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CULTURAL MADRID 28-12-2002 página 8
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CULTURAL MADRID 28-12-2002 página 8

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página8
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Criaturas y pasantes; 0 NARRATIVA Los propósitos infelices ALEJANDRO Generacióncontra generación La materia deseo del EDMUNDO SO 1. DAN PAZ N profesor estadounidense de origen boliviano vuelve a Cochabamba tras las huellas de su padre, un guerrillero intelec tual, autor de una novela escrita en clave (Berkeley) pesquisa La se realiza a través de algunos per sonajes que estuvieron en con tacto con él, uno de ellos el más importante narcotraficante de la nación boliviana, otro el propio hermano del activista. Como es obvio, la búsqueda que lleva a cabo el narrador y protagonista no tiene por objeto únicamente la realización de un libro documen tado, académicamente correcto, sino que, como cabe esperar de toda creación literaria de fuste, la búsqueda se transforma en refle xión metafisica acerca del propio protagonista: el profesor liberal, escéptico, apolítico, se mfra en el espejo de su padre, el prototipo de personaje combativo hasta la lu cha armada por una causa de iz quierdas que al hijo ya le parece una utopía arcaica. Para sugerir similitudes y diferencias entre el padre y el hijo, el autor ha abun dado en las simetrías de la bio grafía de ambos: los dos se lla man Pedro, se alojaron en la misma Universidad, tuvieron una sexualidad conflictiva, se iii teresaron por la política latinoa mericana. El significado del argumento GÁr wAwk o ECUERDO hace años yo tenía un que socio con el que compartia buenos pro pósitos. Nos habíamos lanzado a una de esas empresas culturales que consisten en oler el abismo, cuando no en aterrizar directa mente con los piños. Total, que en casa no es tábamos bien considerados (aguantar a gente que se pasea por el filo de la espada no es fácil) y, sobre la ruina que se cernía, se amontonaba además una de esas desdichas que se parecen tanto a un día de niebla: vas llegando a los sitios, pero no ves nada. De modo que cada vez que festejábamos el nuevo año nos decíamos: (Esteaño vamos a ser felices) Con ello queríamos decir que más allá de la ruina económica había otros horizontes y que la vida es una cosa más vasta que un balance o una suspensión de pagos. El caso es que cuanto más sincera era nuestra esperanza y más energía poníamos en el empeño peor iba todo a la larga. Con el tiempo no quedó más remedio que sospe char que los buenos deseos no solamente no están intimamente rel acionadoscon los bue nos resultados, sino que incluso los envene nan. Supongo que pasa como con ciertos ideales demasiado altos, que no traen otra cosa que sensación de fracaso en cuanto se ven amenazados por el incumplimiento. Un tipo que quiere dejar el vicio de fumar y lo consigue durante tres semanas no es un tipo que ha vencido su debilidad durante tres se manas, sino un depresivo clinico en la cuarta. Así funciona. Y si funciona así, desde luego no hay nada más loco que proponerte la felicidad, como si la felicidad tuviera que ver con tus ganas de tenerla y con el esfuerzo que hagas. Depende tan poco de uno que probablemente sea más fácil alterar la órbita de los planetas con concentración mental. En comparación, esto último queda a nuestro alcance. Por otro lado, los grandes propósitos son admi rables, aunque sólo eso, o sea, que están bien para ser mirados con la boca abierta o para verlos en el cine entre palomitas y parientes cercanos. En la vida no son más que distri buidores al por mayor de frustraciones y promotores comerciales de desasosiego. Si a esto se le añade que generalmente sólo encu bren una deficiencia o un ataque de angus tia existencial, y que además cuando uno los obtiene nunca le proporcionan la satisfac ción imaginada, me parece que el cuadro está completo. Mi socio y yo acabamos brindando por no levantarnos al día siguiente con resaca. lo cual, si bien se mira, es paradójico, pero gra cioso. Es una de las ventajas de los propósi tos modestos, que si no te salen te ríes y si te salen te alegras. De paso no amargas la vida a los que te rodean. Cuando a tus hijos les confiesas que el año que viene quieres ir a la Luna o a tu cónyuge que vas a fundar una empresa en Nueva York, lo único que haces es darles un disgusto. Porque ellos lo que quieren es que estés en casa por la noche, sa lir los domingos de paseo y que nunca duela nada. Que ya cuesta. R U Alfaguara. Madrid, 2002 320 páginas, euros 17,20 que ha trazado Paz Soldán no se detiene en la pareja de personajes que protagonizan la obra: el pri mer Pedro representa o incluye a toda su generación, como el se gundo a la suya, y la reflexión so bre Bolivia esconde una interpre tación sobre Hispanoamérica. Lector envilo La materia de es una ex del celente novela apunta numero sas direcciones en el argumento, con todas mantiene en vilo al lec tor y lo que es mejor, le da cum plida satisfacción a su debido tiempo; enfrenta con sinceridad las divergencias de interpreta ción de la vida y de la política de dos generaciones sin caer en la simplicidad ni el maniqueísmo; está contada con una prosa fcil, que encuentra acaso su nota dis tintiva en la mixtura del español con el inglés, y con la fluencia de ambos idiomas se expresa el cam bio de perspectiva que acompaña el salto de cuarenta años; los per sonajes son emblemáticos, pero nunca una pura abstracción, y vi ven con autenticidad más allá de lamen representación simbólica porque junto a la indagación poll tica o ideológica el foco de la na rración lo ocupa siempre el factor humano. Arturo CantaRamos Arcadia todos los días bora XOS CARLOS CANEIRO Espasa. Madrid, 2002 454 paginas, euros 21 STOY atento a la obra de Xosé Carlos Caneiro desde que conocí, va ya para cinco años, Un juego de apóctjfos, una novela muy digna y prometedora con la que el autor ganó el Pi- emio Torrente Ballester y con pos terioridad, el de la Crítica. Me en frenté, entonces, como lector, co rroborado luego con libros como La rosa de Boiges. con un mundo narrativo que rozaba eso que se ha llamado con poca fortuna, me taliteratura, y que no deja de re presentar el viejo juego ya de las referencias del postmodernismo, es decir las citas son la fuente de la literatura misma y lo irónico actúa como elemento de obligado cumplimiento en aras de un dis E tanciamiento con aquello mismo que se narra. Si a esto le añadi mos la tendencia a incorporar a su quehacer narrativo elementos tomados del mundo del mito y de la tradición de la literatura fas tástica, no descubro nada nuevo si al lector le doy como referencia la obra de Cunqueiro, muchas de las que han hecho de Méndez Fe rrin un excelentecuentista, y los comienzos de la obra de Alfredo Conde que culmina con El Gr bn, por poner ciertos casos, y que muchas veces se ha contra puesto, como elemento primor dial de identidad cultural na cionalista, al discurso del poder del castellano representado por un escribir claro, conciso y, a la postre, empobrecedor, según ellos, tenemos entonces ciertas claves que nos explican con al guna pretensión cierta los funda mentos en los que el autor es deu dor. Con Éhoru, su última novela, Caneiro incide en elementos si milares pero trastocados esta vez en una vocación que podríamos llamar arcádica y de la que nos salvamos de su previa inverosi militud gracias a un intenso ejer cicio de humor que plan ea por to das las páginas y a un tono que roza lo esperpéntico, a veces lo grotesco, pero del que el autor se desliga con una elegancia propia del que sabe el oficio. De esa aven tui- a loca de Libardino, que aban dona a su mujer y al mundo que quieren convertirle en destino, y de su regreso a la Ebora de su in fancia trata este libro, repleto, por otra parte, de una galeria de personajes que hacen de la no vela una de las farsas más ocu rrentes que he leido en los últi mos años. Farsa que, por otra parte, hace honor a uno de los gé neros más vivos de nuestra tradi ción literaria. JuanAngel Juristo 8 llaneo y iNn, r. Culi, ral 2- i2- 2OO 1

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