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CULTURAL MADRID 25-06-2005 página 19
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CULTURAL MADRID 25-06-2005 página 19

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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EN CURSIVA LUIS ALBERTO DE CUENCA Léo Malet sabe nunca nada, siquiera la que es, con Uno nome hora impresión denicerteza, pero da la que a Léo Malet (1909- 1996) no lo conoce nadie en España. Hago excepción, cómo no, de los aficionados a la novela negra, que lo han leído con fruición, y de algunos especialistas en el surrealismo Malet perteneció al Grupo Surrealista en la década de los treinta, publicando por aquel tiempo algún libro de versos de enorme interés pero lo cierto es que la mayor parte de los lectores españoles no sabe quién es el inventor del detective Nestor Burma y uno de los caudillos indiscutibles del roman noir francés. Mi admirado Andreu Martín dispensó al gran Malet una breve y elogiosa Presentación que figura al frente de la traducción española (por Javier Gispert) de la reputada por mejor novela del ciclo dedicado a Burma, Niebla sobre el puente de Tolbiac (1956) Una versión que vio la luz en 1988, dentro de una variada colección policíaca de libros de tapas rojas auspiciada por Ediciones B. UN PASADO LIBERTARIO. Decía Martín en su prólogo que una de las razones de la unanimidad de la crítica en relación con esa novela es el carácter autobiográfico de la misma. Malet anduvo en su juventud metido en fregados libertarios y colaborando con asiduidad en periódicos ácratas, y ese pasado coincide milimétricamente, en Brouillard au pont de Tolbiac con el de Nestor Burma, quien debe resolver un caso muy difícil en que están implicados antiguos compañeros suyos de barricadas anarquistas. Pocas veces se ha producido una simbiosis tan prodigiosa entre un dibujante de cómics y un novelista como la que se produjo, en los años ochenta del siglo pasado, entre Jacques Tardi y Léo Malet a lo largo de cuatro álbumes. Se publicaron, como he señalado, en la década de los ochenta del siglo XX en un espectacular blanco y negro con tramas grises que lo dejaba a uno estupefacto. No sé si todos, pero al menos uno de esos álbumes, precisamente el dedicado a Niebla... vio la luz en castellano dentro de la serie B. N. de Norma Editorial. Me falta decir que las obras completas policíacas de Malet se publicaron entre 1985 y 1989 en la maravillosa colección Bouquins de Robert Laffont, en cinco gruesos volúmenes al cuidado del imprescindible Francis Lacassin. Ojalá este recuerdo ayude a disipar la niebla que se cierne en España sobre un escritor tan extraordinario como Léo Malet. s FERDINANDO SCIANNA LA MEMORIA DE LOS OTROS EL SUEÑO DE BORGES BLANCA RIESTRA XXVII PREMIO TIGRE JUAN ALGAIDA. SEVILLA, 2005 147 PÁGINAS, 17 EUROS JUAN ÁNGEL JURISTO Es ésta una novela cuyo artificio trata del artificio mismo, es decir, es un libro que remite en su hacer a otros libros, recrea el último sueño de un escritor que existió, Jorge Luis Borges, cuya obsesión fue rastrear en cierta manera la idea de la Literatura en las literaturas que se le ofrecieron a lo largo del tiempo y que el soñó bajo forma de una Biblioteca circular. Podría afirmarse, entonces, que esta novela cumple en forma plena, sin tapujos, un síntoma claro de nuestra manera de enfrentarnos hoy con lo literario y cuyos antecedentes se encuentran justamente en autores múltiples, desde el pensar la literatura en el borde mismo de su significado, lo que va desde Joyce a Nabokov, a plantear lo literario como un cúmulo de memoria que se remite a la literatura misma, desde John Barth a Thomas Pynchon y William Gaddis y donde Borges surge plenamente como representante más alto y genuino en nuestro idioma. Esta deuda, que en el mundo anglosajón se ha llamado postmodernismo como adecuado consecuente de la norma establecida por gentes como Eliot, no ha tenido en nuestra literatura más reciente muestras muy conscientes de tamaña actitud aunque se practique con frecuencia bajo el tapujo de la influencia y del guiño al lector avisado. Blanca Riestra ha estructurado esta novela como un universo de citas y de querencias borgianas, hasta el punto del invento y el resultado arroja luces inesperadas sobre el fenómeno literario que merece la pena destacar. Desde luego el método recuerda esa búsqueda de capas y de significados ocultos al modo benjaminiano, aquel de sacar a la luz mediante la cita lo genuino y lo pertinente, y otorgar, así, una nueva lectura, lo que en definitiva es esta novela, sobre el imaginario borgiano. BORGES FANTASMAL. Pero en la narración se hallan más caminos, por fortuna, que el hasta ahora descrito. Llama la atención, por ejemplo, el comienzo de la novela, donde un Borges fantasmal entabla conversación con un lector de español en Harvard al que dicta el libro que el lector está leyendo, en realidad su último libro. A partir de aquí, que comienza con la fundación del sueño dominado por la deuda con cuatro libros, el de Eliphas Levi, La aventura de John Dee, el de Larrea, La razón metafísica, Los espectros lunares... de Marcus Marci y el Epistolario, de Atanasius Kircher, se asiste al desarrollo de un texto dictado cuyo estilo poco o nada recuerda al de Borges, lo que es de agradecer porque, si no, estaríamos hablando de un remedo más o menos digno, pero que es justamente grata continuación del camino que podría tomar un texto apócrifo suyo. Y creo que es aquí, en esta suerte de juego, donde reside el valor de la novela, quiero decir, no en la idea de la que arranca, pertinente pero recurso viejo en lo literario, sino en el decurso de la misma, recordemos que es un texto dictado, que se interrumpe de continuo por la intromisión del presente, gente que entra y sale de la habitación donde el maestro crea su último libro. Y, por favor, atiendan a la ironía en un libro que juega a menudo con ellas. Muchos reprocharon a Borges, la razón del porqué sigue siendo un misterio además de una estupidez, que en su vida no escribiera una novela y se limitara al cuento, el ensayo y la poesía, nada menos. Bueno, una de las posibles vías en que podría acontecer un nuevo texto anónimo de Borges podría consistir en transformarse en novela y que resultase su testamento literario. Podríamos ver, entonces, de qué manera el maestro podría imaginar tramas más dilatadas y menos precisas que las que desarrollaba en sus ajustados relatos. Pero la ironía se retuerce ya en abierto humor cuando recordamos las objeciones de Borges al arte de novelar, por no hablar de sus certezas al final del libro cuando le dice al copista que los críticos despedazarán la novela y que, además, supone que es mala para, acto seguido, meterse en la cama y enmudecer para siempre, literariamente, se entiende. De regalos así está llena esta narración. s BLANCA RIESTRA JUEGA CON LA FANTASÍA DE UN BORGES QUE DICTA SU ÚLTIMO LIBRO. EN LA IMAGEN SUPERIOR, EL ESCRITOR ARGENTINO ABCD 19

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