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CULTURAL MADRID 14-12-2002 página 30
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CULTURAL MADRID 14-12-2002 página 30

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Áfte FOTOGRAFÍA L. M. Fernández luis ManuelFernández Galería Levy. Madrid. 0 Lópezde Hoyos. 38 De 600 a 7.815 euros. Hastael 31 dediciembre Hérula (2002) AmayaValcárcel AmayaValcárcel. Germinal Altalenegalería. Madrid. Fortuny, 0 37. De 750 a 3.200 euros. Hasta 22 dediciembre el U hace una Licenciada de Derecho y Diplomada en Sociologíade LaInmigración exponiendo en la galería Altalene de Madrid? Esto se preguntan los visitantes de la exposición de Amaya Valcárcel (San Sebastián, 1971) que permanecerá abierta hasta el día 22 de diciembre. Amaya Valcárcel pinta flores. Flores de colores suaves y líneas finas que crecen, que germinan, como señala el titulo de la exposición, en cualquier rincón de la tierra, como bien sabe Valcárcel, que durante años ha colaborado con ACNUR en los lugares más desfavorecidos del planeta. Los cuadros están trabajados en distintos ma 1 teriales lo que proporciona a un mismo tema en foques y texturas muy diferentes que marcan di visiones radicales entre las piezas, ya que van desde la ligereza y suavidad del papel Kodadsa di bujado con tinta a la materialidad incontestable de la madera sobre la que crea con acriicos y que sirve de soporte al cuadro de mayor precio de la muestra, Arbol de plata. ÇJ La horizontalidad constante de las formas nos lleva a observar el mundo desde un ángulo dis tinto. Las flores, los lirios, las rosas, ya no crecen verticalmente ofreciendo todo su esplendor a los ojos del observador de la realidad sino que se aga chan en escorzos casi humanos buscando no sa bemos qué en la tierra de la que nacen. La pin tura suave de Amaya Valcárcel nos transporta, dentro de un panorama artístico novedoso, al tra dicional mundo de la pintura oriental donde ár boles y flores nacen como reflejo de una espiri tualidad única, con la salvedad de que ésta es siempre ascendente mientras que la pintura de Valcárcel ni nos empuja hacia el cielo ni nos hunde en la tierra sino que nos mantiene en una línea horizontal continua; figuración pictórica del mundo. Los colores pastel y los trazos finos dan calidez al conjunto de la muestra que se caracteriza por la repetición sistemática del tema floral con el que la autora ha conseguido ya el objetivo mar cado desde su primen exposición individual en la sala Soho de Madrid en e año 1996. EscorzoscasI humanos A galeria Levy de Madrid es una fértil ramificación de la sala homónima de Hamburgo, inaugurada en 1970 para sumar a la exposición de los fondos de la colección de Thomas Levy- M. Ray 5. Delaunay, M. Ernst. Picasso, P. Delvaux, E Marc, O. Dix y un largo e impresionante etcétera- la obra de representantes del arte actual alemán- C. Tippenhauer, 1- Lodenkámper, R. Kriester- Y, como tal derivación, hace lo propio en tierras ibéricas: alternar las muestras de grandes figuras internacionales del arte del siglo XX- -M. Oppenheim, R. Magritte. G. Gmsz, G- Morandi- -con individuales de artistas españoles- Valldispert, A. de Felipe, J. PIensa, C. ibral- A esta última nómina se suma Luis Manuel Fernández (Sevifia, 1958) cuyo Jardín Arcano. 199 2002 invadido sendas ha plantas de la galería. La duplicidad que inspira las líneas expositivas de Levy parece repetirse en la exhibición: la curiosidad por descubrir lo que oculta esa recóndita naturaleza conduce al espectador de escenas umbrosas- de apagados tonos verdes, grises y cremas- a senderos animados por cálidos cobrizos (Laberinto) Así como la doble vertiente que rige la muestra- el misterio que se esconde en un tenebroso parque, al que se accede con cierta clandestinidad, y el secreto a voces que predican las acogedoras albercas- no traiciona el espíritu que la inspira, la variedad de técnicas y formatos- óleo sobre papel encolado o lino, monotipias (Rosal 1 y Rosal ¡1) acuarela y lápiz sobre un pentagrama (Rosal de Fain) un biombo, abanicos- tampoco le resta cohesión. Los lugares que presenta son síntesis de diversas imágenes soñadas (Cipresesy palmeras) procedentes de otras épocas y geograflas, que poco o nada tienen que ver con la realidad de la que parten (Jardines del Libano, Parque de María Luisa de Sevilla) es por esta interpretación subjetiva del mundo que Juan Manuel Bonet, con la suscripción de J. M. Caballero Bonald, ha mencionado el Simbolismo para referirse a la obra de Luis Manuel Fernández. Si a todo esto se suma una composición basada en las reglas más clásicas de la perspectiva, una estructuración del espacio digna de geómetras (Zig- zag) y un impecable manejo de la luz (Celos) siempre cómplice de quien observa, se obtiene una sobria evocación de un universo más propio del Romanticismo que del frenético siglo XXI. L Xavier Ribas Xavier Ribas Galería Visor. Valencia. Corretgereria, 0 26 Hasta mediados enerode 2003 de ENTRO ciclo Nuevas formas de documen del tar, dentro del cual se expuso anteriormente la serie dedicada a las habitaciones de hotel japone sas titulada Roomfor Love de Javier Valihonrat, la galería valenciana Visor ofrece la serie Piedras del artIsta catalán Xavier Ribas. A caballo entre Cataluña y el Reino Unido, Xa vier Ribas (Barcelona, 1960) viene realizando desde principios de los 90 una obra esencialmente foto gráfica enmarcada dentro de la corriente del nuevo documentaiistno que reflexiona en torno a la ciu dad y la relación que el ser humano mantiene con ella. (Por otro lado, señalar que Ribas ha sido in cluido en Blink, esa suerte de Cream fotográfico cu yos comisarios, en este caso Joan Fontcuberta, se leccionaron a lo que entienden son los 100 fotógra fos actuales más destacados. La serie Piedras recoge una decena de imágenes de flores en los márgenes de la carretera, como tam bién improntas de piedras situadas a la sombra de diferentes árboles en las cercanías del rio Tormes. Conviene aquí recordar esa serie que, con anterio ridad, realizan el artista en torno a las actividades de ocio- divertirse, paseaz hacer deporte, ir de pic ¡tic... -que realizan determinados grupos de perso nas en espacios indefmidos, ni urbanos ni rurales, por lo general en las afueras de las ciudades; espa María GarcíaTalo cios degradados en muchos casos, abandonados a su suerte, que bien encajan con el término terrain vague. Una vez más, también aquí Xavier Ribas retorna a unos espacios de aspecto desolado en los que la ausencia del ser humano no hace sino acentuar su presencia y las consecuencias de su acciones. Tanto las flores marchitadas por el devenir del tiempo y colgadas de la barrera protectora de una autopista en recuerdo de un accidente mortal, como las pie dras extrañamente ubicadas al pie de un árbol, nos remiten a espacios indefinidos, amorfos, donde lo público y lo privado se dan la mano en medio de un paisaje natural impregnado de un punto de artifi ciosidad. Ribas compone sus fotografias de un manera clásica, sin encuadres espectaculares, e incluso con cierta austeridad, lo que, al fm y al cabo, le permite transmitir de manera adecuada la esencia de estos espacios residuales y (des) habitados, que son, al de cir suyo, los únicos que permiten que la libertad florezca D GolyLPárraga CuadrodelasarlejanlÑplrcano Paco Barra 30 Btu u, Negn. Culiural t 1- 2- 21) 02

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