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CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 12
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CULTURAL MADRID 21-06-2003 página 12

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Criaturas y pasantes NARRATIVA Gobierno de coalición, ¡ya! ALEJANDRO GÁNDARA A la impresión de que vivimos en un mundo donde cada vez hay más responsables y cada ve z menos culpables. Pienso inevitablemente en lo que ha sucedido en la Comunidad de Madrid, donde un par de estropajosos han sido capaces de desenchufar el sistema democrático. Tal como suena. Y la respuesta a este delito sedicioso ha sido una inacabable retahíla de acusaciones e interpelaciones a la responsabilidad de gente que no era el par de maleantes. Responsable se ha hecho a Zapatero porque eran de su partido, a Blanco por haberle fallado el olfato, a Simancas porque los coló en la lista, al PP por tratar con el sector inmobiliario, al sector inmobiliario por dedicarse a las inmobiliarias, a los instigadores por instigar y, a este paso, al camarero que les sirvió el día de autos el desayuno, al taxista que los llevó en taxi, y al Sáhara por la ola de calor que derritió el cerebro a los delincuentes. A poco que esto se desmande acabaremos por romper relaciones con los países que limitan con algún desierto, incluido el del Gobi. Esta perversa for ma de entender el mundo es la que realmente lo pone todo patas arriba. Al cabo de un rato la sociedad entera es responsable de cualquier daño que se le hace, por encima de quien lo ha hecho. Una sociedad tan expuesta es lógico que se vuelva frágil, y que viva siempre acechada por cualquiera de las irregularidades que de por sí produce la vida. Los que se quedan roncos de pedir responsabilidades sí son, en cambio, los responsables de esparcir la niebla en la que se camuflan los verdaderos culpables. Es en ese puré de guisantes donde cabe mezclarlo todo para que termine no sabiendo a nada: desde la política urbanística de unos y de otros a la polémica de cómo salir del atolladero, pasando por un mar de sospechas mutuas cuya conclusión es la indiferencia del que hace cola para votar. A estas alturas la clase política ya debiera saber que todas las salidas a la situación madrileña son malas, y no debiera olvidar que está dejando atrás la única buena: que los maleantes entreguen el acta de diputado a causa de lo que son, o sea, maleantes. No arriendo las ganancias a unas nuevas elecciones (que, por otro lado, darán una lección magistral de cómo boicotearlas en el futuro) ni las arriendo tampoco a una investigación del PSOE sobre los instigadores de la corrupción (que puede acabar en cualquier sitio y de cualquier manera, sin que sepamos más que ahora ni estemos más convencidos) Si la solución buena no puede finalmente llevarse a cabo a través de todas las coacciones que un equipo de cerebros malignos planee para culminarlas, entonces los políticos de Madrid están abocados a la grandeza: una coalición de los tres partidos, un gobierno de todos para paliar el mal de todos. Y así, mejor que de ningún otro modo, se dará una lección de cómo convertir un mal en un bien. v Una nueva sensibilidad Flores de un solo día ANNA- KAZUMI STAHL Seix Barral. Barcelona, 2003 442 páginas, 21,50 euros D L A escritura, el argumento y la sensibilidad de esta prolija novela son inusuales, insólitos. Se trata de una escritora en la que la ficción mana de una experiencia muy honda, que es la de la propia búsqueda vital, la persecución de su propio ser a través del hilo de su laberíntica existencia. Si la escritura es esa experiencia en que la sorpresa habita en primer término a su creador, Flores de un solo día cabe en esa definición. gada a desvelar, y desvelarse, el misterio de su pasado; se ve forzada a inventarse una personalidad, a erigir su presente sobre el vacío, porque nada le explica quién es. Para facilitar esa búsqueda, un día recibe una carta que le propone aceptar una herencia que una olvidada abuela le ha dejado a su muerte. Viaja al encuentro de su identidad recóndita. Explorar el pasado no es grato; su personalidad compleja, escindida, invita a la prevención, pero todas las preguntas tienen respuesta al final de la obra. Novela lírica Flores de un solo día está hecha con materiales que expresan una sensibilidad nueva, podríamos decir que se trata de una novela lírica en la que sus imágenes han sabido componer el relato aprovechando las diversas tradiciones a las que la propia autora pertenece. No cabe mayor independencia imaginativa, ni mayor honestidad creadora. La anécdota se forma a partir de una enorme sutileza, con el explícito rechazo de la acción, del cinematografismo, que preside tanta producción narrativa en nuestra narrativa actual. Flores de un solo día debe quedar como una de las excelentes novelas hispanoamericanas publicadas este año. Sutileza oriental Si entre la vida y la literatura existe una relación estrecha, la peripecia de Anna- Kazumi Stahl no puede dejar de asombrarnos y conmovernos: de origen japonés, su vida pasa por Norteamérica antes de llegar a Buenos Aires. La primera reflexión que su periplo vital merece es la de elogiar la decisión de escribir en español como hace Ricardo Piglia en la contraportada del libro la segunda, la de dejarnos seducir por la sutileza oriental, por la conjunción de culturas que este largo relato representa. El argumento se teje en torno a dos mujeres: una madre y su hija. La madre, de origen oriental, ha visto disminuida su facultad del habla desde la infancia; al principio del relato no sabemos la causa. Sin la facultad de la palabra, desarrolla hasta lo sublime la comunicación a través de los gestos, de la mirada, de su trabajo, que consiste en alcanzar la expresividad más artística a través de la composición floral de estilo japonés. Su hija Aimée, la verdadera protagonista, se ve obli- J. Boto Arturo García Ramos El caos concertado Latente MENCHU GUTIÉRREZ Siruela. Madrid, 2003 240 páginas, 15 euros N el capítulo que continúa al que los estudiosos han llamado Circe en Ulises, cuando Bloom y Stephen se dirigen al Albergue del cochero Joyce, siguiendo una vez más la estela de Shakespeare, sólo es tu nombre el que es mi enemigo nos advierte de que el lenguaje sirve no sólo para esclarecer sino, lo que sucede más a menudo, para manipular, pervertir y engañar. La mot juste flaubertiana, la gran superstición de la narrativa moderna, ha saltado por los aires por falta de razón de ser, y casi nadie parece advertirlo a no ser por los movimientos más o menos erráticos por restituir la esencia misma de la palabra que se producen de vez en cuando y a los que se califica de herméticos confundiéndolos con falta de cla- E agandara escuelacontemporanea. com ridad. Y viene esto a cuento porque desde que leí Viaje de estudios, me percaté que en Menchu Gutiérrez existía esa obsesión por la restitución, aun sabiendo que aquello que se describe es probable no tenga centro y que, finalmente, sean las palabras mismas las que parezcan sugerir una presencia que se resiste a ser revelada. Su obra posterior no ha hecho más que afirmarme en esa sensación hasta que la publicación de esta Latente me confirma que su autora parece ir incluso más allá: las palabras danzan aquí formando un anillo en torno a lo que sea eso del deseo y sus consecuencias. Lo que el lector se en- Las palabras danzan aquí formando un anillo en torno al deseo cuentra, entonces, es un cúmulo enorme de imágenes que acarician el concepto de que se trata y que, gracias al ritmo y a lo atinado de las situaciones producen una suerte de sensación que hace que el lector note el deseo mismo, no su objeto. Algunos confundirán este propósito con una actitud tendente al lirismo; otros hablarán de situaciones, descritas con secreto intimismo; los menos, de un estilo minimalista que aborrece la concreción. Yo creo, por el contrario, que lo que mueve a Menchu Gutiérrez a narrar así es la desconfianza que tiene por el tiempo y el movimiento, por aquello que distrae de lo que debe ser fijado, de ahí su obsesión por la espacialidad y por lo plástico, lo que no debe hacernos creer que su narrativa abomina de las historias al uso. Simplemente acota un espacio, por pequeño que sea, y trabaja en él hasta agotarlo. Todo lo contrario de la dispersión. Juan Ángel Juristo 12 Blanco y Negro Cultural 21- 6- 2003

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