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CULTURAL MADRID 26-10-2002 página 8
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CULTURAL MADRID 26-10-2002 página 8

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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BORGES COMO METÁFORA Libros Con ammirazione, Montale RUBÉN LOZAAGUERREBERE cho luego le abotonó el saquito gris, El poeta estaba en un sillón de es le arregló el cuello de la camisa, y terifia, recostado sobre dos almoha cuando alcé la cámara susurró: Son dones de seda verde, con las piernas ría Le pregunté si podíá tomarnos cubiertas por una manta térmica. una foto a ambos, la idea le gustó: Yo Frente a él, en una mesita redonda, le saqué fotos a Montale y a Borges había una maceta con flores verdes y UANDO este Diario del 71 abro en este mismo lugar dijo. e del 72 y leo la dedicatoria ma rojas, un cuenco de vidrio azul con dos manzanas, sus anteojos, dos li nuscrita que el poeta Eugenio Mon Hasta la vista tale escribió (con ammirazione a bros, un cenicero gris, los cigarrifios Antes de marcharme (llevaba con y una cajita de fósforos. Borges, siento una emoción rara. La migo Le occasioni) le pedí al poeta una Montale me invitó a sentarme y, historia de este libro, que termina en firma; tomó la lapicera y con una le manos ajenas porque acaso el azar fantasmal, Gina Tiossi desapareció. trita pequeña y sinuosa como cami suele hacer a veces bien ciertas co No recuerdo cómo comenzó la con nito de hormigas escribió unas pala versación; creo haber comentado al sas, tiene algo borgeano. De algún bras amables y se equivocó de año al modo, además, me parece una cifra poeta que la sobria elegancia del mo fecharlas. Cuando me despedí, me ha de dos grandes y muy diversos poetas biliario me recordaba a la casa de bló por primera vez en español; fue Borges, en Buenos Aires. Y Montale del siglo XX. una cortesía: Hastala vista me dijo. sonrió: Borges había venido a visi Han pasado muchos años ya; era Publiqué un artículo con los deta en Milán y la nieve caía lentamente tarlo, me dijo, y él estaba orgulloso lles de mi dialogo con el viejo poeta por ello. Me pidió que le describiera mientras rodeaba el Duomo música italiano, y una antigua secretaria de congelada según la definición de mi casa; y luego me dijo que era muy Borges (entonces ella vivía en el Uru bella. Yono s murmuró. Faulkner) camino a casa del poeta guay) me visitó. Anneliesse von Lip Eugenio Montale. Nacido en Génova pen. Traía con ella el libro que Mon Alta ancianidad en 1896 y Premio Nobel en 1975, mu tale le había dedicado a Borges en En su alta ancianidad, Montale vi rió hace veintiún años. En Milán ha oportunidad de aquella visita en Mi bía vivido casi toda su vida en el vía entonces una soledad poblada de lán. Como a Borges no le gustaba la mismo edificio de via Bigli: primero meditaciones: me contó que ojeaba 9 poesía de Montale, se lo había rega los diarios, miraba un rato la televi en el apartamento 11,l uego en el 15. lado a ella. Mi sorpresa creció aún sión, leía poesía y releía sólo a Me habían dicho que su gober más cuando me dijo que (Borges ya nanta, Gina Tiossi, era un escollo di Proust. Cuando conversamos sobre había muerto) ella, ahora, me lo ob fícil; cauto, hablé con ella por el in algunas mujeres que aparecen reite i sequiaba a mí. Y así lo hizo, tras estercomunicador. Le expliqué de radamente en sus versos (Dora Mar lo cribir, estas palabras que copio, en la dónde venía, y hablé de mis deseos de kus, Anetta y Clizia) me dijo que eran página anterior a la firma de Mon hablar con el poeta. Cuando me dijo simples invenciones literarias. Y de que le preguntaría a Montale si de pronto, tras un silencio que me pare para él era como la música, una espe tale: Es todo tuyo, quizá el destino seaba recibirme, pensé sécretamente ció prolongado, me preguntó: Hay cie de desahogo espiritual, una suerte lo quiso así... Curioso viaje el de este libro senti mujeres bellas en el Uruguay? Le de provecho, y cuando le pregunté si que había ganado media batalla. Gina Tiossi, una mujer menuda y respondí que sí, mientras pensando seguía escribiendo me contestó que mental, al que un célebre poeta auto en tantas amigas mías, y mientras se no. Sin una pizca de tristeza me co grafió (acon ammirazione para ob delgada como un junco, me hizo pa sequiarlo a otro poeta no menos fa las describía, me hizo otra pregunta mentó: Estoymuy viejo, ya sar. Sorprendida, volvió a pregun Gina Tiossi regresó; se plantó de moso, y cuyo destino ftie ir pasando tarme: Asíque del Uruguay ¿no? no menoscuriosa: i, Tiene colinas? mientras caminábamos hacia una Y le hablé de mi ciudad natal, Minas, lante de nosotros con los brazos en la de mano en mano. De tanto en tanto cintura. Podía tomarle una foto a le doy una ojeada algo melancólica, sala no muy amplia, de paredes cla rodeada de un circulo de colinas, sua con los versos borgeanos que men ves ondulaciones como olas azules. Montale? pregunté. Sí, natural ras, donde colgaban un De Chirico, mente. Mientras preparaba mi cá ciono al principio en la memoria, en un De Pisis y un Morandi. Mírelo, Su mirada colgaba a lo lejos. Sobre la poesía dijo vaguedades: mara ella le ordenó: Póngase dere nombre de cuantos lo tuvieron. allí está me indicó. Y lo vi. Un libro, cualquier libro, es para nosotros un objeto sagrado... Borges C Guerra de viudas ABEL POSSE E, NnuestralosIberoamérica la muerte de grandes escrito res suele ser seguida por una escan dalosa, impúdica, guerra de viudas. Fue el caso de Vallejo o, más re cientemente, el de Cortazár, cuyas sucesivas viudas se superpusieron peligrosamente en el cementerio de Montparnasse, creando cortejos pa ralelos. El caso se agrava con las figuras de fuerte vida erótica o senti mental. El caso de Borges es original como su estilo. Fue todo lo contrario de un homme áfemmes. Era tan ciego en amor como en política (sólo con María Kodama fue tardía y pie- namente feliz) Sin embargo, a diez años de su muerte las viudas se re vuelven en un verdadero noeud de vipéres. Es una lucha que suele oponer los sutiles criterios de legalidad y le gitimidad. (i. La libreta de casamiento? ¿La legalidad del corazón, de la secretaría literaria, del entre piernas? No hay tribunal que des linde semejante matete de valores contrapuestos. Al final, en el punto legal- económico de derechos, suele ser Carmen Balcells, la gran agente literaria internacional, quien con su inmensa autoridad dictaminará cuál es la viuda número uno. La viuda ungida se verá asesiada por las otras doblemente enardecidas y vengativas. En el caso de Borges se produce el efecto típicamente borgiano de hacer surgir viudas que su tímida carne no vivió. Se comprende que El casode Borgesesoriginal como su estilo. Fuetodo lo contrario de un hommeá femmes. Eratan ciegoen amor comoen política un genio tan literario hasta haya en gendrado una viuda de papel, una viuda in octavo. Esta señora sugiere camas imaginarias y sábanas meta físicas. Camas que sólo existirían en Tión, Uqbai Orbis Tertius, el mundo transrreal que Borges inventara con su amigo Mastronardi. Estela Canto, verdadera escri tora y autora del libro que mejor ex pone los límites del gran Borges, confiesa que después de años el acto más íntimo que logró con él fue afei tarlo en la estancia de Bioy Casares. Esto enfureció a las viudas restan tes: tenía el sabor de verdad abso luta, de meta- coito borgeano 8 Blanco y Negro Cultural 26- 10- 2002

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