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CULTURAL MADRID 31-08-2002 página 5
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CULTURAL MADRID 31-08-2002 página 5

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
  • Página5
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mes después de llegada la muchacha a Buenos Ai res, Basi le dijo a Jovita que la llevaría a conocer a una de las mujeres más importantes del país, Sil vina Ocampo. Basi había conocido a Silvina a fra. vés de i.i na cuñada suya. Desde chica, la menor de las Ocampo trababa estrechas amistades con los servidores; se sentía atraída por el mundo menos convencional de las dependencias de servicio. La poca simpatía que tenía por su hermana Victoria se debía no sólo a que ésta fuera una mandona como Silvina y Bioy la calificaban, sino al hecho de que, en la niñez, le había arrebatado a su niñera, Fani. Esta era la persona que ella más quería des pués de sus padres. Cuando Victoria se casóse llevó con ella a Fani y Silvina jamás se lo perdonó. Jovita recuerda con precisión el primer encuen tro que tuvo con su señora: Silvina llevaba puesto un camisón y déshabillé de naion. Calzaba chine las. Pero tenía tres gruesas gargantillas de oro, a cual más linda, y tres pulseras haciendo juego. Sa bría después que dormía con esas alhajas, especial mente diseñadas para ella, porque tenían un bro che de seguridad que ni ella sabía abrir Silvina, por su parte, le dijo a Basi Ah, te felicito, qué suerte tetiS de tener una sobrina tan linda... Pero tené cuidado porque un día te la voy a robar Fue lo que hizo sin perder un minuto. La relación con Silvina Ocampo Como Basi tenía que hacer una construcción en su casa y los Bioy iban a hacer un largo viaje a Europa, Silvina le propuso a la tía de Jovita que, con su marido y su sobrina, se instalaran en Santa Fe y Ecuador. De esa manera se evitarían incomodi dades y podrían vigilar al personal y cuidar los de partamentos. Eso sí, tendrían que hacerlo de inme diato, al día siguiente, porque Silvina deseaba estar en compañía de Jovita algún tiempo antes de irse al extranjero. Silvina era así, comenta Jovita, que ría que las cosas se hicieran ya. El señor era igual. No podía esperar Los tíos y la sobrina se instala ron así en casa de los Bioy Afortunadamente Adol fito también quedó encantado con Jovita, a la que, por otra parte, le encontraba mucho parecido con su madre, Marta Casares. Desde el comienzo, Jovita fue víctima involunta ría de las exageraciones y del poco sentido práctico de Sílvina. Cuando los Bioy se fueron de viaje, Sil vina dio instrucciones de que pusieran veinticinco kilos de naftalina en el vestidor donde guardaba sus zapatos y los tapados de piel. Jovita dormia cerca de ese lugar y pronto cayó víctima de una melanco Ea y de una languidez invencibles. Más tarde, supo que era alérgica a esas esferas blancas y terrible mente olorosas. Los celos, la necesidad de apoderarse de los se res queridos son temas recurrentes en la obra de Silvína Ocampo, pero también lo fueron en su vida. A poco de vivir en casa de los Bioy, una noche, Jo vita recibió la visita de la señora. Silvina le confesó que nunca iba a poder darie un hijo a Adolfito y lo voy a perder porque él quiere tener uno Le dijo que junto con Bioy se habían planteado la posibili dad de adoptarla. Jovita tenía entonces veintitrés años y quedó perturbada por esa proposición: Me puse a llorar. Le dije que no entendía y que no cam biaría nunca a mi madre pobre por una madre rica Silvina se quedó callada un momento y luego dijo: Mirá si yosabía a quién estaba eligiendo Años más tarde, los Bioy se pusieron de acuerdo para adoptar una hija que era hija biológica de Aliteratura argentina corno todas las de los siglos XX y XX, en as que aún estamos, fue ria construcción de aristócratas que escribían sobre aristócratas y de aristócratas que escrbían sobre personajes populares. A esta última especiQ pertenecen los dos grandes clásicos de aquellas letras: Martín Fierro y Don Segundo Sombra. La cumbre de la aristocracia rioplatense fue Adolfo Bioy Casares. Ély su mujer, Silvina Ocanipo, fueron los herederos de la que, hecha la Los ojos de la criada L suma, fue a mayor fortuna de la Arç, entina mitológicame t rica. No eran bur 9 ueses, porque, de haberlo sido, hubieran muerto con una forti na mayor que a que poseían al nacer. como eran aris ácratas, murieron Sin un céntimo. la historia c! e su exq- isita decadencia fa cuenta aho -3 que fue s ci i2: da, Jovia! glesias La pintura de a al istocracia- o sus iii vierces es rara y corresponc. e a la flcc lón C 7 uno. del injustamente olvidado Pái tagerkvist, y, e: España, la novela de Alica Gimenez Bartlett sobre la sierva de Virginia Wolff- El libro de Jovita no hade tener más ficción que a propia de toda escritura y propone un género. -Horacio Vázquez- -Rial. 5 ABC Cultural 31- 8- 2002

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