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CULTURAL MADRID 07-12-2002 página 10
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CULTURAL MADRID 07-12-2002 página 10

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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La llave de cristal; 0 NARRATIVA El baile de losmalditos FERNANDOMAHTtNEZ LAtNEZ LGUNOs consideran mejor que Ham lo mett, y otros, el autor maldito por exce lencia de la novela negra norteamericana. En cualquier caso, Horace McCoy (1897- 1955) es uno de los grandes clásicos del género, y su fama, más bien póstuma, unida a su personali dad sombria y contradictoria, hacen de él un personaje enigmático. McCoydejó de estudiar a los 16 años. A salto de mata, trabajó en lo que le salió al paso: mecánico, viajante comercial y taxista fueron algunos de sus oficios conoci dos, hasta que se hizo piloto y combatió en Francia en las postrimerías de la Gran Guerra. Al acabar la escabechina europea regresó a EEuU Quería escribir, pero necesitaba apren der el oficio, y para conseguirlo ejerció de re portero de sucesos y editor deportivo, al tiempo que enviaba relatos a los pulp magazi nes, hasta que BlacIcMask, la revista que in ventó un nuevo modo de narrar la ficción ciiminal, le publicó en 1927l a primen historia. A todo esto, el globo del capitalismo salvaje de Wáil Street se pinchó y llegó la Gran Depre sión, ese golpe bajo que dejó al mundo sin aliento. McCoymarcha a Hollywoodpan ser actor, pero los estudios están en crisis, y el aspirante a estrella acaba de vagabundo y coleccionando faenas eventuales, como la de empleado en un maratón de baile, trabajo que le sirvió de experiencia para escribir un guión de cine, trocado luego en una novela, publi cada en 1935, le apuntaló como escritor te que conocido. Llevaba un extraño titulo: ¿Acusono matan a los caballos? Esta historia cruel, concisa y medu larmente destructiva, que hace añicos las pre tendidas bondades del sistema de competición norteamericano, cuenta las penalidades de una actriz y un aspirante a director de cine fra casados que, para sortear la miseria, se embar can en un maratón de baile, transformado en una pesadilla de indignidad humana abocada al suicidio. Las descripciones son minimas, los personajes quedan estrictamente definidos por lo que hacen y dicen, y todo transcurre en un interior de atmósfera opresiva, donde hasta la luz del sol y la cercana playa se convierten en referencias liberadoras ilusorias. Como ha ocurrido con otras obras maestras de la serie negra) la novela fue mucho mejor acogida y entendida en Europa que en EE. UU. Desde Pa ris, Sartre, Gide y Malnaux no escatimaron elo gios, y Sinione de Beauvoir dijo que era la pri mera novela existencialista de América Aunque participó en más de cuarenta guio nes de cine y escribió otras cuatro novelas, la carrera de McCoy terminó cuesta abajo. Arruinado, deprimido y con la salud deterio rada por la gula y el alcohol, este gran conoce dor de la miseria de Hollywood acabó de un ataque al corazón en Beverly Bilis. Su viuda 1 tuvo que vender sus libros y discos de jazz para pagar el entierro. En el epitafio de la tumba hubiera encajado el titulo de otra de sus grandes novelas: Diadiós al mañana ¿Acaso no matan a los caballos? Horace McCoy. Trad. Joseph RoviraSáncheL Diagonal. Barcelona, 2002.169 páginas, euros. 14 Una leyendamoral Losojosdelhermanoeterno STEFAN ZWEIG Traducción J. Eontcuberta de y A. Qrzeszek El Acantilado. Barcelona, 2002 10 páginas, 1 euros A STE uno de los libros es más bonitos de todos los que he leído. Y lo he leído mu chas veces, de joven, de mayor, y siempre me ha gustado igual, o más; nunca me ha defraudado. Mientras lo disfrutaba, me daba cuenta de que era lo que necesi taba leer, lo que busco siempre que abro un libro. Rara vez he encontrado una novela en que me agrade todo, de principio a fin; pues bien, no hay ni una sola página de estos ojos de la que quiera prescindir Esta nouvelle ejemplaz situada en una época genérica, trata de la búsqueda de la verdad, y de cómo se nos va la vida en aprenderque lo esen cial es el amor a los demás. Ésta es la historia de un hom bre que, sin saberlo, mata a su hermano y que, para huir de los ojos petrificadoscon que el cadá ver le mira, emprende un largo peregrinaje de desprendimiento material y social, alimentado por el deseo de mantener su dig nidad: (Hematado a mi propio hermano, y se me ha revelado que todo el que mata a otro, mata a su hermano llega a decir De guerrero ajuez Este exilio interior le condu cirá de guerrero de gran fama (era conocido como El Rayo de la Espada a loable juez, encar gado de dirimir las contiendas de sus conciudadanos (quienes por su recto proceder le bauti zan La Fuente de la Justicia Después de haber escuchado de uno de sus ajusticiados Quién te ha azotadopara que conozcas los azotes? el protagonista de cide probar en carne propia lo que han de sufrir aquellos a quienes él condena, por lo que pasa un tiempo voluntariamente en prisión. En virtud de la expe riencia acumulada llega más tarde a ser el consejero predi lecto del rey El campo del Buen Consejo Pero consciente de que tampoco en esa misión queda eximido de la culpa No puedo continuarjuzgando desde que sé que ningún hombre es ca paz de juzgar a otro afirma) se retira a la soledad. Tampoco como ermitaño Laestrellade la Soledad li se bra de la responsabilidadsobre ciertas decisiones ajenas, por lo que, finalmente, sabedor de que ni la acción ni su ausencia son E es un texto religioso en el sen tido más profundo- -acaso el único- -de este término: un hom bre ante su conciencia, una conciencia ante el mundo. Claramente emparentado con Siddharta, de Hermann Hesse, Los ojos, de una sobrie dad y perfección conmovedoras, es un libro más cristiano que el del escritor suizo. Y es que mien tras éste termina por salir en de fensa de la tranquilidad espiri tual, Zweig, en coherencia con su ideario huinanistico, apuesta por la humildad como camino de perfección y por la entrega al prójimo como el máximo de la moralidad. TestamentoespIritual Con ocasión de las reedicio nes de El Acantilado de Carta de una desconocida, Casteuio contra Calvino y El mundo de ayer Memorías de un europeo, he escrito ya varias veces sobre ese testigo de la historia europea del XX que fue Stefan Zweig. Pues bien, por encima incluso de su auto biografía, Los ojos del hermano eterno es- me parece- su verda dero testamento espiritual. Zweig era como Virata, tenía su inocentes y de que Sólo quien mismo talante: los dos eran muy es útil es libre asume el ab bondadosos; por eso sufrian mu yecto oficio de guardián de pe cho. rros; es aquí donde logra que los Sólo por este libro- -sinuna demás se olviden de su altura concesión al sentimentalismo, ética. Ésta es también, por tanto, pero lleno de sentimientos- Ste la historia de un hombre que fan Zweig tiene derecho a estar pasa de la fama más gloriosa al entre los grandes nombres de la olvido más completo. Sólo historia de la literatura. Y es cuando su nombre no aparece que en esta narración la literainscrito en las crónicas de los so tui- a cumple su cometido: tocar beranos) Virata es feliz. La el corazón del hombre, ense fama no es uno de los nombres ñarle una senda, ayudarle a ser de la felicidad: eso es algo sa mejor. La historia que aquí se bido, pero es bueno recordarlo. cuenta trasciende lo literario: es A lo largo de las sucesivas filosofía, es moral: enseña que etapas de la evolución moral de hay más ciencia en un dolor que este rico de espiritu que es Vi- en la serenidad de todos los sa rata, vemos como el héroe se bios; subraya la importancia del entrega a la paz y a la justicia, a sufrimiento en el proceso cogni la contemplación y al servicio. tivo. Su lectura no provoca sólo Lo que al mundo le sucede- -es placer estético, sino que es un toy seguro- -que vive ajeno a revulsivo ético y, en este sentido, es quienes, como Virata, aún con un acicate para cambiar Al aca errores, no se cansan de ir en bar de leer esta leyenda- -tiene pos de lojusto. Asilas cosas, éste ese sabor- a uno le entran ga nas de leer sólo libros asi, tan universales como actuales, y de Sólo por este libro vivir más auténticamente sin claudicar de su ideal. Zweig tiene derecho En el fondo, creo que lo que a estar entre los me pasa es que yo quiero ser como Virata, el protagonista. O grandes nombres que ya soy un poco como él, pues de la historia de de lo contrario no sentina esta historia como la mía. la literatura Lo que cambia la vida de Virata es una mirada: la de su her mano, muerto por su propia es pada. No puede ser de otra ma nera: lo que cambia nuestra vida es siempre una mirada. Pablod Ors o Blanco y cgo Cultural 7- 12- 2002 1

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