Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 13
CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 13
Ir a detalle de periódico

CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 13

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

NARRATIVA Reediciones Creación e Historia La mujer de las alas grises FERNANDO MARÍAS Destino. Barcelona, 2003 322 páginas, 15 euros OVELISTA y autor de guiones, Fernando Marías (Bilbao, 1958) tiene en su haber una atrayente carrera literaria, con títulos como La luz prodigiosa, Esta noche moriré, y El Niño de los coroneles, que consiguió el Premio Nadal 2001. Ahora publica La mujer de las alas grises, en la que Marías vuelve a dar cuenta de su habilidad para bucear en la Historia y convertirla en absorbentes narraciones, planteando sugerentes hipótesis. De esta forma si en La luz prodigiosa imaginaba que Federico García Lorca había sobrevivido a su fusilamiento, y en El Niño... se inspiraba en una noticia según la cual el dictador Ceaucescu tenía una guardia pretoriana dedicada a secuestrar niños y educarlos en el aprendizaje de la crueldad, en La mujer de las alas grises entrelaza el presente y el pasado (albores del siglo XX) mediante la técnica de las cajas El estilo es el hombre ENRIQUE BAENA IERTA estirpe de novelistas siente indiferencia en su madurez. Ninguno de ellos se ve prescindible pero vivieron la caída y el desgaste, la soledad y el aislamiento, y ante ello ya no les importa la realidad de su ficción, la que se ha venido haciendo visible en cada lector, ni si éstos son muchos o nadie; en ese punto, descartadas mejores esperanzas de notoriedad, aparece una nueva comunicación, el diálogo del autor con su obra, un hecho silencioso aunque lleno de esplendor que apunta a la creación esencial, tal vez a un destino, o al vínculo indestructible que se constituye en el estilo como la reunión del hombre y sus historias. Ernest Hemingway creyó haber superado a Flaubert y sin embargo, al final, una situación común los distinguía, un sentimiento de acabamiento que, paradójicamente, demostraba lo mejor de sí ante lo fundamental: mirar íntimamente lo creado y más allá de sus contemporáneos atisbar un signo superior con el que afrontar la posteridad. A comienzos de los cincuenta llega El viejo y el mar cuando, en efecto, el mundo del escritor empezaba a periclitar, y en un modo narrativo que no reconocemos ni siquiera como suyo, asoma la crisis, una visión escindida entre la sugerencia simbólica y la crónica minimalista, entre el titubeante realismo y la poética sobre el yo rematada en épica. Lejos quedaba Fiesta, en los felices veinte pero con tragedia interior, en el momento en que Ezra Pound lo alentaba, había vivido el magisterio de Gertrude Stein, quien daría nombre a su Generación perdida y quizá el más representativo de ésta, Scott Fitzgerald, le brindaba ayuda y amistad. Luego vendrían Adiós a las armas, donde importa el drama sentimental, o su gran planteamiento sobre los toros en Muerte en la tarde, y ya en los cuarenta su abordaje humano y literario a las fisuras colectivas con Por quién doblan las campanas. Ahora, con el paso del tiempo, este hombre de acción, detenido al amparo del cielo caribeño, en El viejo y el mar nos presenta la imagen más genuina de su heroísmo, también de su afinidad narrativa Melville y lírica Whitman que no es sino afirmar su naturaleza, un punto de vista trasladado a toda su obra; y es el sufrimiento pasivo lo que la niega, esa presión insoportable que lo despojaría de sí mismo tanto como de su ética y escritura. En la hazaña del pescador mar adentro a la captura del gran pez, peligro, dolor y cicatrices son la manifestación alegórica de un estoicismo, el que desvela para Hemingway la nobleza y ecuanimidad del valor. Con ilustrativo prólogo de Juan Villoro se reedita esta extensa fábula, también Fiesta; hechos editoriales que reviven ante los lectores españoles la ya probada permanencia de su interés por Hemingway. v N C chinas y a través de las peripecias de un cineasta que trabaja en el proyecto de un documental sobre vidas fracasadas en el Madrid de hoy, y de Hipólito Mon, director de una película secreta que abre interrogantes como la existencia de una posible conspiración para asesinar a los aspi- rantes carlistas a la Corona española. Entretenida novela, en definitiva, que a la vez propone con lucidez una serie de cuestiones en torno a la creación, su proceso y poder. Carmen Rodríguez Santos Leer te salva la vida La loca de la casa ROSA MONTERO Alfaguara. Madrid, 2003 271 páginas, 14,95 euros IENTRAS uno está leyendo el último libro de Rosa Montero, La loca de la casa, y cuando lo ha terminado, el sentimiento general es el de familiaridad y camaradería. Dan ganas de abordarla y, de tú a tú, decirle: Chica, vaya historias que me acabas de contar Y luego atarla para que no se escape; obligarla a seguir contando, porque nos ha inoculado el virus de una curiosidad desatada. Queremos saber más de aquel atormentado chimpancé que fue capaz de comunicarnos el sufrimiento animal; o sobre la singular historia del nacimiento de Moby Dick, por ejemplo... Y ya en terrenos más personales, queremos saber adónde fue su hermana esos tres días en que estuvo desaparecida, o cuál de las tres versiones del encuentro amoroso con M. es la verdadera. Si es cierta esa hermana, o ese encuentro, claro... Me parece que éste es un modo bastante gráfico de explicar en qué consiste La loca de la casa. Un libro que engancha por lo que cuenta y, sobre todo, por M cómo lo cuenta. Rosa Montero tiene el don de contar no en vano ella dice que es su mejor arma para seducir y de hacer vibrar con sus narraciones. Y aunque a su través nos desvele el proceso creativo experimentado desde el pellejo del escritor, los lectores no van a encontrar aquí un modélico ensayo con citas académicas dictado bajo el férreo pulso de esa estricta gobernanta llamada objetividad. No. Van a encontrar a una habilísima contadora de cuentos, tierna, díscola, juguetona y vitalista, que toma la excusa de desgranar el porqué de la escritura para narrarnos mil aventuras tan amenas que da pena que el libro acabe. El mayor hallazgo Es ese lenguaje desenfadado y coloquial con que la autora lo cuenta todo el mayor hallazgo del libro. Nos relata Rosa Montero su propia vida hablar de literatura es hablar de uno mismo entremezclada con la de otros escritores, clásicos universales, y todo lo explica como si estuviéramos sentados mano a mano con ella en la mesa camilla de la imaginación, con los pies en el brasero de la intimidad y la boca abierta, esperando que sus próximas palabras nos revelen el drama familiar de alguien a quien hemos ad- mirado a través de sus grandes obras. Al fin y al cabo son colegas de otras épocas, seres humanos que sufrieron las mil penalidades del fracaso o las traicioneras mieles del éxito. Y Rosa Montero les hace el mejor homenaje que un escritor sensible les puede hacer. Contarlos desde la emoción y la cotidianeidad, hacerlos reales, ponerles adjetivos de andar por casa, llamarlos panolis, fanfarrones o vanidosos, de igual modo que ella misma se retrata valientemente en sus páginas. Porque no sólo no se esconde detrás de la ficción, aunque en apariencia juegue a ello, sino que torea sin muleta, en plan chulo, para brindarnos ese escalofrío por la piel que surge de sentir más que de razonar lo que uno está leyendo. Podemos estar de acuerdo o no con sus afirmaciones, pero lo cierto es que en su modo apasionado, nada aséptico, de expresarse, hay una invitación tácita a disentir o matizar, y hasta da la sensación de que pide guerra, guerra de la buena. Porque el rescoldo de la lectura, cuando ya se ha rematado el libro, deja la brasa encendida del diálogo con los otros, como si la conversación, y con ella sus infinitos relatos, no hubiera hecho más que empezar. J. Pagola El viejo y el mar. Fiesta. Ernest Hemingway. Prólogo de Juan Villoro. Traducciones de Lino Novas Calvo y Joaquín Adsuar. Revisión de José Hamad. Debate. Madrid, 2003. 144 y 288 páginas, 14,70 y 16,50 euros Lola Beccaria 13 Blanco y Negro Cultural 21- 6- 2003

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.