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CULTURAL MADRID 05-10-2002 página 27
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CULTURAL MADRID 05-10-2002 página 27

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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¡Qué bella es la vida moderna! Lvanguardistasdistingu. al matrimonio de oque mejor históricos compuesto por Sonia y Robert Delaunay es su profunda fe en las innumerables virtudes de la pintura moderna, en la maravillosa capacidad del arte de vanguardia para mejorar la vida de ¿os humanos. Si nos paramos a mirar el arte del siglo XX, pocos son los artistas que consiguen transmitir con tanta plenitud esa sensación de felicidad de ser modernos, de sentirse a gusto consigo mismos y con su papel de descubridores y sacerdotes del culto a la vida moderna. El culto a una pintura que parece haber explotado y desbordado sus limites para inundar y contaminar de brillo, color, movimiento y luz al nuevo mundo, al mundo moderno por entero, Pero además del entusiasmo, aparte de esa felicidad de ser modernos y de ese afán proselitista y generoso de propagar los nuevos modos, los Delaunay plantean una fórmula artística que, si bien llega Incluso a la abstracción, no encaja, sin embargo, dentro de los planteamientos puramente formalistas dei arte contemporáneo. El afán más espiritual de Robert y su apego a la luz y a la percepción directa de la realidad, así como el gusto de Sonia por la poesía y por lo práctico, los alejan del Canon más ortodoxo dei arte de vanguardIa, permitióndoles una de las experiencias más ricas, más completas y más cautivadoras del arte del siglo XX. Integración española A todo ello debemos añadir que los Delaunay, tuvieron una larga estancia en la Península Ibérica. Entre 1914 y 1920 se instalan entre España y Portugal, al igual que muchos de los artistas que huyeron de la Gran Guerra. Pero a diferencia de la mayoría de ellos, los Delaunay sí se llegaron a integrar en la vida artística y social española. Y su presencia fue muy importante en la historia de la modernización de nuestro país, pero España y Portugal también marcan un momento especialmente Felizen la obra de este siempre sorprendente matrimonio. El Museo Thyssen- Bornemisza presentará, con 70 cuadros, una exposición sobre este peculiar y mágico matrimonio. Lo particular de la exposicIón es que no sólo recoge obra de los quedar relegada- sinofigura además, suele dos- normalmente la que, de Sonia las muestra imbricadas en un mismo proceso y no por separado como suele ser habitual. También hay que señalar que se prescinde de los trabajos de artes decorativas y de moda, El recorrido de la exposición, muy fuertemente estructurado en los distintos espacios del recorrido, se iniciará en 1906 y finalizará en 1941, fecha de la muerte de Robert, para señalar, de este modo, el carácter de exposición sobre el trabajo en común de los dos artistas. De este modo, se comIenza con una sala de las obras anteriores a su encuentro. Robert Delaanay (París, 1885- Montpe! Iier, 1941) muestra obras de técnica divisionista y dentro de una procedencia fauve. Sonia Terk (Gradizhsk, Ucrania, 1885 París, 1979) expone, por el contrario, su gusto por una tradición más próxima a Gauguin y un lenguaje claramente expresionista. Esta diferencia de origen, esta mayor complejidad de planteamientos, marca el carácter particular de la pareja, dotando a su obra de un carácter excéntrico, por mucho que se sitúe en el centro mismo de las corrientes y las reflexiones de la vanguardia más formal y ortodoxa. El gusto de Robert por la arquitectura gótica lo lleva curiosamente a la Torre Eiffel en la que es una de sus series más conocidas. Es la pintura de una ciudad moderna y brillante en la que se dan la mano las construcciones más modernas y un cierto clasicismo, las dos cosas vistas desde un manierismo delicado y deformante. La serie de las ventanas, momento realmente brillante, se abre a una pintura ya claramente plana y a una visión entusiasta de la ciudad. La ciudad como un inmenso plano- -el la ventana- en el que la luz es de capaz de arrancar a la visión colores de una intensidad y de una brillantez hasta entonces inéditos. Todavía hay rastros de una calle, de la propia Torre Eiffel. Pero todo ello desaparece en las Formas circulares, el sol y la luna radiando energía de colores y generando movimiento. Una nueva energía Pero paralelamente, Sonia se aplica a unos cuadros y unas ediciones en las que la poesía, las palabras adquieren el mismo valor que el color; en los que la experiencia poética y pictórica pretenden surgir en un mismo nivel formal, Y así, con la inclusión de palabras, Sonia y Robert Delaunay parecen dejar clara la falta de interés por lo meramente fonnal, su aceptación de un mundo complejo llamado a transformar la vida de los hombres. La Torre Eiffel como inmenso objeto, como una arquitectura moderna formalmente deslumbrante, pero la Torre Eiffel también como emisora de radio, de la que irradia- en palabras del propio Robert- una nueva energía. Con la guerra, los Delaunay llegan a España. Tal vez es la pintura de esos años en donde se hace más justa esa extraña síntesis de interés por lo popular y lo primitivo, el gusto por las simplificaciones formales y las formas geométricas, la exaltación del color y el resplandor de la luz, el equilibrio entre el afán de vanguardia y el de clasicismo, y, sobre todo ello, una gran asepsia sentimental que los hace tremendamente modernos. Curiosamente, la vuelta a París, en 1920, marca uno de los momentos de menor entusiasmo. El afán, la necesidad de ser modernos, de implicarse en el gusto de cada momento, lleva a Robert a una figuración basada en la publicidad (la bella serie de Les amoureux de Paris) y a Sonia hacia un realismo más decorativo. Una crisis que se resuelve, en la última sala de la exposición, con su vuelta a la abstracción, en los años 30, a través de los grupos Cercie et Carié y Abstraction Création, Tal vez falten algunas obras célebres o importantes del matrimonio. Pero el conjunto de la exposición es más que suficiente para encontrar en nosotros un eco de ese entusiasmo, una fugaz visión de ese mundo joven y feliz y un sentimiento que desborda los estrechos caminos de las historias más ortodoxas. una observación detenida demuestra lo contrario. Cuando estalló la Guerra Mundial, Sonia y Ro bert dejaron París para pasar siete años en España y Portugal. Los cuadros poco conocidos que pintaron en España se encuentran entre las principales obras de la actual exposición del Thyssen, que es un evento optimista y emocionante, lleno de obras de colores llamativos que nos remiten al espíritu de los primeros años del movimiento moderno. Con la coo peración del Centro Pompidou y de los herederos de los artistas, el Museo Thysssen ha organizado una exposición inusualmente amplia de dos artistas que trabajaron juntos además de vivir juntos, aparente mente sin la fricción caracteristica de otras parejas de artistas. Aunque ha habido otras muestras con juntas, ésta es la primera que insiste en el valor de la obra de Sonia. La organización por temas, así como la alternancia de obras de ambos, permite establecer fascinantes comparaciones que enriquecen nuestra comprensión de su arte. Sonia separó cada vez más su actividad de la de Robert. A su regreso a Paris fundó su taller de prendas simultáneas. Este es fuerzo fue una continuación de los conceptos cons tructivistas y futuristas rusos de transformar el mundo mediante el diseño. Mientras Robertconsoli daba un estilo abstracto reconocible y altamente apreciado, Sonia encontró tiempo para frecuentar a Stravinsky y relacionarse con los dadaístas de Zúrich. Después de la muerte de Robert, Sonia siguió realizando obras abstractas en todas las áreas, produciendo una amplia gama de tejidos, alfombras, collages y cuadros en un estilo propio. PabloJlm 6 noz Robert y Sonia Delaunay (1905- 1941) MuseoThyssen- Bornemisza, Paseo Prado, Madrid. del 8 Patrocinio: Fundación Maddd Gala DeIS de octubre 12 deenero 2003 al de 27 Blancoy egro Cult, rai 5- -10- -2,02

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