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CULTURAL MADRID 22-04-2006 página 11
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CULTURAL MADRID 22-04-2006 página 11

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PASEN Y LEAN MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO Interludio hippy tras atraco al banco Y a sé que no queda muy piadoso, pero mientras muchos de ustedes pasaban el Jueves Santo tostándose al dudoso sol de abril (un mes que, como dijo el Poeta, engendra lilas de la tierra muerta, mezcla memoria y deseo, remueve raíces perezosas con lluvias de primavera) yo estaba empeñado en atracar un banco. Hasta tal punto me metí en la trama de Inside Man (Plan oculto) de Spike Lee, que en ningún momento caí en la tentación de zapear instintivamente con un imaginario mando a distancia, algo que me ocurre a menudo cuando me domina la impaciencia ante alguno de los productos de Hollywood, la principal central de difusión de ideología del Imperio. Regresé a casa tras sortear una procesión seguida con turístico fervor y bolsas de patatas fritas por visitantes de la España plural (algo que no pudo prever William James en Las variedades de la experiencia religiosa) tan animado y contento que, superadas mis iniciales resistencias, me atreví a hincarle el diente a Pan, de Knut Hamsun (Anagrama; traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo) un libro que fue muy importante en mi educación sentimental (así me ha ido en la vida) y al que no había regresado desde mi lejana prehistoire, cuando lo leí instado por un cura con sospechosas inquietudes místico- sociales. Leída ahora, 112 años después de su publicación, esta extraña novela, a la vez lírica y de tesis, todavía despliega el embriagante aroma de una época en que la oposición Naturaleza- Cultura informaba el imaginario de muchos intelectuales europeos descontentos con la Modernidad. Claro que Hamsun siguió evolucionando hasta convertirse en antidemócrata furibundo: a partir de los años 30 comenzó a interesarse por la teoría y la práctica del nazismo, del que esperaba el remedio a todos los males de la Cultura. Cuando los nazis invadieron Noruega (1940) el escritor se convirtió en hombre de confianza del primer ministro- títere Vidkun Quisling, apoyando y promocionando su política de colaboración y entreguismo. Tras la guerra se le impuso una multa, pero no se decretó su ingreso en prisión porque fue declarado débil mental Pan (1894) fue redescubierta en los sesenta por los hippies, cuya sensibilidad conectaba fácilmente con el panteísmo trágico del teniente Thomas Glahn, el antihéroe de la novela. Espero que Jorge Herralde, cuya línea editorial siempre nos depara sorpresas (en general buenas) no esté experimentando una regresión sentimental a sus años mozos. En lo que a mí respecta, mientras la leía me he sentido transportado a mi remoto pasado. Ganas me dieron de liarme un canuto y poner un vinilo de Jefferson Airplane que tengo arrinconado por ahí. Pero pensé que, después del atraco al banco, ya estaba bien de experimentos contraculturales. AL GRAN SPIKE LEE (EN LA IMAGEN) HABRÍA QUE DARLE UN PREMIO O DOS POR FILMAR UN ATRACO A UN BANCO TAN SORPRENDENTE COMO EL DE PLAN OCULTO El mundo, la poesía, el mundo L o dice Jorge Riechmann (Madrid, 1962) que sabe de lo que habla: Escribir sobre ecología, arte, ciencia y sociedad a comienzos del siglo XXI es desear equivocarse Y, a la vez, ser conscientes de que sólo de nosotros (de unos más que otros, me gustaría decirle) depende desmentir los pronósticos sombríos Encuentro la cita en su último libro, de título, como todos los suyos, descaradamente literario de puro querer evitar la Literatura con mayúscula (y, desde Derrida, entre comillas) Resistencia de materiales, publicado por Montesinos. Se trata de una amplia colección de aforismos dotados de hilo conductor interno que, sólo cuando se ha leído completa, toma la forma, en la mente del lector, de un original y exigente ensayo (en el sentido que damos al término desde Montaigne) acerca de algo tan inabarcable como lo que indica su subtítulo: Ensayos sobre el mundo y la poesía del mundo (1998- 2004) Y, de paso, en una muestra radical de lo que Gramsci que hizo el mejor marxismo de nuestro siglo según el autor llamaba pesimismo de la inteligencia y optimismo de la voluntad. Vengo siguiendo el trabajo de Riechmann desde antes de El día que dejé de leer El País hacía falta audacia para titular así un poemario en 1997 y siempre tengo la sensación de que cada nuevo libro suyo es precisamente el que estaba esperando. Quizás porque los pesimistas de ambas cosas de la inteligencia y de la voluntad, pero también de la memoria, por no excluir ninguna de las potencias del alma agustinianas necesitemos que haya alguien que nos sacuda de vez en cuando con parecidos argumentos a los que utilizaríamos nosotros si no fuéramos tan indolentes (o pesimistas) para hacerlo. Riechmann, que siempre ha sido poeta antes que fraile (clerc emplean los franceses para intelectual) y que suele escribir sobre ecología, arte, ciencia y sociedad a comienzos del siglo XXI nos sitúa frente al mundo que, entre todos, estamos haciendo deshaciendo (más bien lo último) preguntándose, de paso, por qué ahora la poesía, y de qué sirve, y qué puede. Y lo hace, en todo caso, sin beatitudes ni falsos entusiasmos, porque no ignora a dónde condujeron en el pasado. Y eso, la verdad, es muy de agradecer. ENTRE EL AFORISMO Y EL ENSAYO, JORGE RIECHMANN (A LA IZQUIERDA) SIEMPRE HA SIDO POETA ANTES QUE FRAILE Libros que no y que sí me llevo a mi isla o que se lee se cría? La pregunta me asalta mientras hojeo estupefacto El pene, el mejor amigo del hombre (Aguilar) de Josep Tomàs, uno de esos libros pretendidamente ingeniosos y cachondos que abundan en la edición contemporánea. En esta ocasión el irreverente sentido del humor (paratexto en la 4 de cubierta) se concentra en lo que el autor llama (juá, juá) el mejor amigo del hombre Ya se pueden imaginar de qué va. Recorro en diez o doce minutos las primeras cincuenta páginas, llegando hasta la consabida descripción de tamaños y formas, y cierro para siempre el libro, conde- ¿L nándole a no viajar nunca a mi isla desierta. Su asunto, sin embargo, me hace evocar una frase estupenda de Gibbon en la Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano, cuando, refiriéndose a Heliogábalo, que reinó entre 218 y 222, explica en nota a pie de página que el criterio por el que eligió a varios de sus ministros y funcionarios era enormitate membrorum: se conoce que el libertino emperador de los Severos los quería bien dotados. Sí me llevo a la isla desierta para relectura calmosa dos narrativas muy diferentes. La primera, tan breve (90 páginas) como contundente, es la preciosa nouvelle de Irène Némi- rovsky, El baile (Salamandra) en la que se nos cuenta admirablemente la venganza y el triunfo de una sensible adolescente sobre sus padres grotescos e impresentables. La otra, que no estará en las librerías hasta principios de mayo, es El profesor, de Frank McCourt (Maeva) que retoma las memorias del protagonista de Las cenizas de Ángela y Lo es, centrándose en los años en que ejercía en Nueva York como profesor de secundaria. Muy recomendado para todos aquellos esforzados maestros que, aquí y ahora mismo, viven su profesión como un suplicio (y no les faltan razones para ello) IRÈNE NÉMIROVSKY (EN LA IMAGEN) PAÑO DE LÁGRIMAS DE LAS ADOLESCENTES CONTRARIADAS POR SUS PADRES (O SEA, DE TODAS) ABCD 11

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