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CULTURAL MADRID 27-07-2002 página 13
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CULTURAL MADRID 27-07-2002 página 13

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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POESÍA Libros por la inaccesibilidad de lo poético, pues ¿cómo lle beso se dice en Jimmy Jimmy y años más tarde, en gar con la palabra a un lugar que estaría más allá de La rosa inclinada, Y en su último resplandor me ella? ¿cómo traspasar el lenguaje con el lenguaje? La besó tu memoria manifestándose así, pese a la in cuestión, pues, es la inefabilidad de la belleza, de lo materialidad de lo que se evoca, como verdadero La rosa inclinada (Poesía 1976- 2001) poético, y, por tanto, habrá que dar la razón al poeta: gesto de amor y no como simple sentimiento, sino La belleza es triste como realidad táctil. JAVIER LOSTAII No es la citada la única ocasión en que triste y Compañera de esa memoria que fructiflea en po NotadeAntonio Colinas tristeza se leen en los poemas de Lostalé. Al con ema es la soledad, cuya mención se repite en no po Prólogo Luis de García Jambrina trario, tal presencia léxica es reiterada y concurre cos pasajes de estos poemas) desde el soledad siem Calambur. Madrid, 2002 en cada uno de sus libros, dejando así huella cons pre: he aquí el poema del libro inicial a Y en sole 369 páginas, euros 20 tante de la conciencia de la imposibilidad de la feli dad te resucito para decirte que te amo de uno de cidad, efimera, y de la poesía. Pero la tristeza que se los textos hasta ahora inéditos. Así, lo que se canta nombra es también la que se deriva de la inaprehen en la poesía de Lostalé es) más que las experiencias, sibilidad de la emoción ante un paisaje, ola de la vi el recuerdo de ellas, ese poso de vida que dejan en el noticia de este poeta, yque la muerte (1971) dio vencia amorosa, etc. Y es que aquí todo está visto en individuo, ya entonces solitario, una vez que se han A Antología del amor de ahora recoge aquí toda su obra, cinco libros (uno de ellos, La estación un continuo movimiento de huida (ENohables: sa diluido en su marcha hacia el pasado y se han trans azul, se edila por primera vez) más unos poemas fi bes que todo se desvanecerá como un aroma) O formado en cenizas de las que aún surge una llama naies inéditos, 1 que da idea de que la escritura de Nuestra vida es una sucesión de despedidas y en rada que ha de llamarse emoción poética. Pero esta Javier Lostalé no responde sino a su propio ritmo, el esta poesía se es consciente de que En el encanto emoción tendrá que estar teñida de melancolia, aun que dieta la necesidad del decir de lo perdido vive la tristeza De ahí que la memo- que no una melancolía que pudiera llamarse de En La belleza (de La estaciónazul) se lee (No ña cobre una importante función, hasta erigirse en rrota, sino como en Aleixandre o Cernuda- -a quie preguntéis al misterio. La belleza al final es triste. Y una de las fuentes esenciales de la palabra (Señal nes se invoca no en vano- -triunfante. En esta poesía, no sabemos- -lo sabemos- -qué manera que, única de nuestra existencia es la memoria pues, que es todo un sistema coherente y de potente efica por de en cuanto la poesía sería una de las manifestaciones pese al despeñarse de todo hacía la ausencia, lo re cía lírica, también se sabe: Victoriasea tu tristeza de la belleza, también al final ella habrá de ser triste. cordado se muestra aún en plenitud de vida: Hu jamás cantada Aquí se canta y se vence. Aunque quizá no acabemos de saber por qué lo sea, biera bastado una mirada triste, pues la tristeza no se puede pensar más que en que, si es así, lo es toca lo vivido con la intima emanación de un TUaBlesa Tristia L Mirar las cosas Ciudades paso de EDUARDO JORDÁ Pre- Textos. Valencia, 2002 85 páginas, 9 euros 1 La estación las de lluvias EDUARDO JORDÁ Renacimiento. 2001 Sevilla, 64 páginas, euros 1,81 se me permite usar la palabra, diré que en la I poesía de Eduardo Jordá (Palma de Mallorca, 1956) hay experiencia) de alguien acostumbrado la a mirar las cosas del mundo y a descubrir significa dos detrás de sus caóticas señales. Hay, también, un e 1 S realismo descarnado, teñido de piadoso escepti cismo, más real que el realismo sucio, y más eficaz que éste para vérselas con la Realidad, por muy su cia que ésta sea. Eduardo Jordá maneja magistralmente las enu meraciones descriptivas. Sus metáforas son senci llas, directas, memorables. La suya es una poesía de enorme variedad, que se remite a distintas tradicio nes. Cemetery Ridge de Ciudadesde paso, es uno de los mejores poemas de tema bélico que he leído. Casas también de Ciudadesde paso, y Docelu nas de La estaciónde las lluvias, son dos excelentes sucesiones de alegorías. Y los poemas construidos a partir de un personaje histórico no tienen ese tono falso propio del género. Hasta la sucesiva aparición en muy poco espacio de tiempo de estas dos obras, Eduardo Jordá era co nocido como narrador y autor de libros de viajes y diarios. Sin duda, Ciudadesde paso y La estaciónde las lluvias le van a proporcionar un merecido puesto de relevancia dentro de su generación poética. JulIo Martínez Mesanza que se hacían trizas, arrastrando en su multiplica ción prodigiosa al lenguaje; una vez completado aquel itinerario, aquella derrota, el poeta mira desde el nuevo limite de perplejidad alcanzado y propone una nueva salida (Canto me hace hacia afuera Sa lir de mí en una luz temblorosa hacía quimeras y enigmas que aguardan ser revisitados, explorados, en un nuevo naufragio, prefiguración de la muerta ¿Vuelve a casa Huidobro? Cierto que al fmal se enfrenta; mas no resignado, y corriendo idéntico riesgo al que siempre aceptó. Este ciudadano sigue siendo aquel capitán de navío dispuesto, en El espejo de agua, a comenzar su singladura por rutas naci das para el oscuro sonar de la garganta aunque és. tas lo dejen ahora ante el territorio esperado de la muerte; o quizá por ello mismo. La criatura del poema sigue siendo aquella que perseguía la única experiencia poética: búsqueda sin Fm de la verdad. Ultimo Huidobro El ciudadano olvido del VICENTE HUIDOBRO Prólogo José de Méndez Huerga Fierro. Madrid, 2002 145 páginas, euros 11,42 de mano, por cierto, de José Méndez, poeta la también y tan buen conocedor de la poesía his panoanericana. Su prólogo nos reclama y nos sitúa, nos pone en suerte de lectura. Leamos, pues. Cómo no recomendar este Huidobro menos conocido. Aunque no es otro, ni esté abriendo una segunda etapa que el tiempo le impedirla culminar Pero es el caso que no se trata de lo posterior aunque publicado en 1941, este libro de la misma estirpe que toda su poesía. Hui Una palabra- paloma vuela dobro, sin más: escritura como vida y reflexión sobre y se exalta, derramada en un aire la vida en la escritura que es vida hasta el final. El ciudadano delolvido, más que consecuencia, el que es totalidad de la memoria otro lado de Altazor la otra cara (o fase) de aquella inabarcable luna de luz prodigiosa y estallido imborrable: una vez cruzada aquella atmósfera cargada de signos Y Este yo es Huidobro, por supuesto; pero también lo era antes. Y es Altazor entonces, y no menos yo mismo que leo ahora o leía entonces. Afortunada mente es así; pues, de no serlo, ¿cómo nos llegaría este temblor que repercute en la escritura, de forma tan efectiva por orgánica, hasta convertirla en algo más que una simple suma de significados? El olvido, aquí, libertad; no atadura al cómputo del tiempo, para perecer. Y es caida y desprendi miento, una vez más (no otra la razón de existiz y la experiencia de decirla) Una palabra- paloma vuela y se exalta, derramada en un aire que es totalidad de la memoria inabarcable. Inestabilidad y hondura este espacio que el poema, en tanto que concurren cia de ritmos, genera; espacio en donde se proyecta la palabra y en donde la mirada cumple su ritmo vi sual complementario. Riesgo este ritmo: versículo prosa sólo aparente, porque los nexos se desatan y la puntuación cede a la disposición y relación, mu danza de la frase. Riesgola imagen: el nombre, sin la precavida recurrencia al adjetivo vano; una incerti dumbre requerida, pero no ofuscación; antes bien, suscita su sustancia de instinto precursor Algo que nos conviene aprender; cuento que debemos aplicarnos. JorgeRodríguez Padrón 13 ABC C, Ir, raI 27- 7- 2002

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