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CULTURAL MADRID 08-09-2007 página 12
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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L. NARRATIVA PALABRAS EN EL QUICIO Jugarretas del destino EL SOCIO JOSEPH CONRAD TRADUC. Y PRÓLOGO DE ULISES RAMOS ARTEMISA. LA LAGUNA, 2007 96 PÁGINAS, 11,95 EUROS IRENE LOZANO El hablador generoso E l buen conversador es, antes que ingenioso o culto, un ser generoso. Se desprende del arte instantáneo de su palabra como un escultor de playa erige en la arena una figura fugaz para el disfrute de unos pocos paseantes. Luego se la traga el mar. El conversador no recibe dinero, ni fama ni siquiera el reconocimiento de los siglos. Si yo tuviera que escribir acerca de Samuel Johnson, por ejemplo, lo definiría, antes que como lexicógrafo, crítico o escritor, como el mayor conversador británico de su tiempo. Su arte de hablar se comparó a la pintura de Tiziano, pero no se pudo armar sobre un bastidor: fue un regalo que hizo a sus coetáneos del Literary Club, a Burke, Goldsmith, Adam Smith, Gibbon. Virginia Woolf ha pasado a la historia como escritora, pero sus dotes de conversadora rozaban lo sobrenatural: se ha dicho que sus invenciones fantásticas eran escuchadas por amigos y colegas demudados, hasta el aplauso final. También a Isaiah Berlin lo contemplaban sus contertulios elevarse sobre cualquier materia como un trapecista, pero sin teatralidad. En ciertos casos, el don de la conversación ha llegado a perjudicar los intereses de quien lo domina. El 27 de noviembre de 1932, Anaïs Nin anotaba en su diario acerca de Henry Miller: Cuando dice que me encuentra tan maravillosa para conversar que casi se olvida de follarme, siento una extraña punzada El arte de hablar excluye por definición el negocio: cuando se ha de resolver un asunto práctico uno no está hablando, sino reunido. ¿Qué anima pues al conversador? Si hacemos caso a Madame de Staël y aceptamos que se trata del medio más rápido de darse placer recíproco conversar vendría a ser un orgasmo mental. Igual de fugaz e inaprensible. Con la diferencia de que, en la conversación, también para recibir hay que ser generoso: escuchar, sospechar que siempre hay algo que aprender, es un ejercicio de modestia. Para el hablador desprendido es suficiente retribución otra historia bien contada, un argumento elegante, un pensamiento esclarecedor. En el fondo, la electricidad de la conversación nace de la creencia sincera en que, si está al alcance de los humanos averiguar algo, se logrará mediante la palabra, gracias a la infalible tecnología del aparato fonador. Y también con el silencio atento, virtud de las mentes libres de fanatismo. Digo esto porque están regresando a las antenas de radio y televisión esos engendros que llaman tertulias. Para que no nos confundamos. UN MARINO HUNDE SU PROPIO BARCO, EN ESTA NOVELA DE CONRAD, TAN CORTA COMO INTENSA MIGUEL SÁNCHEZ- OSTIZ El socio de Joseph Conrad, novela tan corta como intensa, se basa en un tema sobre el que se teje la trama de la casi totalidad de su obra literaria: la fatalidad o mala suerte, el imprevisible curso de los acontecimientos que burla las previsiones y tuerce el más firme de los proyectos con consecuencias que escapan al dominio de quienes los sostienen. Éste es también el tema de conversación favorito de personajes, como Marlow, cuando se encuentran a cubierto y a salvo, en el salón de un club o en la veranda de la casa de una factoría de Indias (una de las escenificaciones favoritas de Conrad) Y es que el combate ineludible contra la mala suerte y el salir o no airoso de ese combate, así como la manera en la que quienes los protagonizan sucumben o no a esa lucha contra la propia conciencia o contra el medio hostil, fue uno de los temas recurrentes de Conrad. La mala suerte que acecha detrás de las mejores intenciones y de los sueños de fortuna o empeños de mera supervivencia, y de la que solo saben los que la padecen por su vivir arriesgado y poco convencional. Los que viven a merced de las circunstancias saben de los golpes de fortuna y de la ruina moral que puede ir aparejada. Conrad era uno de ellos. Ésta, la de El socio, como se encarga de decir uno de sus personajes, no es una historia de mar y de marinos al uso, sino una historia de tierra, oscura y delictiva, en torno a uno de las peores fechorías que puede cometer un marino: el hundimiento de su propio barco para cobrar la póliza de la Lloyd. Cosa que en este relato sucede, de manera muy distinta a como fue planeada, por obra y gracia de la criminal alianza de un charlatán de feria y de un marino fracasado, ambos carentes de escrúpulos, que envuelven a un armador que se debate entre su conciencia y su honor de caballero, y su ruina social. Debate este que, ante el falso asombro del narrador (y del lector) les es ajeno a los canallas sin escrúpulos ni principios morales o éticos que no sean los de conseguir al precio que sea el objetivo de la ganancia inmediata. Me encanta Hofmannsthal ASOMADO AL ABISMO HUGO VON HOFMANNSTHAL TRAD. DE MARCIANO VILLANUEVA SALAS SELEC. Y EPÍLOGO DE MAURICIO JALÓN CUATRO. VALLADOLID, 2007 197 PÁGINAS, 14,50 EUROS LIRISMO TERRIBLE EN PALABRAS DE THOMAS MANN, ENCIERRAN ESTOS TEXTOS DEL ESCRITOR AUSTRIACO PABLO D ORS Resulta encomiable el esfuerzo de Cuatro a la hora de presentar, por primera vez en nuestra lengua, a un Hofmannsthal que buena parte del público lector español no podía conocer. Asomado al abismo se articula en tres partes diferenciadas y de interés creciente: Las horas nocturnas (siete bosquejos de ficción, tempranos en su mayoría y de carácter lírico) Una región de voces (textos ensayísticos en los que el escritor vienés reconoce sus deudas literarias) y Crisis y oriente interior (ensayos de impronta más propositiva. El volumen concluye con un bonito epílogo de Mauricio Jalón, a cuyo cargo corre también la selección de las prosas. Poco nuevo puede decirse a estas alturas del dramaturgo y poeta Hugo Von Hofmannsthal (1884 1929) cuyos orígenes aristocráticos y cuyo amor a la ópera son perceptibles en el tono y ritmo de las prosas de esta colección. El logro artístico que suponen La muerte de Tiziano (1892) y, principalmente, Todo el mundo (1911) se deja ver en esta recopilación, donde es posible rastrear las principales ideas europeas de las primeras décadas del XX. Respecto a lo narrativo, todo Hofmannsthal, o casi todo (falta quizá el talante ético de su obra de madurez) está en estos fragmentos de prosa poética, egotista y primeriza. Respecto de lo ensayístico, en su singulares homenajes críticos, desfilan Andersen y Grimm, Diderot y Shakespeare, Dilthey, Jean Paul y Adelbert Stifter. Si de la parte literaria cabía destacar el lirismo terrible (son palabras de Thomas Mann) las imágenes tempestuosas y la plasticidad de los adjetivos, de la segunda y tercera parte llama la atención la voluntad del escritor de insertarse en la tradición, sirviendo incluso de puente entre generaciones; y, sobre todo, la fe en el lenguaje y en el mundo que Hofmannsthal tiene hasta el punto de llenar de vida y hondura lo que en aparencia está muerto y vacío. Un libro delicioso. Entre orillas opuestas LA TRAVESÍA LUISA VALENZUELA BELACQUA. BARCELONA, 2007 321 PÁGINAS, 20 EUROS LOS FANTASMAS DE SU JUVENTUD ACOSAN A LA PROTAGONISTA DE ESTA NOVELA, AMBIENTADA EN NUEVA YORK Y BUENOS AIRES CONSUELO TRIVIÑO La función de la máscara es paradójica por cuanto encubre a la persona, al tiempo que le permite expresar su cara más oculta. Lacaniana, sin duda, Luisa Valenzuela construye (o mejor, deconstruye) identidades con una ironía que va más allá de la historia. Lo que se presenta en esta última novela son las heridas del cuerpo, el dolor de existir entre orillas opuestas: pasado presente, realidad imaginación, vida muerte. Marcela Osorio, antropóloga, cuarentona residente en Nueva York, se ve asaltada por los fantasmas de su turbulenta juventud en la revuelta Argentina de la década de los setenta. El encuentro con un misterioso personaje que conoce sus secretos, la devuelve a una época en la que jugaba a ser Anaïs Nin, detallando sus experiencias eróticas en las cartas enviadas a su amante, un excéntrico profesor que la empuja a revelarle sus secretos deseos. Para satisfacerlo la protagonista se fabrica una biografía apócrifa que acaba teniendo mayor peso que la existencia real Y es que no hay diferencia entre lo que se imagina y lo que se vive, como tampoco entre la máscara y el ser que se agazapa tras ella, como Ava que juega a ser dominatrix y persigue motivos de inspiración para sus aventuras. Representar y escribir, tal es el destino de la protagonista cuyo vínculo con el pasado son unas cartas que, al ser releídas, abren heridas y siembran dudas en torno a sí misma. Entonces, traer a la memoria el pasado es el mayor acto de rebeldía: ...yo podría recordarle que soy argentina y por tanto restañar heridas olvidándolas es precisamente lo que las autoridades pretenden de nosotros... dice la narradora. Una vez más, los vínculos entre la política y el erotismo, constituyen el tema central en la obra de esta autora, que rompe los tabúes sobre lo que se supone pueden o deben escribir las mujeres. Leer la vida en el cuerpo, en eso consiste la travesía del personaje que vive entre Buenos Aires y Nueva York y que sólo posee las palabras, el medio a través de la cual le es dado entregarse, ante la negativa de su amante a dejarla acceder a sus propios deseos y pasiones. ABCD 12

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