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CULTURAL MADRID 06-02-2010 página 13
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CULTURAL MADRID 06-02-2010 página 13

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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el enemigo era otro el teatro de la guerra carlos pujol menoSCUarto. PalenCia, 2009 119 PáginaS, 13 eUroS en busca de las raíces. finalizaDa la SegUnDa gUerra mUnDial, Un ofiCial norteameriCano raStrea en Una alDea alemana SUS orígeneS familiareS libro a libro va trazando Carlos Pujol un estupendo mosaico de la trastienda de la guerra. ¿Qué guerra? Cualquiera. en el fondo, todas son la misma. Y para llevar al lector a esa conclusión, hila Carlos Pujol una serie de novelas cortas que parecen fábulas, y que sorprenden a sus protagonistas, siempre al margen de la heroicidad, en el contexto de diferentes conflictos. recordaré dos novelas anteriores con las que El teatro de la guerra forma una especie de trilogía: Los días frágiles (2003) que trataba de tres días de la vida de la gente corriente en los momentos en que las tropas de Hitler entraban en París, y Antes del invierno (2008) centrada en Barcelona, cuando, al final de la guerra mundial, la ciudad se ha llenado de espías. El teatro de la guerra va directamente a la posguerra nazi y al corazón de alemania, José maría pozuelo yvancos sus análogos alemanes se sirve aquí como contrapunto de la acción. Y la otra gran condición estilística de Carlos Pujol es que, por su manera de escribir, parece un español inglés (antes que yo, Cervantes unió ese sustantivo y ese adjetivo, en femenino entonces) Posiblemente deba Pujol su peculiar estilo a Conan Doyle, pero el caso es que El teatro de la guerra no se entendería bien sin esa ironía y esa distancia con las que Kelly contempla a los otros los supuestos enemigos alemanes. toda la novela está construida desde el mecanismo de la distancia. Kelly es un extranjero, un norteamericano, pero sus orígenes alemanes y el dominio de esa lengua le hacen menos extraño. ¿qué es la verdad? De tal duplicidad extrae la novela el juego de la mirada compleja, menos simple que la maniquea de buenos y malos que ha nutrido toda la literatura del conflicto de 1939- 1945, al menos hasta que irène némirovsky nos enseñó a mirar de otra manera en su Suite francesa. en la escritora judía se trataba de un pueblecito francés ocupado por los nazis en plena guerra; en la de Pujol se trata también en un pueblecito de ver a familias con miedo, perplejas, habitantes de un mundo de secretos, inaccesible a Kelly. la trama urdida por Pujol está hecha de pequeños diálogos, de ciertos elementos que se intuyen (el silencio sobre los Keller hace pensar al lector que fueron judíos exterminados o que al menos viven camuflados) de otros que se entrevén (la lucha armada de la resistencia juvenil alemana) todo el mundo de sucesos que la novela ha sabido ofrecer se ve, mediante la figura recurrente del caleidoscopio, complejo, lleno de matices. nos invita a mirar al enemigo como otro, distinto a quien creíamos. Basta con cambiar de nivel de observación, basta con estar atento a los detalles. Hay un momento en que oímos decir a un personaje: ¿Qué es la verdad? Cada cual tiene la suya y a nosotros nos interesa la nuestra (página 92) la sutileza de la mirada y una estética que parece arrancada del cuento prende en un laconismo cargado de significación. Carlos Pujol viene ofreciendo de tal manera una lección importante. Hemos tenido grandes construcciones sobre la etapa quizá más terrible de la Humanidad. la pregunta que esta novela plantea es: ¿el enemigo verdadero era ése que creíamos? ¿Se llamaba Keller, trabajaba en una fonda, era sastre? Sin grandilocuencia ni discursos, esta novela corta transmite sus ideas como quien no quiere la cosa, con esa naturalidad profunda de quien escribe desde la persona y desde un humanismo intelectual que reclama nuestra atención sobre la vida de los otros. n Sin grandilocuencia ni diScurSoS, pujol tranSmite SuS ideaS con la naturalidad profunda de quien eScribe deSde la perSona y deSde el humaniSmo intelectual donde el sexo no contiene un ápice de erotismo escenas que se cuentan entre lo mejor del libro esta novela, que se muestra en sus tramas tan cambiante como la realidad que intenta describir, es una de las muestras más cabales, se entiende que literariamente, del retrato de un mundo, el de nuestra modernidad, en descomposición. en este sentido, creo que Juan francisco ferré atiende más al eco del J. g. Ballard de Crash o Milenio negro que al de otros contempladores de lo apocalíptico, inmersos en una visión un tanto de comiquería de la existencia por venir. Desde luego que la metáfora que recorre el libro es evidente, pero lo que conviene destacar de estas páginas es su profunda ironía: la destrucción está enquistada en la fundación misma de lo utópico. el lado tenebroso. no es baladí que la trama suceda en Providence, lugar antiguo, fundacional, de algunas de esas nuevas jerusalenes que el democrático puritanismo diseminaba con el libro en la mano y el voto ciudadano en la otra. no es baladí, tampoco, que la trama se extienda al significado del nombre mismo de la localidad, la Providencia divina, y que todo ello esté asociado al horror, a la sensación, quizá un tanto infantiloide pero llena de esa tendencia a la publicidad tan de aquella tierra, con que un escritor de dudosa excelencia como lovecraft supo reflejar el lado tenebroso del que estaba construida esa nueva Jerusalén. contraste brutal. es mérito de Juan francisco ferré haber sabido aunar el espanto naif que sostiene los mitos de Cthulhu con el horror tan verdadero que surge de los mundos atisbados por Ballard. Podría haber recurrido a otras deudas, por ejemplo a nathaniel Hawthorne incluso podría haberle venido de perilla pero el brutal contraste que recorre el libro, esa mezcla de horror, banalidad, inanidad, sexo y estupidez, se hubiera visto lastrado al haber entrado en otros ámbitos. Providence es un libro escrito con inteligencia, además de ser una buena narración cuya brillante estructura no se adueña de lo mejor del libro, el modo en que está contado. n puesto que la novela está ambientada en un pueblecito llamado Bad marienkloster. Un oficial norteamericano, el teniente William B. Kelly, nada más comenzada la ocupación de las tropas aliadas, cuando todavía alemania está repartida en zonas, pide permiso a sus superiores para actuar como espía en Bad marienkloster, pero con la declarada intención de buscar a los parientes de su padre, la familia Keller, y conocer así sus orígenes familiares. un español inglés el protagonista era en la vida civil un intelectual, profesor universitario de literatura Comparada. tal detalle no es menor, porque le permite a Carlos Pujol ejercer dos de sus mejores singularidades estilísticas. la primera son las referencias cultas que van nutriendo el discurso de Kelly con frases, reflexiones o citas de goethe, Schiller, la Antígona de Sófocles, Hölderlin y Poe. no son postizas. todo el mundo sabe que pocos españoles poseen una cultura literaria tan reposada y amplia como la de Pujol, traductor de grandes clásicos ingleses y franceses. De ellos y de abcd 13

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