CULTURAL MADRID 23-11-2002 página 8

Criaturas y pasantes; 0 NARRATIVA Malas noticias del mal ALEJANDROGÁN A DAR OR correo electrónico llegan veloz el mente los virus, por el teléfono móvil llegan las noticias acuciantes del trabajo, por televisión no cesan los dramas domésticos y los de millones, la radiofonía es un constante empalme de conflictos y de corrupciones, la primera página de los periódicos es una invi tación al llanto para comenzar el dia, el coneo ti- adicional sólo ha quedado para las ma las noticias del banco o de la agencia tributa ria, de modo que cada vez que suena el móvil o enciendes la televisión o recibes una carta ya no puedes hacerlo sin sobresalto, sin te mor anticipado. La comunicación y sus tecnologías han vuelto el mundo raudo, deslizante, pero, a te nor de lo que hemos visto y sentido hasta ahora, las autopistas de la información y los puentes aéreos de la comunicación han ser vido preferentemente al mal, a la desgracia, a lo terrible, que antes llegaba paso a paso desde el confín del mundo o desde el confín de la sucursal bancaria y ahora llega como un bólido hiperespacial. Muchas veces tienes la sensación de que no ha llegado de ninguna parte, sino de que ya te estaba esperando en casa. Y es que, además, la propia casa ya no es un lugar resguardado del mundo, sino in fectado por él. El hogar es un denso cableado de terminales por los que circula el espíritu doméstico, como un antiguo dios lar hecho de particulas y de ondas que trasiegan sin des canso en el viejo domicilio de la paz y los afectos predecibles. El mal o la simple desgracia o la simple mala noticia nos siguen hasta el tresillo o hasta el futón, y el sueño ya no es una repara ción de la vigilia, sino un resumen y un mon taje de las imágenes apabullantes de la jor nada. Así que cada vez nos levantamos más cansados. Los individuos, los hogares y las ciudades siempre se habían protegido del exterior, por que el exterior eran los bárbaros que desco nocian las leyes y los pactos, y obedecian al mandato de conquista y destrucción. Pri mero cayeron las murallas, luego cayó la puerta de la casa y ahora están embistiendo contra las paredes de la conciencia. Ya nos pueden cazar en cualquier parte, incluyendo en el subconsciente y en la zona REM. pero también aunque escapemos al monte o nos volvamos invisibles. Hubo un tiempo en que se dijo que la tele visión y sus derivados podrían ser utilizados para una nueva pedagogía. Así ha sido, desde luego. Aunque para una pedagogía de los ma los sentimientos y de la indigencia intelec tual y moral. Hay que llegar de una vez a la conclusión de que las cosas que sólo sirven para empeorar están mal ellas nusmas y no tienen justificación. La sensación de asedio, de busca y captura que producen las tecnolo gías de la información y de la comunicación- -camufladasbajo sus mitos de transparencia y democracia- hacen dudar seriamente del camino emprendido. En cambio, los Estados Unidos no dudan nada. Ya disponen de una agencia estatal de cazacabezas. Cala y cata en nuestrahigh society Él y ya, nosotros tres MARTA PORTAL Planeta. Barcelona, 2002 253 páginas, euros 17,50 P desde su prematuro Prem jo A evolución de Marta Portal, Planeta en 1966 hastasu madurez alcanzada con El buen camino (1975) no se detiene en ese mo mento de felicidad. Y paralela mente a como de funcionaria del Ministerio de Información y Tu rismo pasa a desarrollar una no table tarea como profesora uni versitaria y producir estudios se mióticos tan valiosos como los dedicados a la obra de Juan Rulfo, su curiosidad intelectual nos muestra, en sus últimas novelas, cómo de su percepción de la exis tencia a través de un prisma cris tiano, sus narradores se han ido desplazando hacia una visión del mundo aligerada de preocupacio nes metafisicas. y centrada pre ferentemente en los problemas de la condición humana en un aquí y un ahora cuyos horizontes, cuando alcanzan más allá de la muerte, sólo lo hacen de la ma nera fantasiosa con que Tina, la protagonista de esta última no vela, parece sentir la presencia de quien fue su intima amiga de la adolescencia, que se ha suicidado dejándose morir en el mar Y en el mar también, a las pocas horas, Tina dejará su memoria: toda la L primera parte de la novela está estructurada sobre sus esfuerzos, primero sin confiarse a nadie, luego con psiquiatra y psicotora peuta, por recuperar ese conoci miento de si misma y de su pa sado que se escabuUe ominosa mente. Con agilidad narrativa, saltan las secuencias de la primera a la segunda y a la tercera persona en un juego de lanzadera sobre el que la protagonista y su lector van retejiendo el pasado, las moti vaciones, los insufribles impactos con que el azar, el destino, han ido zarandeando a Tina hasta esa ruptura mental. Se modifica, a nuestro entender, el pat tos en la Un juegode lanzadera segunda parte de la novela, cuando el personaje, ya recobrada su memoria, busca compensar. con una picante mezcla de necro filia y cinismo, la frustración de no haberse podidoreconciliar con su amiga intima, su a ter ego, es tableciendo una relación adulte rina con el viudo, a la vez que re cuperando la intimidad perdida con su volátil marido, con una de senvoltura acorde con la desapari ción de preocupaciones escatoló gicas en todo un mundo de la alta sociedad posfranquista. Una prosa rica, rertil en comparacio nes y sensorialmente imaginista sostiene esta historia tan contra bovarista, tan actual IgnacIo Soldevila Durante Verdugos de sí mismos La recta intención Anagrama. Barcelona, 2002 231 páginas, euros 12 ICE Belén Gopegui, en esa suerte de guía para uso de lectores sorprendidos que se en cuentra en la solapa de estos rela tos, que lo que mejor puede defi nir la obra de Andrés Barba es que el autor se toma el trabajo de mirar, y destaca esa cualidad de mm cwisdentro del actual pano rama narrativo. En la frase, lejos del titular, se encuentra uno de esos hallazgos que tienen la vir tud de resumir multitud de pági nas porque de verdad define algo. Y, así, deberíamos resaltar esa cualidad: Andrés Barba mira las cosas desde un ángulo muy parti cular, o creemos eso porque la convención nos obliga a destacar esa visión como extraña, o por lo menos curiosa, a despecho de la ANDRÉS BARBA D norma, aunque uno tiene la sen sación de que es la manera ade cuada, o una de tantas, que tiene hoy dia lo literario para entren tarse con las cosas, vale decir, una nueva modalidad de rea lismo. Ejemploque nl pIntado Y valgan como ejemplo que ni pintado para ello estos cuatro re latos largos donde, ante todo, se nos ofrece una sola manera de testificar ante el mundo me diante cuatro historias en apa riencia muy diferentes. En De bilitamiento sin ir más lejos, se nos da cuenta de ciertas razones qué mueven a la anoi- éxica Sara a realizar cosas terribles, pun tualicemos, cosas terribles te niendo en cuenta ciertas normas de corrección política, pero fáci les de ser integradas, es decir, la inane manera que adquiere el drama en el mundo de hoy; en Fmación) probablemente el mejor relato de los que forman el E o volumen, sin embargo, existe otra forma de relación, o de falta de ella, la que mueve a Manuel con su madre; en fin, en Mara tón) se explica esa pasión del co rrer calificándola de absurda; en Nocturno curiosamente, no lo es menos cómo afi- onta Roberto el amor. Pero con todo, lo que menos importa en el libro es plantearse si las historias tienen músculo, creo que en buscar ejemplos actuales se cae en dar un énfasis retórico a lo cotidiano de lo que, es evidente, carece, por lo que restan un poco anoréxicas, sino en frases sueltas que dela tan una manera de mirar, en de talles que son capaces de retratar mundos, modos en los que el au tor se siente como en casa, mu cho más que en armar estructu ras narrativas más amplias, donde parece sentirse incómodo. Los tiempos no están para la épica. Juan Angel Juriste 8 BIao, 1 y NegroCultural 23- lI- 2002