Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
CULTURAL MADRID 06-10-2007 página 44
CULTURAL MADRID 06-10-2007 página 44
Ir a detalle de periódico

CULTURAL MADRID 06-10-2007 página 44

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página44
Más información

Descripción

A. DIBUJO Y OBRA GRÁFICA ABRO LAS MEMORIAS DE SINGER Y ENCUENTRO LA AFINIDAD CON SCHULZ Y LA IMPOSIBILIDAD DE QUE AMBOS SEAN EXPLICADOS EN EXCLUSIVA DESDE EL VANGUARDISMO DE LA ÉPOCA ra, por vez primera en tanta cantidad reunidos, los dibujos de Józef con su gran sombrero junto al padre Jakub, y todo nos parece único y aparte. La ansiedad, sin embargo, se empeña en buscar hermanos a estos raros y secretos seres que en realidad nunca saldrán, por más que sean mostrados, del misterio de su consustancial ocultación. Pensamos en Kafka y en los dibujos de Balthus para Cumbres borrascosas; en los infiernos perversos de Klinger, de Kubin, de Rops y sus hembras traga- hombres. Pensamos en muchas cosas y con todas encontramos algún hilo de sociedad. En particular, con ese mundo demonista del decadentismo que se prolonga luego en el expresionismo de los cuerpos rojos, ya en la vanguardia. Y así acertaremos, en parte. LA OTRA PARTE VELADA. Pero la otra parte de Schulz, su más honda luz anaranjada, quedará más abajo, más en velo como estuvo siempre. Uno de sus lectores devotos, Isaac Bashevis Singer, grande entre los grandes, fue también judío, polaco, y también leyó a Schopenhauer y, sobre todo, también sintió la imposibilidad de encontrar, en el mundo de los autómatas y del lejano Dios, razón del sufrimiento de las criaturas. El país de los viejos relatos, por más perdido que estuviera, era para Bashevis Singer y para Schulz siempre actual, y creo que no les encontraremos raíz común si no es en esa antigua y profunda pertenencia de los dos al barrio de los jasidim, aunque la Gemará y el rabí Najman de Breslau se hicieran muy presentes a Singer y algo más desvaídos a Schulz. ¿Pero hemos visto los grabados de rabinos que abrió Schulz, cuando la plenitud de sus dos libros grandes? ¿Hemos pensado en sus cavilaciones alrededor de los ídolos, nuevos o viejos, a los que dedicó su primera colección y sus últimas meditaciones? Abro las memorias de Singer y pronto encuentro esa afinidad y en ella la imposibilidad de que ambos sean explicados en exclusiva desde el vanguardismo de la época: Dios, o quien quiera que fuese Él, seguía ahí decía Singer observando su Creación. ¿Un teatro nuevo? ¿Un hombre nuevo? La vieja idolatría estaba aquí otra vez. Los ídolos de piedra y arcilla habían sido sustituidos por Gertrude Stein, Picasso, Bernard Shaw, Ezra Pound. Todo el mundo veneraba la cultura y el progreso La realidad es la sombra de la palabra escribirá Schulz, para quien toda filosofía era, pues, filología, mientras llamaba poesía a esa añoranza de la prepatria de la palabra Más allá de la Joven Polonia de los artistas nuevos, pero sobre todo más al fondo, por donde va el eco de los cuentos a la luz de las lámparas antiguas, por allí pasea Józef, entre los cabezudos mecánicos, su perpleja sonrisa de niño extraviado, que cuando crezca verá con dolorida compasión. IMPRESIONES DE UN MAESTRO. A LA IZQUIERDA, AUTORRETRATO JUNTO AL TABLERO DE DIBUJO (1919) DE BRUNO SCHULZ JÓZEF ENTRE LOS CABEZUDOS BRUNO SCHULZ EL PAÍS TENEBROSO CÍRCULO DE BELLAS ARTES. SALA GOYA MADRID. C ALCALÁ, 42 COMISARIA: MONICA POLIWKA ORGANIZAN: CÍRCULO DE BELLAS ARTES Y MUSEO DE LA LITERATURA ADAM MICKIEVICZ (VARSOVIA) COLABORAN: COMUNIDAD DE MADRID Y EMBAJADA DE POLONIA HASTA EL 11 DE NOVIEMBRE ENRIQUE ANDRÉS RUIZ Con paciente, evocadora exactitud enumera Monica Poliwka, comisaria de esta exposición maravillosa, los personajes, escenarios y atrezzo que componen ese mágico teatrino, iluminado a media luz de ámbar, que es el universo de Bruno Schulz. Aquí están para la ocasión, fijos ya en sus extraordinarios grabados, sus dibu- jos y un sinfín de fotos y papeles del tiempo, la penumbra de las velas el tic- tac de los relojes las lámparas humeantes las salamandras los espejos pálidos los cuartos olvidados Y ya fuera de la paterna casa- tienda de tejidos, más allá de la Plaza del Mercado de la pequeña Drohobycz de Galitzia, están el círculo de luz de las farolas las mujeres dominantes, los hombres- perro que se arrastran lamiéndoles los zapatos, los comercios antañones las escaleras por las que suben los dependientes los maniquíes las asambleas de los rabinos, la calle de las sastrerías las sombras SIN VUELTA ATRÁS. Nunca en verdad, podríamos decir con sólo ahorrarnos su estancia en Viena y su excursión a París, salió Schulz de este piccolo mondo. Pero tampoco nunca de ahí su angustia y el susu- rrado canto de su dolor pudo volver a él, perdido como había quedado en el paraíso de la infancia asombrada, junto a la imaginación fabulosa del padre, autor de un Esbozo del sistema general del otoño. Murió, en 1915, el padre, que despertaba a los dependientes con un candil en la mano y todo, en su alma, acabó. Vino la Gran Guerra, la repartición de Polonia y luego su terrible suerte de botín para los invasores turnantes. Todo acabó, pero no las guerras; y en 1942 también acabaría, a tiro de la Gestapo, la pequeña, temblorosa vida del pobre profesor de dibujo, ya fuera el primero o el segundo de los tres mosqueteros de la vanguardia polaca que diría Gombrowicz en su recuento del trío formado junto a Witkievicz y él mismo. Hemos leído la maravilla de Las tiendas de color canela y el Sanatorio bajo la clepsidra. Hemos visto aho- ABCD 44

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.