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CULTURAL MADRID 07-12-2002 página 42
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Cine Delante y detrásde la cámara Desde que existe, el cinc ha dado cuerpo a molvidables personajes femeninos que han dejado marcada para siempre su huella en la pantalla. Pero, con excepción de unas pocas- -y a menudo heroicas- -pioneras, el salto de las mujeres al otro lado de la camara es ini fenomeno relativamente reciente y cada vez más extendido, otro escalón en la conquista de unos terrenos hasta hace poco vetados para ellas 1 1 La mujerinvisible EDRAS, Antígona, La Celestina, MolI Ran Nana, Amia Karenina, DaisyMiller o La tía lWa sonsólo algunas de las huellas que ha dejado la mujer es parcidas por el tiempo y por las páginas de la 11 teratura universal. Aunque su importancia siem pre ha parecido relativa a ojos de la Historia, su presencia recorre lien 2o s, grabados, bajorrelieves y esculturas desde los confines del recuerdo, allá hasta donde llegan los más antiguos vestigios del ser humano. Diosas, amazonas, reinas de Egipto o de Inglaterra, pintoras secretas, escritoras enmas candas bajo seudónimo masculino, sufragistas... Todas ellas formaron y todavía forman un ejército de grandes proporciones, cuya alargada sombra cubre hasta el último aspecto de la existencia. En ese sentido, el cine no podía ser la excepción. Desde los orígenes del séptimo arte ha habido mujeres atravesando el encuadre de mil y una peliculas. Los nombres de las grandes actrices o de los rostros más bellos darían para muchísimas leta nias. Lfflian Gish, Greta Garbo, Katherine Hep burn. Simone Signoret. Anna Magnani, Liv liB mann, MachicoKyo. La lista no tiene fin, Pero lo que antes se consideraba un tímido grupo de gue rrffleras, hoy se ha transformado en el mayor ejér cito del mundo. Si en sociedad las mujeres han de jado de dedicarse exclusivamente a la familia para desempeñar cualquier actividad, en el cine han ido ganandolugar delante y detrás de la cámara, hasta ampilar su campo de batallaa todos los as pectos de una pelicula. ders, Pamela, Madame Boyar M HIuuuo J. RODRIGUEZ Muchos directoresa lo largode la historia del cine trascendieronla mera representaciónde la realidad, investigándola como nadie lo había he cho hasta entonces. Fue Jean- LucGodardquien dijo que, al contemplaruna pared blanca, al prin cipi sólo se verá una paredblanca, peroalcabode un rato el espectadorcomenzará a preguntarse ciertas cosas con respectoa esa pared. Eso mismo dirigió los intereses de bastantes cineastas hacia personajes femeninos, a los que intentaronmos trar en todasu complejidad, presentándolos al en gunos casos como fascinantesenigmas. Jean Re noiz GeorgeCukor, Michelangelo Antonionio Ing mar Bergman pueden considerarse directores femeninos, pues reflejaron el alma de la mujercon un detenimiento inusual, sin dejarse llevar por sus asuncionesmasculinas. curioso es que este interés por la mujerprovenga de una cinematografía comola iraní, de la cual se saben pocas cosas, aunque se dé por supuestoque ha de ser un reflejofiel de una sociedad dondela mujer parece ocupar un lugar secundario. Ten ya ha sido saludada porla crítica francesa como una de las películas más importantes de los últimos años. Y en mi opinión lo es. Su ejercicio de depuración, reduciendola escritura filmica a su grado cero, es lo que de verdadle conviene a sus imágenes, para que asi no haya una tergiver sación del personaje principal, una mujer divor ciada; al fin y al cabo el directorno dejade ser un hombre. Las diez secuencias de la película se transforman en verdaderos interrogantes, casi abismos para la mayoríade los espectadores, en especial a este lado dela trinchera, porqueno sólo verán una imagen radicalmentedesconocida de una mujeriraní, sino que ademáspodránseguirla en el interiorde su coche, a lo largode sus sucesi vos encuentros con otros personajes, sin que su viaje termine nunca. En ese sentido, el resultado no está muy lejos de Claire Dolan (1998, LodgeKe rrigan) No quarto da Vanda (2000, Pedro Costa) o L airelescastañes (2001, RamónLluis Bande) pelí culas que prolonganel misteriode los mejoresre tratos de mujeres, como La Giocondao la narra dora deLa orilla del mar, de VéroniqueOlmi, esta última una de las novelas más profundas y aterra doras de los últimos años. Tanto como Ten, una poesía visual capaz de herir y alumbrar con la misma fadiidad. Abbas Kiarostami Ten y Al grupo anteriorcabe añadira AbbasRiaros taini, en especial después de haber dirigido Ten (2002) su última película, proyectada en la retros pectiva que el Festivalde Gijónha dedicadoa su obra. Ya antes el cineasta iraní había utilizado a mujeres en sus películas, perosin centrarse nunca en ellas. Ahora, sin embargo, atenciónse ha di su rigido por completohaciauna mujeral volantede un coche. Es curioso que esto suceda tras el es treno de El círculo (Dayere z, 2001, Jafar Panahi) y ¡Cauda zar (2001, Mohsen Makhmalbaf) otras dos películas en las que sus respectivos directores han hecho hincapiéen personajes femeninos. Y lo más 4.2 Blanco y N gr. Cultural 7- 12- 2002

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