sea capaz de encontrar un trabajo es una cita famosa de Berra. Y uno querría que Molina entendiera que para torear a un toro bravo hay que saber torear, y, sin embargo, para ser académico no se necesita saber escribir, como prueba la aceptación académica de murciégalo (murciélago) toballa (toalla) o almóndiga (albóndiga) Pero hablábamos del Balón de Oro... E SIN MEDIAS TINTAS PLUMA EN RISTRE que El liberalismo es pecado, opúsculo decimonónico del clérigo catalán Sardà Salvany, es literariamente malo, subraya su utilidad para combatirlo. Si Max Weber maridó el protestantismo y el origen del capitalismo, Castellani sostiene que la destrucción de la síntesis cuerpo- alma proviene de Lutero y Calvino; y su mezcolanza de los liberales Entre los autores de cabecera, el tradicionalismo español de los Nocedal, Cortés, Balmes y Menéndez Pelayo. Lector del semanario Destino, Castellani no se fía de Ortega ni de Julián Marías; inscribe a Aleixandre y Gerardo Diego en la escuela del disparate y califica La familia de Pascual Duarte de tosca y atroz La presunta bondad primitiva atribuida al protagonista simboliza a quienes fueron y crearon la Guerra Civil. Su patria argentina le desespera: Falta la estabilidad política, y así no se puede trabajar, ni progresar, ni ir a ninguna parte. Y falta la estabilidad, porque falta la legitimidad; es decir, no hay un gobierno lícito, ni democracia, ni aristocracia, ni monarquía escribe en 1968. Su actitud legitimista no excluye la crítica hacia una jerarquía que se ha alejado de sus orígenes. La Iglesia debe estar en su sitio. Si una Orden debe modernizarse, aconseja, debe ir para atrás; es decir, debe remontarse a sus fuentes, a sus primeros tiempos, a su Fundador; y buscar allí cuál fue la misión que le dio nacimiento... Tampoco le gustan a Castellani los partidos políticos; se pregunta por qué el hecho de ser argentino no está por encima del hecho de ser radical, socialista o nacionalista Un tradicionalismo aderezado con la crítica acerba al capitalismo y marxismo, digamos, científicos La economía, afirma, no puede ser llevada científicamente sino a la luz de los principios morales, o sea de la esencia misma de la especie humana Esa des- moralización del Homo Economicus derivaría de un liberalismo reconvertido en religión. Es entonces, y tal vez la crisis actual pudiera darle la razón, cuando una cantidad de pecados y crímenes dejaron de serlo (como la usura, la expoliación subdola y las estafas financieras para empezar SERGI DORIA Principios morales LEONARDO CASTELLANI Ed. de Juan Manuel de Prada Libroslibres. Madrid, 2010 330 páginas, 20 euros ara quienes no conozcan a Leonardo Castellani (18991981) destacaremos su trayectoria intelectual a contracorriente. Ordenado sacerdote, en 1931 hubo de abandonar la Compañía de Jesús en 1949 y fue suspendido en su ministerio hasta 1966. Su primer título editado en España, Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, revela las intenciones del teólogo, y Juan Manuel de Prada recopila sus artículos inéditos bajo otro epígrafe combativo: Pluma en ristre. El antólogo ordena en ocho apartados estos escritos que conjugan el vigor polemista con la apologética católica: liberalismo, economía, cultura española, corrientes históricas, iglesia en sociedad, pensamiento católico, crítica cultural y política. Publicados en su mayoría en la revista argentina Dinámica social, fue- P ron acogidos años cincuenta y sesenta con eso que Pedro Antonio de Alarcón denominó la conjuración del silencio Huir del tópico Como advierte De Prada, si su fe no desmayó ni un ápice, mucho menos lo hizo su escritura, que no hizo sino engrandecerse y acrisolarse en la tribulación, como la caballerosidad de don Quijote se engrandecía y acrisolaba ante las chanzas y escarnios de sus reidores Castellani se expresa sin medias tintas y con retranca; es tan capaz de admirar la ortodoxia eclesiástica como de atacar sus aspectos teológicamente discutibles sin importarle lo políticamente correcto y huyendo del confortable lugar común: Yo soy un escritor religioso; si fuese popular, no sería un escritor religioso proclama. Desde la primera línea muestra sus cartas. Abomina del pensamiento liberal y, aunque reconozca Castellani (arriba) escribió sobre varios pontífices, entre otros, Juan XXIII. En la parte superior, Edward Asner dándole vida en una serie televisiva

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