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CULTURAL MADRID 03-03-2007 página 24
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CULTURAL MADRID 03-03-2007 página 24

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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L. CONVERSACIONES CADA DÍA ME PARECE MÁS EVIDENTE QUE LOS NACIONALISTAS NO SUBRAYAN TANTO SU DIFERENCIA, SINO LA SUPERIORIDAD DE SU NACIÓN Y SUS GENTES, Y, CON ELLA, EL ODIO HACIA QUIENES NO LA RECONOCEN de respetar cualesquiera creencias y prácticas culturales sin el menor examen, de aquel relativismo que nos ahorra todo juicio moral y de la tolerancia que sólo es indiferencia o apatía. ¿Y caldo de cultivo de nacionalismos étnicos? Así es. Lo que era derecho a la diferencia deja paso a la diferencia de derechos políticos. Pero cada día me parece más evidente que los nacionalistas no subrayan tanto su diferencia, sino la superioridad de su nación y sus gentes, y, con ella, el odio hacia quienes no la reconocen... Esos nacionalismos necesitan inventar diferencias como sea hasta crear gloriosas tradiciones de cinco o diez años de antigüedad. ¿Diferencias como la lengua? Claro. Los nacionalismos étnicos fijan hoy su diferencia primordial no en la raza, ni en la historia ni en la religión, sino en la lengua. Son nacionalismos lingüísticos y han de exacerbar como sea ese rasgo identitario. ¿Por qué? Porque sin lengua no hay nación, y sin ser nación resulta más difícil pretender ser un Estado. Pero no saben justificar el paso del ser actual de esa lengua a su presunto deber ser, por qué su uso (o desuso) normal resulta al parecer anormal y debe normalizarse Se proclama como un ideal la igualdad de las lenguas, cuando debemos procurar la igualdad de los individuos en el uso de su lengua, que es cosa bien distinta. Se impone el criterio de la discriminación positiva, como si la represión franquista que sin duda la hubo fuera la causa última de la debilidad de las lenguas minoritarias (que el nacionalista llamará tramposamente minorizadas y un agravio que hoy hubiera obligación moral de reparar. Nada de eso es verdad. Se proclaman derechos lingüísticos que no son tales. Porque esos derechos no son de los territorios ni de las lenguas, sino de los hablantes y eso cuando se hallan en el seno de su comunidad lingüística viva. No es un derecho de cualesquiera individuos por el hecho de que deseen aprenderla en un lugar donde no sea lengua común o de uso. Esos ciudadanos tendrán la libertad de estudiarla, pero no el derecho a que el poder público les subvencione la satisfacción de ese deseo. Esa necesidad tendrá que competir con otras necesidades públicas más extendidas, graves o urgentes... ¿Le obsesiona la política lingüística? Desde luego. La recuperación o normalización de la lengua es la palanca básica en el proceso de construcción nacional. Resulta una barbaridad imponer como lengua oficial el euskera en amplias zonas de Vizcaya y Álava (o que pretenda imponerse en Navarra) donde se ha perdido hace varios siglos o no se ha hablado nunca. En Cataluña, donde su lengua goza de mayor arraigo que el vascuence, más de la mitad de los hablantes lo son en español y de lengua materna española. Pese a ello se somete a todos a una inmersión lingüística, y el Estatuto reclama el deber general de aprender catalán. No hay derecho a exigir semejante deber, pero, con excepciones, la gente carece de criterios suficientes para oponerse, tiene miedo y calla. Consiente los atropellos laborales cuando acepta que esa lengua (que en muchas zonas apenas o nada va a emplearse) sea el requisito o el mérito que determine el acceso al empleo público. Los nacionalismos obtienen así enormes ganancias que pasan inadvertidas. A golpe de decreto, se reponen múltiples nombres de lugares tan sólo porque son más antiguos (y más distantes del español) y aunque haga siglos que hayan dejado de denominarse así. Para esta mentalidad mítica que es la nacionalista lo sagrado o verdadero está en los orígenes y el resto del tiempo no ha sido más que su degeneración. La lengua de los muertos más remotos se impone sobre el habla de generaciones posteriores. ¿Fue un error de Aznar igualar todo tipo de terrorismo? Ha sido y es un error conceptual que impide conocer la gravedad del terrorismo que más nos afecta y asumir la mayor responsabilidad ciudadana que nos atañe. El terrorismo islamista es por naturaleza indiscriminado, mientras que el terrorismo de ETA ha sido por lo común mucho más selectivo. Eso implica que del primero ni tenemos responsabilidad ni podemos librarnos de su amenaza, que es puramente azarosa. En cambio, del otro sabemos lo que nos pondría en el punto de mira de ETA y lo que nos libra de esa amenaza. Además, el terrorismo islamista en España ha actuado por medio de células aisladas, mientras que el nacionalista de ETA funciona con el apoyo de una parte de la sociedad en que habita y a través de redes que abarcan círculos múltiples y a menudo bien subvencionados de la vida pública vasca. Eso sin contar con la complicidad más diluída, implícita pero eficiente, de esa mayoría de espectadores silenciosos. Formamos parte de una cadena en la que el eslabón final es el criminal, pero en los eslabones intermedios se halla gente como nosotros, entre ellos tal vez amigos nuestros con los que preferimos no discutir. Somos mucho más responsables de este terrorismo local, porque consentimos en mayor medida a sus asesinos, sus falsos fundamentos y sus injustos objetivos políticos. ¿Hasta qué punto tantos años de terrorismo, complicidad, miedo, de víctimas olvidadas ha envilecido a parte de la sociedad vasca? Más que miedo, ha habido cobardía. El miedo es una emoción natural que LA LENGUA COMO ARMA. EL FILÓSOFO NAVARRO SOSTIENE QUE SE SUELE PROCLAMAR COMO UN IDEAL LA IGUALDAD DE LAS LENGUAS, CUANDO DEBEMOS PROCURAR LA IGUALDAD DE LOS INDIVIDUOS EN EL USO DE SU LENGUA, QUE ES COSA BIEN DISTINTA se despierta ante lo temible y nos ayuda a prevenirlo. Pero la cobardía es un comportamiento indebido ante el miedo, sea por exageración de lo temible o por flaqueza en hacerle frente; y eso ya es un vicio, igual que la valentía o el coraje es una virtud. Y ha habido mucha cobardía porque no había convicciones morales y políticas suficientes para dominar el miedo y enfrentarse a quienes nos lo causan. Creo que el terrorismo y el nacionalismo han pervertido esta sociedad, y que será trabajo de generaciones que la sociedad vaya, no ya normalizándose sino lavándose de tanta suciedad. ¿Qué teme? Lo que más temo del fin de ETA, cuando venga, es que triunfe la simplona y cómoda creencia de que sin atentados ya todo es admisible. Es decir, que lo único malo de todo este horror han sido los medios terroristas, pero no los fines nacionalistas. Que no se quiera entender que la renuncia a esos medios infames no vuelve por eso aceptables a sus presupuestos teóricos, si son infundados, ni a sus objetivos políticos, si son inicuos. Sin una sola víctima mortal, serían igual de infundados e inicuos. Los nacionalistas deberían asumir su propia responsabilidad: que, siendo en buena medida esas doctrinas y esos fines los que han propiciado tales medios, ellos han amparado el terror y se han aprovechado de él. Se quiere olvidar que un crimen terrorista no es un crimen cualquiera, sino un crimen político: se comete en virtud de un presunto derecho, en nuestro nombre y por razones públicas. Además de condenar el asesinato, habrá entonces que atreverse a juzgar la causa pública por la que se asesinó, porque no puede reemprenderse la convivencia sobre la misma creencia que la ha echado a perder. Por eso me temo que tampoco va a haber la suficiente capacidad para pedir perdón a las víctimas. El envilecimiento es bastante general. Hace unos días el presidente del Consejo de la Juventud de Euskadi (que engloba también a las de PNV, EA e IU) justificaba en el Parlamento de Vitoria que no condenaban el atentado de Barajas porque las víctimas no eran vascos Esta bárbara conciencia política y moral es una de las maneras como ETA ha ganado la partida. Durante años ha llevado escoltas. ¿Cómo ha manejado su miedo? Me acompañaron escoltas un par de años, pero los dejé hace casi otro tanto. Con ellos al lado pasaba alguna vergüenza, por el hecho de que ibas cantando tu condición de amenazado y como si fueras un reproche dirigido a quienes estaban libres de amenazas... He sentido miedo al decir o escribir ciertas cosas. El tópico repite que aquí te matan por pensar de manera diferente; pero no, ese riesgo sólo lo corres por decir en voz alta eso ABCD 24

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