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CULTURAL MADRID 10-08-2002 página 14
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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EN SAYO Libros Para encontrarsea sí mismo El buscador oro. Identidad de personal la nueva en sociedad ESCIJELA CONTEMPORÁNEA DEHUMANIDADES Presentación Alejandro de Gándara Prólogo José González de Luis Quirós Lengua Trapo. de Madrid, 2002 234 páginas, euros 15 L la identidad es uno de los de grandes temas de nuestro tiempo. Y son muchos los trabajos que, sacando a colación una senten cia de Ludwig Wittgenstein, intentan dar cuenta y razón de ese diablo en persona que es la identidad. En la mayoría de los casos, las reflexiones sobre el tema se distinguen por su unilateralismo: un filósofoo un psicó logo especulan sobre el ser, la mismi dad o el haz de elementos psíquicos propios del sujeto. El cuadro se com pleta cuando entra en acción el histo riador nacionalista, siempre empe ñado en buscar inventar identidades propias, o el administrativista, que Iimita la identidad al empadrona miento. Qz vol bas, que diría Charles de Gaulle, Con El buscador de oro, un res manifiestan una clara vocación conjunto de artículos surgidos del Se de ensayar que huye de la especula minario de Investigación de la Es ción gratuita, el lugar común y el ca cuela Contemporánea de Human ida- mino trillado. des, el tema alza el vuelo por dos razo nes: porque el libro supera el La identidadcontemporánea unilateralísmo reinante dando la voz El buscador de oro nos introduce a filósofos, politólogos, ifiólogos, es en la compleja problemática de la critores y cientificos en un buen identidad contemporánea desde una ejemplo de hasta dónde puede llegar perspectiva interdisciplinar que tiene la llamada lbrcera Cultura que casa la virtud de enfrentarse a la nueva letras con ciencias; y porque los auto realidad generada por la globaliza rial de la experiencia y de la probable aparición de un nuevo ideal de con ducta producto de la tecnologia. Algo en común tienen los trabajos de Ale jandro Gándara y Jesús Ferrero, que vislumbran una nueva gramática de la existencia personal que permite construir una vida en la que nada está escrito de antemano. Ramón Rodrí guez constata la relación de implica ción entre identidad personal y tiempo, Jesús de Garay discurre so bre la dialéctica entre poder y libertad que defme la identidad, y José María Beneyto aboga por una sociedad uni versal que no relegue lo particular Fi nalmente, José Antonio Millán Alba nos sumerge en el prosaico imagina rio femenino de hoy E Conseguirunavida digna Más allá de su indudable valor in trínseco, y del mérito de abrir camino en una cuestión que está por repensar ala luz de la nueva realidad en que vi vimos, El buscadorde orn invita al lec tor a discurrir por cuenta propia en un ejercicio cuyo objetivono es, de he cho, la reflexión por la reflexión, sino el conseguir una vida digna. Así, tras ciende el puro juego de las ideas para convertirse en un servicio público. El libro- -por citar el titulo de la autobio grafía intelectual de Karl Popper, uno de los pensadores que más ha contri buido a desentrañar la realidad del mundo y el individuo- es una aporta ción de primer orden a esa búsqueda sin término que define al ser humano. En este caso, se trata de encontrase a sí mismo y a los demás. No es poco. ción y el poder de la tecnología. Así, al modo de Ricard Sennett, se reflexiona sobre la corrosión de la civilidad y el desarraigo producto del capitalismo actual (José Luis Pardo) y sobre la ne cesidad de buscar una identidad per sonal no fundamentada en una identi dad profesional hoy en crisis (Juan Arana) Por su parte, Juan Manuel R. Parrondo y José Luis González Qui rós nos hablan, respectivamente, de los efectos de la fragmentación senso MIqueI Porta Perales ¡Esclavitud, no; libertad y propiedad! Propiedad libertad. y Dos conceptos inseparables a lo largo la historia de RICHARD PIPES Traducción Josefina Diego de de Turner FCE. Madrid, 2002 405 páginas, euros 24 a Platón- -descubrió en las palabras que hablan de lo tuyo y lo mío la causa de la desigualdad humana, la propiedad se ha transformado en la diana sobre la que las mentes bien pensantes al servicio del Progreso han arrojado sin cuartel los dardos de sus críticas. Sin embargo, basta echar un vistazo a la historia para comprender que las cosas no han sido como en el cuento de caperucita y el lobo feroz, ya que la ligazón de la propiedad con la libertad no sólo ha estado detrás de las conquistas parla mentarias inglesas, sino de la guerra de la independencia norteamericana o la revolución francesa. Y es que, desde muy pronto, los amantes de la libertad descubrieron, como resumió Locke, que el hombre por ser su propio amo y el propieta rio de su propia persona, así como de sus acciones y el producto de su tra bajo tiene en sí elgran funda mento de la propiedad Por eso la propiedad ha sido, y es, revoluciona ria. Porque anudada a la libertad conforma un peligroso binomio frente al despotismo y los excesos autoritarios del poder ya que, como demuestra Ri chard Pipes en Propiedad y libertad, lo que genera la idea de la libertad es el sentido de independencia per sonal, y ésta no puede alcanzarse si los ciudadanos no pueden disponer li bremente de su persona, de los frutos de sus acciones y de los bienes adqui ridos mediante su trabajo. Pipes compara el desarrollo político inglés y el ruso, llegando a la conclu sión de que la falta en este último de libertades civiles a lo largo de los úl timos siglos tuvo como razón princi pal la inexistencia de una cultura propietaria. Y es que aunque la pro pensión adquisitiva y el deseo de li bertad son innatos en los hombres, sin embargo, no lo es el respeto por la propiedad o la libertad ajenas; labo Reflexiónprovocadora res éstas que responden a un es Y así, lejos de la estrechez erudita fuerzo civiizatorio que, además de de los especialistas, Pipes nos ofrece haber sentado progresivamente las una provocadora reflexión que, libre bases de la democracia liberal, en de prejuicios, reclama con audacia la realidad ha hecho posible también restauración de un discurso político tanto la prosperidad como el bienes que sea capaz de devolver a la propie tar cívico que disfrutamos en Occi dad el lugar que le corresponde den dente. Algo, por cierto, que puede so tro de la escala de valores que funda nar a más de uno como un exceso, mentó las sociedades abiertas des pero que, por ejemplo, para aquellos pués de que fuera sacrificada en whigs que hicieron posible la revolu nombre del ideal inalcanzable de la ción inglesa de 1688 no lo fue tanto igualdad social y de la seguridad eco cuando combatieron el absolutismo nómica de los Estuardo con el grito: ¡Esclavi Experto en historía rusa- -The tud, no; libertad yprnpiedad! Russian Revolution (1990) o Russia Under the Bolshevi c Regime (1994) JoséMaríaLassalle llevada a los altaresladel bestiay ATAN 1 ZADA hasta náusea rio particular de la izquierda, la pro piedad yace en la actualidad a los pies de los caballos del igualitarismo triunfante. Desprovista de la carga revolucionaria que los liberales in yectaron en ella al anudarla a la liber tad, la propiedad ha experimentado tantos ataques que ha terminado con virtíéndose bajo el Estado del Bienes tar en un derecho menor que se te lera de tapadifio, y sólo después de haberla sometido antes a mil y una cautelas legales. Y así, desde que Rousseau- conti nuando una tradición que se remonta S 14 ABC Cultural O- 8- 2002

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