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CULTURAL MADRID 14-12-2002 página 42
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Cine Rafael Alberti compartió con su generación, no en vano llamada del cine y los deportes su pasión por este medio de expresión y, en especial, por los grandes cómicos del cine mudo, en los que creia ver encarnada la genuina poética del humor Determinados reursos de su poesía, el dinamismo, la velocidad, la ruptura sintáctica, las imágenes sorprendentes, son sin duda herencia de esta afición 1 1 Alberti y los tontos cinematográficos mucho el humor y la poesía que encontraban en sus películas, el mejor antídoto, según él, contra toda infección sentimental Buster Keaton, ¡he aquí la poesía pura Paul Valéry! llegará a decir Dalí en 1927. Y Lorca publicará al año siguiente un diálogo dramático titulado El paseo de Buster Keaton escrito en 1925. Alberti, por su parte, le consagrará dos de los poemas más signi ficativos de su citado libro: Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es una verdadera vaca y Noticiario de un colegial melancólico El primero parte de una anécdota contenida en la película Go West (1925) aquí conocida como Mi vaca y yo o El rey de los cowboys, en la que, en efecto, una vaca se convierte en la compañera de Buster Keaton, mientras que el segundo podría relacionarse con la titulada El colegial (College, 1927) Lo que hace en ellos el autor es identifi carse con Buster Keaton y convertirlo en porta voz de su propio desconcierto e incertidumbre en medio de un mundo que no comprende y en el que no acaba de encontrar su sitio. Y, en este sen tido, podría decirse que son un buen testimonio de afinidad y complicidad con el gran cómico de ojos tristes y eterna cara de palo el hombre Humor y poesía que nunca ríe impávido e impasible aun en las De todos ellos, el preferido es, sin duda, Bus- situaciones más difíciles y ridículas. ter Keaton. Y en esta marcada predilección coin Pero, más allá de estos dos poemas, resulta cidirá con Lorca, Buñuel y Dalí, que lo situaban evidente que la influencia de Buster Keaton se muy por encima de Charles Chaplin, a quien deja sentir también en el espíritu y en el tono ge consideraban un putrefacto por su excesivo neral del libro. Me refiero aquí, sobre todo, a la sentimentalismo. El propio Buñuel ha recordado presencia de algunos rasgos característicos de alguna vez cómo estos cuatro amigos y compañe este personaje o de sus películas- -si bien presen ros de la Residencia iban al cine con frecuencia tes también en otros cómicos del cine mudo nor para reírse con Buster Keaton, pues les gustaba teamericano- entre los que cabría mencionar: la fascinación de Alberti por los grandes A cómicos del cine mudo norteamericano fue una especie de amor compartido por otros com pañeros de su generación, así como por los miembros del grupo surrealista francés. Pero na die como el tonto de Rafael -asíse titula el autorretrato con el que se cierra El alba del al helt (1928) -captar la esencia de estos gran supo des tontos adorables o ángeles de carne y hueso como los llama él, y hacerlos suyos en una obra literaria. De hecho, cabe decir que, en los poemas escénicos o representables de Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929) convierte en verdaderos altere los gos -y, lo tanto, en la mejor expresión de los por dramas e inquietudes personales de aquella época- -y, mismo tiempo, en símbolos del paraí al so perdido de la infancia. Y ahí están, por orden de aparición, Charlot, Harold Lloyd, Buster Kea ton, Harry Langdon, Luisa Fazenda, Bebe Da niels, el propio Alberti, Larry Semon, Stan Lau rel y Oliver Hardy, Ben Turpin, Wallace Beery, Charles Bowers, la pintora Maruja Mallo y el ga lán Adolphe Menjou. L Luis GucíÁJAMBñINA actitud melancólica, la inocencia y la ingenui dad, la exaltación del onirismo, el amor loco y la irracionalidad, la ausencia de limites entre la imaginación y la realidad, la vitalidad, el asom bro y la inadaptación, la ruptura o abolición de la lógica, de las leyes naturales y del orden burgués, mediante el disparate y el absurdo, así como el re chazo de las normas y convenciones sociales- -de ahí su carácter subversivo y transgresor, que con frecuencia le hace ser objeto de la persecución policial- o la tremenda importancia de los obje tos, con los que Keaton mantiene una relación de armonía o de confrontación, según los casos, de bido a sus continuas metam orfosis. La búsqueda un nuevolenguaje de Por otra parte, hay que añadir que estas pelí culas constituyen también un modelo y un estí mulo para la renovación poética y para la bús queda de un nuevo lenguaje por parte de Alberti. Y, a este respecto, conviene señalar que algunos rasgos formales de sus poemas, como el dina mismo, la velocidad, los saltos y los cambios im previstos en el discurso, la yuxtaposición de imá genes y elementos dispares o divergentes, el montaje por asociaciones, el fragmentarismo como reflejo de una realidad caótica, la ruptura del orden semántico y sintáctico, las relaciones no habituales, el ordenamiento ilógico y las sor prendentes imágenes, son, sin duda, recursos inspirados en el cine mudo, y muy especial mente en el de Buster Keaton. Ya dijo Italo Cal vino que el mayor logro de una obra de arte con siste precisamente en hacer hablar a lo que no tiene palabra Y Alberti, desde luego, lo hizo. 42 Blanco y Negro Cultural 14- 12- 2002

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