CULTURAL MADRID 28-12-2002 página 24

PINTURA Arte La muralla interior de DamiánFlores Damián Flores Galeria Siboney. Santander. C Castela. 7 De 600 a 3500 euros. Hastat- IIDdeenerode 2003 N pinturas de Damián Flores, hay siempre las un muro a la derecha. Como en el enorme poe ma de Paul Claudel La mural a interior de lb do, del que me acuerdo a la vista de sus Laberintos. hay siempre un mitro ami derecha) y corno en el poema hay pontones, casas y avenidas, imágenes entre las que bien parece que un alma pasa furtivamente en tre los mundos desencajados Así que no es raro que sin haber llegado, creo, a Tokio. Damián Flores haya pintado tantos lugares que su pintura ha hecho inciertos, si, pero vistos en Roma, en Lisboa, en La Habana... Creo que es el pintor de la órbita de las fi guraciones españolas que ha pintado más casas y ciudades, hasta el punto de que la relación de sus ex posiciones se organiza así, por viales, no hay más que leerla, por domicilios que son sueños, por en sueños y paseos. Pero un muro continuamente ami derecha Y es el pintor también que ha pintado a más escritores, como ahora, daro, al joven Borges. mano en el bastón mientras sobre él se levanta una biblioteca con algo de escheriana, de orsonwellsia na. que no podía faltar en esto de los laberintos. Pero las bibliotecas, los lomos de los libros, las imágenes de los escritores, resulta que a poco que lo E Navetebana (2002) pensemos no son la sustancia de vida que puede ha ber, o no, en una poesía, en una literatura. Son sólo eso: su imagen. Y en cuanto a las tantas casas, a esas rúas y escalinatas y murallones que nos parecian siempre imaginarios y eran reales, mientras ahora. en estos laberintos, nos parecen reales y puede que sean imaginarios; de las casas, decia, y las ciudades. qué sino que el muro continúa pegado a mi dere cha Porque ese muro cuya sombra convierte las palabras vivasen el retrato de un hombre muerto, es el mismo muro que impide que los lugares hechos para la vida que anhela un viajero como el pintor. tengan habitación humana, que nunca la hay ni ras tro, en sus pinturas. Nunca hay nadie en los laberin tos de la soledad y nunca queda nada de la voz de na ilie en los retratos de un escritor sea el que sea. Y ése viene a ser el laberinto y ése el muro que aisla de la vida a las pinturas de Damián Flores, y eso aunque una delicada hermosura natw- alista nos haya hecho creer- que su propósito no era, de partida, el mismo que el de los nietos de los metaflsicos con sus plazas y puertos hechos para nadie, para nada. En las lin des (le los labrantíos, en las tel- razas del sur. en los malecones, todos tan naturales y exactos, tan diestra y luminosamente pintados, aparece de pronto una traza que desencaja los mundos. Y es ahi donde es tamos, por eso no nos vemos, por eso parece no ha ber nadie alli: en el laberinto del que no se puede sa lii porque, como decía Claudel, no es fuera, sirio dentro, donde se yergue el muro del que soy prisio nero Y porque no se entra en él; sólo se está, de coz y desde siempre, y el hechizo de las imágenes es una de las causas que nos impide dar con la salida. Enrique Andrés Ruiz DIBUJO Una forma, ün mundo De forma cerrada. Una biografía del dibujo Instituto Valencianode Arte Moderno. Centro Julio González. Comisarios: Amelia Vantolinay ValerioAdami Hasta el 12 de enero de 2003 quier otro soporte provoca una pequeña ten sión perceptiva que atrae nuestra atención; algo su cede, la continuidad de la superficie se ha interrum pido, la presencia del trazo parece reclamar una in terpretación: ¿se trata de una huella, de un gesto, de un indicio... Cuando esta línea se articula, crece, empieza a cobrar entidad y sentido, es decir, se hace forma, logra comunicar Quiero comenzar destacan do, desde lo más elemental, la trascendencia que comporta el hecho de dibujar, en tanto que requiere de infinitas decisiones de carácter extremo por par te del artista, quien de continuo se ve en la obliga ción de elegir dónde situar una linea. en este lugar y no en otro (ese otro lugar es un territorio inacaba ble) y de saber cómo irla combinando. Al fmal de es te proceso surge la forma, ese producto visual capaz de transmitir en su unicidad una observación, una idea, una emoción. -una imagen del mundo. Ibmando como motivo la noción de forma cerra da, puesta en circulación por It Wólfflin en su in tento de explicar el arte desde sus conceptos más fundamentales, el artista Valerio Adami y la profe sora Amelia Vantolina (de la Universidad de Bérga mo) han reunido alrededor de ochenta obras (dibu jos y grabados, junto con relieves, escultura y cerá mica) que constituyen un amplio recorrido en torno a las manifestaciones que aquel modo de entender la definición de la forma ha conocido a lo largo de la historia y a través de diferentes culturas. Compleja tarea que podría haber adolecido de una cierta lite ralidad de la cual han sabido sustraerse los comisa rios. En tal sentido, hay que destacar la clarividen cia y apertura de su criterio tanto a la hora de ela borar los planteamientos que informan esta pro- U -j- NA línea realizada sobre un papel o sobre cual -c- r 1- YV: II -4 De Izquierdaa deredia, Duerno JIIIa deDen de Nicholson, Nonime courant volantlaface, Francesco y mi se de SalvIati puesta como para seleccionar las piezas, lo cual ha dado lugar a una concisa panorámica que contribu ye a enriquecer nuestro conocimiento acerca de la capacidad configuradora del dibujo. Excelente opor tunidad para apreciar algunas de las más represen tativas maneras en las que se ha ido revelando uno de los principios creativos privilegiados dentro de la Historia del Arte: el del diseño de formas cerradas. El itinerario está estructurado en orden cronoló gi. camente inverso, estimo que con la intención de evitar que el conjunto pudiera considerar- se como un simple desarrollo evolutivo del concepto que motiva la muestra. Se comienza con artistas más o me nos cercanos como Lindner, Giacometti, Miró. Ma tisse, Schlemmer Nicholson. Picasso. Légei: dando paso a Munch, Hodler von Marées, Millais, Rafael, Durero. -Completan la exposición tres dibujos brdios de los siglos XVIII y XIX, dos facsimiles del Beato de Liébana, un Mandala del siglo XV un frag mento de mosaico romano, un par de cerámicas griegas y dos relieves egipcios. Un listado cuya sola mención hace apetecible una detenida visita. Víctor Zarza 2- 4 Itl: l,i f, r, sriiIii, i,iI fM: V I3.9iI41