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CULTURAL MADRID 07-09-2002 página 22
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CULTURAL MADRID 07-09-2002 página 22

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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La llave de cristal; 0 NARRATIVA Atracciones de verano 1 Una pasión secreta FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ NO de los alicientes del verano es que como la televisión es tan mala siempre es posible recordar a los clásicos, esos perso najes en boca de todos a los que nadie lee. Eso 1 en lo que se refiere a los libros, porque en lo referente al cine, la cuestión es aún peor Las películas clásicas son puro recuerdo para eruditos. Desde sus origenes, cine y litera tura se han sentido atraídos mutuamente. El interés de los escritores por el cine (elreino de las sombras como lo llamaba Gorki) se inició prácticamente desde que en 1984 Tho mas Edison inventó el aparato al que dio el nombre de kinetoscopio pero la colabora ción siempre fue dificil, y con frecuencia desastrosa. Hammett, Scott Fitzgerald, Chandler, Faulkner y otros, perdieron gran parte de su salud por la maldita botella, y es tuvieron a punto de perder su talento por ti- a bajar en I- iollywood, Quizás la clave del mal estaba en que, como decía W Somerset Maug hain, la actitud de gran parte de quienes se dedican a la producción de películas es bas tante deprimente En este juego de atracción interesada entre el capitalista tosco (Holly wood) y el artista (escritor) la culpa del fra caso no ha sido siempre del i- icachón inculto. En demasiadas ocasiones, las candilejas y el glamour la popularidad fácil de la panta lla, han tentado tanto al literato que éste ha terminado vendiéndose por un puñado de dé lares y unos cuantos titulares de prensa. Ahora es otra cosa, ahora la industria del cine (norteamericana, se entiende, porque las otras agonizan) tiene sus propios escrito res, y los que están fuera piden a gritos en trar como sea. Muchos- sobre todo en lo que atañe al género negro -escriben con un ojo puesto en la página y el otro en la posible adaptación cinematográfica de su historia. Algunos, simplemente, dejan de escribir li teratura para publicar bodrios que son malos esbozos de guiones. De esta forma la litera tura se degrada, y el cine también, que a lo mejor es de lo que se trata. ¿Para qué pensar si la moda es pasar el rato y confundir el ocio con el ruido? Que no te amarguen la vida, como decía aquel anun cio del azúcar. Hay que olvidar el mañana, conque no digamos el pasado. Pero de vez en cuando se cuelan noticias: asesinatos selecti vos, redes pederastas, prisioneros afganos premeditadamente asesinados de sed en con tenedores (con el U. 8. Army que no sabe, no contesta) niñas masacradas por sus cuidado res, coches- bomba y asuntos parecidos. Au ténticas historias para novelas negras de nuestro tiempo que se perderán pronto en la espesura del Alzheimer social. Porque, ¿qué hacer cuando la realidad llama tan cruda mente a la puerta y pretende agriarnos el ve rano? A simple vista, sin perjuicio de otros análisis más sesudos, la solución parece sen cifia: o alargar las vacaciones y no leer perió dicos, o sustituir los telediarios por más pro gramas de cotilleo y famoseo. A ver si encima de que no pintamos nada lo vamos a ver todo negro. ca -4 Cartadeunadesconocida La autora de la carta- a punto de morir por una terrible enfer STEFAN ZWEIG medad- -relata con letra temblo Traducción Berta de Conili El Acantilado. Barcelona, 2002 66 páginas, 7 euros rosa cómo regresó a Viena siendo ya una mujer, sólo para encontrarse con él; y cómo le es peraba en la calle cada noche, lloviera o nevase, en la espe ranza de empezar a existir para su amado. Y así llega el dia seña lado en que el venturoso nove lista se dirige finalmente a la enamorada, pero no ya porque reconociese en ella a la vecina de otros tiempos, sino para tener a su lado una aventura amorosa. rauda y fugaz De esa noche breve y apasionada nace Stefan, de quien su progenitor no tendrá noticia hasta la recepción de la carta que ahora sostiene acongo jado y cuyas páginas tiemblan entre sus dedos. Una noche más se verán los amantes, muchos años después, pero tampoco entonces él reco nocerá a la niña que le espiaba por el agujero de las escaleras, ni a la señorita que le esperaba, ate rida por el frío, en los alrede dores de su mansión, cuando él llegaba de madrugada de sus juergas nocturnas. En otras pa la cumbre del éxito y de N la madurez, un afamado novelista en la legendaria Viena de 1900, recibe una larga carta encabezada por este lema: A ti, que nunca me has conocido Atrapado por el enigma de una nérviosa caligrafía femenina, el escritor comienza la lectura de un manuscrito que ya no podrá abandonar hasta su fm. Con el desgarro de las pasio nes más arrebatadoras, una mu jer confiesa haberle amado siem pre, aunque él- -egoista triun y fante- -nunca se haya percatado de su amor. Ella lo amé siendo una niña, cuando el novelista, to davía joven, se mudé a su edili cio: aquellos objetos suyos, ex quisitos y refmados- -concluye la muchacha- tenían que pertene cer a una persona hermosa. Lo amé también en la adolescencia. mientras lo espiaba por las esca leras, humillada al comprobar que él regresaba por las noches, entre risas y canciones, con mu jeres siempre distintas. Y lo amé, en fin, en la distancia, cuando su familia abandona la capital y ella debe partir con ellos, y rechazar a sus numerosos pretendientes por romántica fidelidad a su se creto. E Zweig da una vez más en el clavo con un monólogo que desvela los rinconesmás íntimos del corazón humano labras: él nunca supo ver a la mujer que sólo le vio a él. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya, desde la primera hasta la última hora Con un estilo eficacisimo, en una prosa que se lee sin querer, el maestro Stefan Zweig (Viena, l88l- Petrópolis, 1942) da una vez más en el clavo con un monólogo que desvela los rincones más ín timos del corazón humano. Lo fascinante de esta narración- una de las más logradas del es critor austriaco- -es que desde la primera línea se apunta ya la iii tinia, logrando crear en el lector sensaciones parecidas a las que supuestamente creó en el desti natario original de la carta. En un arrebato de inspiración y en una demostración de oficio, Zweig relata genialmente, en clave dramática y fatídica, una pasión secreta cuando se hace pública, incitándonos a todos a contemplar cómo se desvela lo más intimo y confidencial. Al terminar este libro queda uno con la sensación de cuántas cosas, hermosas o graves, pue den estar pasándonos sin que nos demos cuenta. También le quedan a uno- -y quizá sea esto lo esencial- -las ganas de ser amado como el hombre de este libro, aun en medio de la ignorancia; y, ciertamente, de amar como ama esta desconocida, aunque sea a costa de sufrir Pablo D 0 t s 22 ABC Cultural 7- OO! 1

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