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CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 21
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CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 21

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ENSAYO Libros Para una relectura del Quijote Para leer a Cervantes MARTÍN DE RIQUER Prólogo de Dámaso Alonso Acantilado. Barcelona, 2003 584 páginas, 30 euros T RES libros forman la esencia de este volumen: Aproximación al Quijote, Cervantes en Barcelona y Cervantes, Passamonte y Avellaneda. Bastaría con enunciar esos tres títulos para que cualquier lector del Quijote supiera que nos encontramos ante un clásico de la filología cervantina, pues con razón el profesor Riquer ha ocupado durante medio siglo la cumbre de los estudios sobre la más famosa de las novelas en español, tanto por sus trabajos de erudición, como por sus ediciones o sus libros de carácter divulgativo. Y, por ahora, ninguno de los investigadores que se ocupa de Cervantes ha sido capaz de hacer sonar una polifonía tan rica y variada. El Quijote es una de esas obras que todos conocemos, aunque no todos han leído: con la llegada de la primavera, cuando el tiempo empieza a ser más suave, asistimos a esa extraña ceremonia de catarsis, de confesión general y general tranquilización de conciencias que es la lectura pública de la obra; muchos de quienes forman colas para dejar su efímero recuerdo colectivo sólo han leído el párrafo que les cabe en suerte y que les ha impuesto la moda. Pero eso forma parte del mito, como la representación de episodios del libro de Cervantes en las cortes francesas o rusas del siglo XVIII y XIX. Frenesí quijotesco, humo de pajas. tes datos acerca de lo que pudo ser una parte mal conocida de la biografía de Cervantes. La conclusión final resulta evidente tras la lectura de estas páginas: si el escritor alcalaíno sabía que las galeras de la Generalitat eran cuatro (desde 1609) y el bandolero Roque Guinart se acogió al indulto de 1611, está claro que vivió en Barcelona entre 1609 y 1611; deducciones derivadas de la documentación existente, reducen el período posible al verano de 1610. Elemental ejercicio deductivo. Fernández de Avellaneda No se entiende debidamente la segunda parte del Quijote sin la reflexión profunda y el justo enfado que supuso para Cervantes la aparición en Tarragona del apócrifo de Avellaneda en 1614. Bajo el nombre de Alonso Fernández de Avellaneda se ocultaba, según dice el propio Cervantes, un aragonés. A partir de esa afirmación y con el método que ya le hemos visto aplicar con habilidad y éxito, Riquer propone que se trata de un soldado, autor de una narración autobiográfica titulada Vida y trabajos de Gerónimo de Passamonte. En el tercer libro del volumen que tenemos entre manos, Riquer se dedicará a justificar la hipótesis de la identidad del soldado y Avellaneda y a intentar comprender las razones que tenía Passamonte para estar enfadado con Cervantes y las de Cervantes para criticar al que había sido su compañero de armas durante dos años (15711573) Para ello, revisa la biografía del soldado aragonés, examina las alusiones a Ginés de Passamonte en el Quijote y recorre con suma cautela las referencias que podrían identificar a Avellaneda con Passamonte. Toda una lección de meticulosidad filológica. Por último, el volumen se cierra con dos trabajos no por breves de menor alcance, en los que el profesor Riquer aclara el alcance del apodo de Ginesillo de Parapilla y el insultante significado del término que acompaña el nombre propio. El otro estudio se desarrolla en un terreno bien conocido por su autor, el de las armas que aparecen en el Quijote: estas páginas completarían un recorrido iniciado hace ya muchos años con el Arnes del cavaller y seguido entre otros trabajos por las armas del Amadís de Gaula. Un volumen que recoge tres libros, y algo más. Jaume Vallcorba nos tiene acostumbrados a libros de gran belleza en su aspecto y en su contenido, y éste es una prueba excelente: se lee con facilidad y resulta cómodo. En cuanto al contenido, quien quiera leer el Quijote con aprovechamiento, conocer con más profundidad la vida y obra de Cervantes o simplemente recrearse con el sano ejercicio de la deducción, debe acercarse a estas páginas, y no lo lamentará. Otros itinerarios Somos muchos, sin embargo, quienes hemos tenido la suerte de entrar en el Quijote acompañados por Riquer; algunos, además, hemos podido seguir otros itinerarios con el mismo maestro: Tirant lo Blanc, Amadís de Gaula... Cientos y cientos de páginas divertidas en unos casos, sorprendentes en otros, hermosísimas siempre, en castellano o en catalán. Y ahora se nos vuelve a ofrecer la posibilidad de recuperar aquella guía de lectura. Aproximación al Quijote es de una gran claridad, eficaz, útil, como corresponde al propósito que movió a su autor: ¿Qué son los libros de caballerías? ¿Quién fue Cervantes? ¿En qué consiste el Quijote? Preguntas simples a las que no siempre se suele dar una respuesta adecuada, pues en los estudios cervantinos se mezclan como en botica todo género de componentes: siempre resulta más atractivo para el ego lucir las propias plumas o practicar el escándalo intelectual que someterse a la disciplina del texto, de los datos concretos, de las lucubraciones más diversas. Riquer ha enseñado a lo largo de toda su vida que sólo los edificios bien cimentados perduran al paso del tiempo; y lo ha hecho sin querer imponer su criterio, sin ser el arbitrista que muchos tienen encerrado en lo más profundo de su ser, y a veces no tan profundamente. Aproximación al Quijote apareció por primera vez en 1960, y desde entonces ha sido publicada en reiteradas ocasiones, con añadidos y mejoras. Más de cuarenta años separan la concepción del libro y esta nueva edición; releerlo es como reencontrar a un viejo amigo, y es inevitable que se nos escape una exclamación: ¡Pero si sigues igual! En efecto, se trata de un trabajo que no ha envejecido ni en el tono, ni en el contenido. El segundo libro del volumen es Cervantes en Barcelona. En la segunda parte del Quijote y en una de las Novelas ejemplares (Las dos doncellas) Cervantes dedica notables elogios a la ciudad de Barcelona y a sus habitantes. Una larga tradición local señala el edificio del barcelonés Pa- seo de Colón, número 2, como la casa en la que vivió nuestro escritor durante su estancia en la capital catalana. A partir de esos datos, y con las referencias diseminadas a lo largo de las obras de Cervantes como únicas pistas, Riquer realiza un ejercicio detectivesco, minucioso, que le lleva a analizar con detenimiento la exactitud y veracidad de cada uno de los datos, para poder establecer la cronología de los hechos; de este modo, Riquer explica por qué la acción del Quijote ocurre en verano de 1614, y que no se trata de un error de Cervantes, sino de una necesidad para poder atacar a Avellaneda; la información de las cuatro galeras de la Generalitat (botadas en 1609) o la expulsión de los moriscos (el mismo año) y las vicisitudes del bandolero Perot Rocaguinarda (desde 1611 capitán de infantería en Nápoles) no contradicen las deducciones de Riquer, sino que las confirman y aportan sugeren- Carlos Alvar 21 Blanco y Negro Cultural 21- 6- 2003

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