Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
CULTURAL MADRID 18-08-2007 página 11
CULTURAL MADRID 18-08-2007 página 11
Ir a detalle de periódico

CULTURAL MADRID 18-08-2007 página 11

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página11
Más información

Descripción

UN CASO DESTACABLE ES EL DE BERTOLT BRECHT, QUIEN EN SU ÚLTIMA RESIDENCIA, EN BERLÍN, TENÍA BUDAS Y OBJETOS ORIENTALES, Y CINCO O SEIS MESAS EN LAS QUE ESCRIBÍA, AL TIEMPO, VARIAS OBRAS, CADA UNA EN UNA MESA DIFERENTE, Y A MENUDO DE PIE Molina ha visitado decenas de casas de escritores en todo el mundo, y son referencias frecuentes en sus libros. En las casas busco siempre las bibliotecas, los libros y ediciones, las lecturas... Me interesan los escritores que leen, y también la manera en que trabajaban, cómo escribían. Escribir tiene algo de acto teatral, de representación íntima, y viendo esos espacios se percibe parte de esa escenografía. Recuerdo que Bertolt Brecht, en su última casa, en Berlín, tenía budas y objetos orientales, y cinco o seis mesas en las que escribía, al tiempo, varias obras, cada una en una mesa diferente, y a menudo de pie. Ramón Gómez de la Serna vivió durante años en el legendario Torreón de la calle Velázquez, en Madrid. Un universo abigarrado de objetos de todo tipo, casi como una chamarilería: canicas, carteles, espejos, relojes de arena, y superficies empapeladas paredes, techos, el suelo incluso con imágenes recortadas de libros y revistas, como un inmenso collage. Ramón, desde la primera casa en la calle Puebla, de Madrid, donde vivía con sus padres, hasta la última que tuvo en Buenos Aires, construye siempre la misma casa afirma el crítico Juan Manuel Bonet Es como un caracol, para él la casa es una especie de excrecencia de sí mismo, una suma informe de objetos que compraba en el Rastro y que acumulaba a su alrededor. Y es, de hecho, el Torreón el que crea toda la mitología ramoniana. De él escribió Valéry Larbaud que era como un faro, siempre encendido en la noche de Madrid. Ramón consideraba su casa como una obra de arte total, tiene que ver con las merzbau de Schwitters, esas aglomeraciones gigantescas para las que utilizaba objetos inservibles, o con Cornell, otro viajero inmóvil que se servía de sus cajas para hacer una proyección de sus obsesiones. TRAMPA PARA RATONES Colette vivió en el número 9 de la Rue de Beaujolais, en París. A su muerte, su dormitorio se conservó durante años en un guardamuebles y después fue reconstruido en el Museo Colette en Saint- Sauveur- en- Puisaye, la casa de sus padres en Borgoña. Llama la atención el color rojo fuego de las paredes, forradas de seda. El rojo del techo, de la cama y de las sábanas. Ella se refería a su habitación como una trampa para ratones inmovilizada por la enfermedad, permanecía acostada, rodeada de almohadones bordados por ella misma y pisapapeles de cristal, que coleccionó de forma obsesiva. Truman Capote recordaría siempre su visita a la vieja dama, sus ojos de gato de arrabal, su pelo estropajoso, y el pisapapeles que le regaló y que conservó el resto de su vida sobre su mesa de trabajo. Me atraen las casas en general, creo que se puede entender mejor a las personas a través de la casa en la que viven. Sandra Petrignani es autora del libro La escritora vive aquí (Siruela) en el que narra sus visitas a las casas de algunas de las escritoras más importantes del siglo XX. En el caso de escritores y artistas, las casas, cuando se conservan bien, y me refiero a su autenticidad, creo que comunican directamente su personalidad, evocando al tiempo la presencia viva, como si se tratase de una sesión de espiritismo. Naturalmente, hay que conocer muy bien al escritor y saber leer su rastro en las cosas. LISTAS DE LA COMPRA. Karen Blixen nació y vivió en Rungstedlund, cerca de Copenhague. Una casa llena de viejos salones de muebles sobrios, y jarrones, docenas de ellos, para flores. En el ala nueva se muestran, en vitrinas, sus cuadernos de infancia, manuscritos, álbumes de dibujos, cuadernos de apuntes, y libros, muchos, de su biblioteca, llenos de curiosas anotaciones en los márgenes: listas de la compra o de árboles para plantar en su jardín. He visitado muchas casas, muchas más de las que se incluyen en el libro afirma Petrignani pero seguramente la que más me interesó fue la de Virginia Woolf y la de su hermana Vanesa, en Sussex. Dos casas que están a pocos kilómetros de distancia y que muestran dos caracteres completamente diferentes, casi opuestos. No es fácil saber hasta qué punto los objetos, muebles, los libros ordenados en los estantes ayudan a entender o descubrir el secreto profundo de las personas, sus íntimas creencias, carencias, obsesiones. Virginia Woolf vivió en Monk s House, una casa hoy convertida en museo, donde se construyó una habitación para ella con las ganancias de Orlando. Lo que iba a ser su estudio acabó siendo apenas un dormitorio, un tanto monacal y riguroso. Una pequeña cama, una estantería pintada de verde pegada al cabecero, una chimenea adornada con azulejos, y un sencillo velador con una lámpara. Una mesa, una estufa para los fríos días de invierno, y una sombrilla de papel apoyada en la pared completan el mobiliario. Si he de ser sincero, no me interesan especialmente las casas de los escritores. Juan Bonilla es un escritor nómada. Ha vivido en Sevilla, Roma, Londres, Madrid, Barcelona, entre otros lugares, y no es consciente de haber dejado nada de él en ninguna de las casas donde ha vivido. Aun así, he visitado alguna, y me han interesado sobre todo los libros, ver cómo cuidaban u ordenaban sus bibliotecas. En la casa de Juan Ramón, por ejemplo, me fijé en las primeras ediciones de los simbolistas franceses, pero luego, en el dormitorio, el camisón de Zenobia tampoco me interesó demasiado. Entre sus casas favoritas, la de Nabokov en San Petersburgo, un impresionante edificio de granito rosa que prácticamente no conserva nada de lo que fue la casa original del escritor. La parte de abajo es en la actualidad una funeraria, y la de arriba acoge un par de habitaciones que de ningún modo permiten hacerse una idea de cómo era su vida. Nabokov es un escritor que me interesa mucho, y por eso me gustó visitar su casa. La de San Petersburgo es la de sus padres, donde nació y vivió hasta que se marchó. Y es una casa legendaria porque Vera Nabokov contaba cómo de niña pasaba por delante, preguntándose quién viviría allí, sin sospechar que años más tarde conocería a Vladimir y se casaría con él. También me gustó mucho la de Mario Praz, en Roma, que más que una casa es una obra literaria. Ves a alguien que hizo del coleccionismo una obra de arte que después trasladó a un libro maravilloso: La casa de la vida. EL PESO DE HEMINGWAY. Quedan, desde luego, en este mapa imaginario de viviendas, tres de las más famosas: la que ocupó Hemingway en La Habana, Finca Vigía, donde se conservan útiles de pesca, uniformes, trofeos de caza y su máquina de escribir, y donde recientemente y bajo cuatro capas de vieja pintura, en una pared del baño, han aparecido notas manuscritas relativas a su peso; la de Neruda en Isla Negra, donde puede verse el escritorio del poeta, rescatado del mar, y su colección de objetos: conchas marinas, botellas, cajas de música, maquetas de barcos, insectos y mariposas; y la Maison de Victor Hugo en la Place des Vosges, en París. En esa finca, Hugo habitó el segundo piso, una casa de 280 metros cuadrados llena de muebles que tuvo que vender cuando se exilió, y que luego fueron en gran parte recuperados por el ayuntamiento cuando se abrió el primer museo dedicado al escritor. Francia sigue siendo el paraíso de la mitología laica, con una ruta de casas de escritores que incluye las de Chateaubriand, Flaubert, Dumas, Zola, la de la familia Proust en IlliersCombray o la de Balzac, en París, que tuvo que comprar con nombre falso, señor de Breungnol, para librarse del acoso de sus numerosos acreedores. Es difícil elegir, pero una de mis favoritas está en Palermo; el palacio de Lampedusa. Es de nuevo Molina. El palacio de El Gatopardo, destruido por una bomba durante la Segunsa Guerra Mundial y que permanece derruido y tapiado. Te impacta ver la obra literaria simbolizada en las ruinas: la caída, la decadencia... Una bomba que destruye, para siempre, un mundo y una manera de vivir. TERRITORIOS LITERARIOS. JUNTO A ESTAS LÍNEAS, KAREN BLIXEN EN SU CASA DE RUNGSTEDLUND, CERCA DE COPENHAGUE. ABAJO, A LA IZQUIERDA, NERUDA EN ISLA NEGRA nuda, Zambrano, Saura, Valente... Y hoy, decenas de curiosos que a veces la encuentran abierta y a veces no. Yourcenar. Su casa, en la isla Mount Desert, en Maine, sólo abre al público desde mediados de junio a finales de agosto, y es preciso concertar la visita con antelación. En Pettite Plaisance, una elegante casona con un pórtico cubierto de enredaderas, vivió durante más de treinta años. En el jardín, se sentaba con sus huéspedes en unas sillas verdes, de mimbre, en las que aparece a menudo retratada. Dentro, alineadas en las estanterías, hay postales recibidas a lo largo de los años, un elefante azul, una muñeca jamaicana de trapo, y piedras recogidas en la playa y de las que llama la atención su forma, el tacto, el color... TRIESTE, ALEJANDRÍA, SICILIA. No son únicamente las casas, sino los espacios: Trieste y Joyce o Svevo; Alejandría y Kavafis; Sicilia, que es Sciascia y Bufalino; Lisboa y Pessoa o Sa Carneiro. Son lugares donde se percibe una fuerza que no hay en otros sitios. Lugares en los que determinados escritores hallaron una inspiración especial, y donde tratas de percibir una mínima huella de la misma. El escritor y ministro de Cultura César Antonio ABCD 11

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.