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CULTURAL MADRID 20-07-2002 página 36
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CULTURAL MADRID 20-07-2002 página 36

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Arte Dos gigantesdel pasado Matisse- Picasso Tate Modern. Londres. SouthBank. Hastael 18 de agosto NA exposición Matissegran Picasso no es un suceso cual quiera. Y parece normal que des pierte sensaciones fuertes. Entran do en las salas de la Tate Modern, el habitual estupor fascinado ante tan ta obra sublime, ante esas imágenes que conmueven, se combinaba con una sensación nueva, inesperada y casi obsesiva: la de estar contem piando a estos dos gigantes del arte moderno corno si estuviéramos fren te a Miguel Angel y Rafael, impre sionantes, lejanos en el tiempo, per tenecientes a otra época dei arte, a otras preocupaciones, a otra mira da. Y sin embargo... ¡Hay tanto que aprender! Esta exposición, ideada como un seguimiento de la larga, compleja y fructífera relación entre ambos maestros, lo muestra con una claridad meridiana. Hacia casi cincuenta años que no se realizaba una exposición conjim ta de Matisse y Picasso, al menos de estas proporciones. Tiempo sufi ciente como para que muchos aman tes de la cultura hayan podido ima ginar esa confrontación de titanes del arte. Porque Picasso y Matisse eran pintores clásicos en el mismo sentido que Durero, Rembrandt, Ti ziano, Delacroix o Cézanne. Aqui, en treinta y cuatro salas que contienen otras tantas confrontaciones (con varias obras en cada sala, hasta un total de 182) se exponen dos camina res diferentes por un mismo sendero hacia el arte como entidad autóno ma, separado del mundo como lo co nocemos, regido por sus propias le yes y referido a su propia historia. Desgarrón básico Como se explica en el exhaustivo catálogo, la pugna- emulación entre ambos derivaba de las mismas in quietudes. Es significativa una cita, apócrifa pero muy plausible, donde un Matisse al fmal de sus días le di ce a Picasso: (Debemos hablar más, cuando uno de los dos falte, habrá cosas que no podrá compartir con nadie Estos fueron los últimos grandes sacerdotes de un culto anti guo (no, Pollock era otra cosa: un iluminado... y aunque su religión no haya muerto, hasta ahora no ha llegado un profeta que le dé nuevos alientos (Rothko? Eso no quiere decir que su obra no permanezca trascendental, como la de todos los genios, sean de la épo ca que sean y a lo que se dediquen. Pero lo cierto es que mientras am bos culminaban su gesta, se estaba produciendo un desgarrón básico en el tejido del arte, una nueva vía, in tuida por muchos y concretada en Marcel Duchamp y el nacimiento del arte como idea, no como produc to de la técnica y la sensibilidad es- U DeIzciulerda derecha, a Interior (1947) Matisse, 7 ojo de y estudiode La Califo (1958) Picasso ralo de tética. En esta exposición los seis comisarios (del Museo Picasso y del Pompidou de Paris, del MoMA de Nueva York y de la misma Tate) no han caído en la tentación de contar nos que Matisse y Picasso realiza ron toda su obra pensando exclusi vamente en el otro y se señalan con venientemente las muy profundas diferencias, tanto estéticas como de carácter, entre ambos protagonistas. Pero el estudio se ciñe a un formalis mo extremo, el mismo que, apa rentemente, utilizaban ambos pinto res en su diálogo. Nos enteramos de que el negro tras unos peces rojos de Matisse tuvo una incidencia decisi va en el negro de un arlequín de Pi casso y que Matisse se preocupó muy mucho de desentrañar los mis terios del cubismo para luego utili zar algunos elementos en sus com posiciones aunque al mismo tiempo calificaba a Picasso de ladrón Son historias apasionantes de una amistad- rivalidad en las altu ras, pero en gran medida se leen co mo crónicas desde la torre de marfil. Nada de la exaltación ciudadana de Lorenzetti, de la afirmación religio sa de Cranach, de los delicados com promisos cortesanos de Rubens, de la denuncia antibélica de Goya, del realismo social de Courbet, de las preocupaciones industriales de Rod chenko. Esto es pura revolución es tética y en estas salas apenas existe referencia alguna a acontecimientos del mundo exterior. Bien mirado, ni siquiera del mundo interior. Esto es tremendo y hace ver has ta donde había llegado la separación del arte respecto a la vida. Seria, en palabras de Joseph Kossuth, decora ción cara. Pero esa misma y arro gante autosuficiencia es también la fuente de su enorme fascinación. Esta corta reseña no pretende discutir la grandeza de dos de los mayores pintores de la historia, no ha enloquecido. Pero explicar sim plemente que son muy buenos se an toja un poco sobado. Lo que sí se puede es tratar de insinuar cómo esas vidas y esas obras han sido ana lizadas mil veces hasta cristalizar en un discurso apenas renovado que en su mismo anquilosamiento con tribuye a fomentar la lejanía... A ba se de seguir considerándoles con temporáneos. Nuevos vientos Y es que, aún antiguos, el genio de Matisse y Picasso les permitia in tuir las direcciones- de los nuevos vientos, tan distintos de los que ha bían venido impulsando la nave del arte desde hacia unos cinco siglos. Picasso con sus collages y objets trouvés, Matisse con sus líneas niti das y sus trabajos con papel recorta do, prefiguraban las instalaciones o de la reproducibiidad masiva de la obra de arte. Y su influencia sobre movimientos tan diferentes como el constructivismo o el surrealismo e incluso buena parte del conceptual pictórico debieran recordarse siem pre. Por desgracia, la lejanía tiene otras ayudas más prosaicas. Las multitudes que vienen a contemplar esta muestra biock- buster impiden cualquier intento de visión cómoda o de visión en lo absoluto. Además, debe haber algún problema con los pigmentos, porque la luz es más bien escasa. Pero pasear por esta ex posición es mucho. Y, como todas las de verdad importantes, no permite que el espectador salga de ella con las mismas ideas con que había en trado. José Hacía casi cincuenta años que no se realizaba una exposiciónconjunta de ambos artistas, al menos de estas proporciones. Picassoy Matisseeran pintores clásicosen el mismo sentidoque Durero, Rembrandt, Tiziano, Delacroix... Manuel Costa 36 kItC Cultural 20- 7- 2002

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