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CULTURAL MADRID 17-04-2010 página 46
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CULTURAL MADRID 17-04-2010 página 46

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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C. CÓMIC Los cuentos clásicos y el cómic han seguido trayectorias curiosamente paralelas. Aunque la historia de los primeros se remonta mucho más atrás en ocasiones hasta perderse en la frontera con los mitos el nacimiento del cómic puede fecharse en una época en la que algunos de los cuentos más célebres aún estaban siendo creados o tomando su forma definitiva. Rudolf Töpffer es coetáneo, por ejemplo, de Hans Christian Andersen. El cómic, nacido como herramienta para la sátira, fue derivando poco a poco hacia un público más infantil a un ritmo muy similar al que los cuentos iban conociendo versiones más edulcoradas. Y, dado que sus caminos iban en la misma dirección, no podían por menos que encontrarse, aunque fuese sin mucha gracia. Y, así, uno de los primeros contactos con el cómic de muchas generaciones han sido cuentecillos con las versiones disneificadas (o similares) de los cuentos e historias de Perrault, los Grimm, Andersen, Carroll, Collodi, Spyri... CAMBIO DE TORNAS. Pero con el tiempo las tornas han ido cambiando. El cómic lleva décadas empeñado en demostrar que es un medio que puede narrar mucho más que historietas para críos Al mismo tiempo, cada vez más autores se atreven a examinar de otra forma los cuentos, sacándoles jugos poco aptos para el consumo infantil. Y esa revisión de los cuentos se ha dado en la literatura, en el cine, en el teatro y hasta en la música, pero también en el cómic, y cada vez con más frecuencia. En los últimos años han aparecido ejemplos abundantes y de lo más variado. Por ejemplo, es difícil imaginar dos versiones más diferentes de un personaje que las que hacen el español Carlos Bribián en Pinocho Blues (Glénat, 2010) y el francés Winshluss en Pinocchio (La Cúpula, 2009) El primero transforma radicalmente la historia y pone al personaje de Carlo Collodi en un escenario de fantasía con princesas y monstruos para construir un cuento con moraleja para adultos, en el que Pepito Grillo tiene un algo de gurú de la autoayuda. En contraste, Winshluss sigue mucho más fielmente los episodios MANUEL MUÑIZ MENÉNDEZ ÉRASE UNA VEZ UNA VIÑETA LOS CUENTOS CLÁSICOS Y LOS TEBEOS SE HAN CRUZADO EN MÚLTIPLES OCASIONES. AHORA VUELVEN A UNIRSE, PERO DESDE UNA PERSPECTIVA MÁS ADULTA, CON PINOCHOS UNDERGROUND O FÁBULAS EN EL EXILIO PINOCHO Y ALICIA PROTAGONIZAN VARIOS CÓMICS RECIENTES. ARRIBA, A LA IZQUIERDA, UNA PÁGINA DE ALICIA EN SUNDERLAND DE BRYAN TALBOT. A SU DERECHA, ILUSTRACIÓN DE PINOCCHIO DE WINSHLUSS del original, pero su mirada tiene toda la mala uva del underground más ácido: Pinocho es un robot inventado con fines militares, sin nada de humano, y Pepito es aquí Pepito Cucaracha, un vividor que okupa la cabeza de Pinocho sin casi enterarse de los líos en los que este se mete, salvo por los desperfectos que provocan en su apartamento ÉXITOS Y MAESTROS. De entre estas reinvenciones, la más amplia y más extensa y una de las más exitosas es Fábulas (Planeta) una serie creada en 2002 por Bill Willingham y dibujada en su mayor parte por Mark Buckingham, en la cual los personajes de los cuentos se encuentran exiliados en Nueva York, expulsados de la tierra de las leyendas. La visión modernizada que Willingham ha construido de las fábulas le ha llevado a ganar varios premios y ha dado lugar a un spin- off, Jack of Fables. Hasta los grandes maestros han aportado sus ideas a esta nueva perspectiva sobre los cuentos. Uno de los ejemplos más destacados es el de Alan Moore, quien junto a su es- posa Melinda Gebbie creó Lost Girls (Norma, 2008) una novela gráfica de tono muy erótico que reunía a versiones adultas de Alicia, Wendy (Peter Pan) y Dorothy (El mago de Oz) Por supuesto, sigue habiendo quienes sencillamente se mantienen fieles a la forma clásica de las historias, como hacen David Chauvel y Xavier Collette en su reciente adaptación de Alicia en el País de las Maravillas (Glénat, 2010) Pero también hay quien toma derroteros completamente opuestos, como ha hecho Bryan Talbot (en cuya dilatada carrera encontramos, entre otros títulos, colaboraciones en Fábulas) revisando también la obra de Lewis Carroll. Su Alicia en Sunderland (Mondadori, 2010) por más que él la califique de novela gráfica, es más bien un singular documental gráfico en el que Talbot se desdobla en tres personajes para hablarnos de la historia de Inglaterra, la historia de Sunderland y sus alrededores, la historia de Lewis Carroll, la historia de Alice Liddell y su familia y la historia del cómic británico, todo junto y revuelto, pero muy bien revuelto. DESMESURADO. Por si eso fuera poco, Talbot mezcla material propio y ajeno; y la parte gráfica es una amalgama de dibujo, fotografía retocada, ilustración y collage. El resultado es un cómic apabullante, desmesurado y francamente genial, que recuerdapor su singularidad al Catálogo de novedades ACME de Chris Ware, e incluso en su mezcla de bromas y veras, de ficción y documento a la película Fraude, de Orson Welles. Así, el cómic y los cuentos vuelven a reunirse, pero esta vez para demostrar que son mucho más que un juego de niños. Es hora de que los mayores se lleven un cuento a la cama. HAY QUIEN LLEVA LAS HISTORIAS POR DERROTEROS COMPLETAMENTE NUEVOS, COMO HACE BRYAN TALBOT EN ALICIA EN SUNDERLAND UN SINGULAR DOCUMENTAL GRÁFICO ABCD 46

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