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CULTURAL MADRID 20-02-2010 página 28
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CULTURAL MADRID 20-02-2010 página 28

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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l. ensayo comunicaDos De la tortuga celeste andrés ibáñez El impresionismo ios mío, qué crisis tan terrible la que pasé el otro día visitando la exposición del impresionismo de la fundación Mapfre. Se titula El impresionismo. Un nuevo renacimiento y pretende mostrar la revolución impresionista en el contexto de la pintura de su tiempo. Por esa razón, muchos de los cuadros no son impresionistas, sino que pertenecen a esas tendencias como el simbolismo, el realismo, el neoclasicismo, el historicismo, etc. que dominaban la pintura francesa de mediados del siglo XIX. En seguida me quedo maravillado con la Reunión de familia de Bazille. Claro está que Bazille no es exactamente impresionista. Se le suele unir al grupo porque era de la misma edad y amigo de todos ellos, pero la Reunión... por ejemplo, a pesar de su espontaneidad y de la bellísima luz meridional que la llena, carece de ese tono de improvisación y de ese aire inconcluso que es consustancial al arte impresionista. La pincelada es suelta, cargada de color, pero se remansa delicadamente para representar los rostros. Qué lástima, me D dame Manet al piano de Manet, La estación de Saint Lazare de Monet: ¡esto, esto es la pintura! La pincelada suelta, el cuadro convertido en un montón de brochazos visibles a simple vista. Dios mío, me digo alarmado, qué pereza me dan estos cuadros. ¿Será que los conozco demasiado? Renoir es una maravilla, ya lo sabemos, pero ¡tantos chorros de pintura, rojo, azul, viridiana, violeta, amarillo, amontonados en un furioso pintarrajeo! Mis ojos caen entonces en la Muchacha con chaqueta roja de Tissot, y siento que algo en mi interior se tranquiliza, se abre y se predispone a la felicidad. la revolución moderna. Ah, cómo me calma la perfección de Tissot, su intensa poesía. Pero bueno, me digo a mí mismo, ¿es que ahora te va a gustar más Tissot que Renoir? ¿Estás idiota? Con Puvis de Chavannes me quedo de nuevo extasiado. El globo y La paloma son pinturas simbolistas ejecutadas en un solo color, llenas de misterio y de poesía. ¿Y las Muchachas a la orilla del mar? Contemplo estos cuadros y me pongo a soñar. Escapo de allí, asustado, diciéndome que con pintura simbolista y poesía y sueños y tonterías así nunca se habría producido la gran revolución moderna. Entro en un cuartito donde está la Diana de Gustave Moreau. Y oigo una voz en mi interior que dice: esta pintura me gusta más. Intento acallarla con todas mis fuerzas, dándome a mí mismo una pequeña conferencia sobre estética. Salgo de allí buscando brochazos y salpicaduras de pintura, pero el daño parece ya irreparable. Cézanne me parece antipático y abstracto, con esos paisajes grises en los que ya no hay luz. Los pavos de Monet me parecen horribles. Las pitas azules del Paisaje argelino de Renoir me resultan ridículas y, decididamente, de mal gusto. ¿Le pasa algo? me dice el vigilante solícito. Tiene usted mala cara Le digo que me siento un poco mareado porque acabo de darme cuenta de que la gran revolución moderna del arte me da exactamente igual. El vigilante suspira y menea la cabeza. Le pasa a mucha gente me dice. Yo no sé a quién se le ha ocurrido la idea de poner todos estos cuadros juntos, pero es diabólico el efecto que tienen en algunas personas. ¡Miran más a Tissot que a Cézanne! Es que es más bonito digo yo bajando mucho la voz. El vigilante me contempla con gesto duro, como si fuera a recriminarme. Abre la boca y la cierra. Luego se da la vuelta para asegurarse de que no le oye nadie y me dice: Estoy de acuerdo. Pero no lo vaya diciendo por ahí qué pereza me dan estos cuadros. ¿será que los conozco demasiado? renoir es una maravilla, pero ¡tantos chorros de pintura en un furioso pintarrajeo! digo, que Bazille no fuera impresionista. Con un suspiro, sigo caminando, disponiéndome a horrorizarme con las pinturas academicistas y a maravillarme con la gran revolución impresionista. belleza sobrenatural. El nacimiento de Venus de Bouguereau es un típico ejemplo del arte neoclásico contra el que reaccionaron artistas como Manet, Monet o Renoir. Cuerpos perfectos atravesados por una luz anaranjada. Rostros de belleza sobrenatural. Sé que no debería mirar tanto este cuadro, que representa el pasado, pero me siento tan atraído por esa mórbida carne de las ingles, de los muslos, que no puedo apartar la vista. Al lado está la Virgen de la Consolación, también de Bouguereau. Dios mío. Este cuadro me hipnotiza completamente. Además, no me parece convencional ni académico en modo alguno. ¿Qué diablos me pasa? Intento apartar los ojos, sabiendo que estos cuadros son malos, obligándome a continuar. Ma- EL PRoBLEMA DE ESPAñA la inquisición es uno De los elementos QuE DIo PIE A LA LEYEnDA nEGRA, QuE EL hISPAnISTA fRAnCéS JoSEPh PéREz ABoRDA En ESTE ESTuDIo. ARRIBA, AuTo DE fE En LA PLAzA MAYoR DE MADRID (1683) DE fRAnCISCo RIzzI la leyenDa negra Joseph pérez TRADuCCIón DE CARLoS MAnzAno GADIR. MADRID, 2009 266 PáGInAS, 22 EuRoS ricardo garcía cárcel opinión de los extranjeros, la inseguridad que otorga creerse el ombligo del mundo, sujetos pacientes de la mirada universal. En el año 2007, Luis Español dedicó un libro a Juderías, contextualizando el nacimiento del término en el marco de los debates sobre el problema de España. tres vertientes. Ahora el hispanista francés Joseph Pérez vuelve sobre el tema. Digamos, de entrada, que tiene un gran interés el que sea un hispanista de raíces españolas quien aborde una cuestión que necesita depurarse de sus connotaciones indigenistas originarias. Los hispanistas se han convertido en los mejores redentores de las ansiedades identitarias de los españoles. La doble identidad de los hispanistas de apellidos españoles propicia especialmente la comprensión y análisis de nuestros viejos problemas históricos. Pérez, en este caso, disecciona el concepto de leyenda negra en tres vertientes: la reacción contra el imperialismo de la dinastía de los Austrias; la hostilidad ideológico- religiosa especialmente emanada del protestantismo contra el nacional- catolicismo oficial hispánico y, por último, el complejo Sabido es que el término leyenda negra lo institucionalizó en 1917 Julián Juderías, a través de un libro de enorme éxito, aunque tal concepto fue usado por primera vez por Emilia Pardo Bazán y Blasco Ibáñez. La obra de Juderías pretendía confrontar la verdad histórica con las difamaciones y calumnias, que, desde Europa y América, se han lanzado contra España. Juderías escribió su obra con beligerancia apologética de la España atormentada por las críticas foráneas. En 1992, en plena euforia preolímpica, el que firma estas líneas escribió un libro sobre la leyenda negra con voluntad desdramatizadora, incidiendo, más que en la naturaleza de las acusaciones a España y en sus falsedades, en el síndrome de la interiorización de la leyenda negra, la inquietud ante la dependencia de la aBcD 28

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