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CULTURAL MADRID 02-11-2002 página 31
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CULTURAL MADRID 02-11-2002 página 31

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Arte Expresióny poesíadel paisaje Carlos de Haes Museo del Prado. Madrid. Hastael 12 de febrerode 2003. FundaciónCarlosde Amberes. Madrid. Claudio Coello, 99. OS exposiciones en Madrid ponen de actualidad la figura de uno de los más importantes pinto res de paisajes del siglo XIXen España y no sólo por su propia obra, sino tam bién por la decisiva influencia que tu vo en otros grandes artistas, muchos de los cuales fueron discípulos suyos, de i Morera a Regoyos, A. Riancho de a A. de Beruete, por sólo citar a algu nos cuya presencia y significación en la construcción del arte moderno lle garía ser fundamentaL En efecto, Car los de Haes (1826- 1898) pintor de ori gen belga. afmcado en España, en Má laga, con su familia desde 1885, puso de moda, con una habilidad y procedi mientos que causaban asombro en su tiempo, el género del paisaje durante la segunda mitad del siglo XIX, dotán dolo de una nueva consideración plás tica y conceptual, huyendo, si así pue de decirse, del romanticismo, pero sin llegar al impresionismo. Se detuvo en una consideración realista y naturalis ta del paisaje, reconociéndolo en la na turaleza y representándolo como ver dad pictórica, que no es lo mismo que la lacónica verdad propia de la época. No sólo de simple verdad Realista en su forma de represen tar la naturaleza sabía, sin embargo, que, al hacerlo, estaba dotándola de expresión y poesia, como él mismo es cribió en 1860, no sólo de simple ver y dad. Es decir, sabia, que los paisajes no los proporciona la naturaleza, sino que los encuentra el pintor y los aftapa; no los inventa, sino que les conce de la cualidad del arte al pintarlos. Pe ro quiere reconocerlos en su misma presencia, mirándolos y por eso, en su discurso de ingreso, de 1860, la Real en Academia de Bellas Artes de San Fer nando, declaraba su admiración por el naturalismo y los naturalistas de los que decia que comprendieron que descuidar el árbol en el paisaje era matarlo. b) s árboles son las verdade ras figuras del paisaje Aunque recibió una primera for mación en Málaga con el pintor, cuida doso y un tanto relamido, Luis de la Ci- uz, su verdadera formación como artista y pintor de paisajes la recibió en Bélgica con Joseph Quinaux, entre 1850 y 1855. sólo dos años después, ln en 18.57, ocupaba, asombrando por sus cualidades, la Cátedra de Paisaje de la Escuela Superior de la Real Academia Bellas Artes de San Fernando, desde la que ejercería una gran influencia. Es verdad también que en su propia época y aún después fue juzgado en ocasiones como repetitivo y monótono en el tratamiento plástico de sus paisa jes, como si todos los paisajes fueran el mismo, aunque lo representado fue ran fragmentos de la naturaleza tan D alejados geográfica y poéticamente co mo los Picos de Europa, Ibrremoli nos, Aragón, Mallorca, Elche o Ma drid, sin olvidar sus paisajes del nor te en las lagunas holandesas o la costa de Normandia El hecho de que pudiera dar la im presión de estar siempre pintando el mismo paisaje era también, sin em bargo, una consecuencia propia de su realismo naturalista. Era la verdad ex presiva y poética de una concepción de la representación en la que los ár boles eran como figuras. Es deciz que al final, es la propia pintura la que re veía el paisaje, casi con independencia del motivo. Su realismo, su naturalis mo, lo era de y en la pintura. Es más, su pintar al aire libre era también un procedimiento plástico. No se trataba tanto de representar la verdad lacóni ca de lo visto, sino la poesía de esa ver dad por medios pictóricos. Por eso mu chos de sus cuadros parecen el mismo cuadro, por su ensimismamiento en lo pictórico, en su verdad que lo era de la pintura sin traicionar la naturaleza, a la manera del realismo. Todas estas observaciones tienen que ver con el propio significado histó rico de Haes, que rechazó y puso en evidencia las afectaciones morales y simbólicas del romanticismo, de los paisajes románticos, y para conseguir lo tuvo que despojar la naturaleza de todo lo que no fuera ella misma, sólo mirándola, aunque con emoción, sa biendo que el género que cultivaba te nia una genealogía que conocía bien, casi con un conocimiento erudito, y que le empujaba a pintar sin historia, sin cosas memorables, deteniéndose en la verdad de pintar la naturaleza. Las dos exposiciones que dan origen a estas líneas permiten reconstruir este proceso, desmentir la monotonía que a veces se le ha atribuido, aunque ex plicable por razones históricas, e in cluso ponerla en evidencia por sus pai sajes abocetados de 1875 a 1885, extra ordinarios. Mientras en la Fundación Carlos de Amberes pueden contem plarse obras de museos y colecciones privadas, el Museo del Prado muestra sus coleccionesde Haes, donadas por sus discípulos al Estado. Complemen tarias, como sus catálogos, constitu yen una excelenteexcusa para pensar la pintura de paisaje, sin grandes his torias que contai detenida en el um bral del impresionismo. DeltÍnRodríguez Pintura Española 1850- 1930 Subasta en Sotheby sLondres: Martes 19 de Noviembre de 2002 Exposición: Hotel Ritz, Plazade la Lealtad, 5 Madrid 4 de Noviembre de 2002 De 13: 00 a 19: 00 horas 5 y 6 de Noviembre de 2002 De 11: 00 a 20: 00 horas Joaquín sorolle Sol SI. taie, Playa de Valencia (detalle) Firmado fechado 1910 y óleo sobrelienzo. 100 x 110 cm. Estimación: 700,000- 900,000 1,000,000- 1,400,000 Para más información: Madrid Aurora Zubillaga 91 57657 14 Londres Adrian Biddefl- i- 44 207 293 5380; 1 Sotheby s; 0 31 llaneo y Í gr C, ilti, n, I 2- -II- -2002

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