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CULTURAL MADRID 20-07-2002 página 27
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CULTURAL MADRID 20-07-2002 página 27

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Arte pacio exterior son una versión del koan zen de Los Angeles, irresistible por su contradictoria lógica. Tengo amigos que aún lloran al recordar este pensamiento de Ruscha: Estoy intentando acordarme de olvidar En muchos sentidos, Ruscha es hijo de René Magritte y de Georgia O Keeffe. La dama de Nuevo México tituló uno de sus cuadros De la lejana cercanía, que recuerda al contradicto rio espacio de Ruscha y a la vez de fine su propia versión del paisaje como algo vacio pero con ecos enig máticos. Magritte y O KeetTe utiliza ron todos los instrumentos académi cos para crear un espacio que los mo dernistas desecharon precisamente por académicos, y Ruscha hace lo mismo. Su forma de manejar la pin tura sin textura recuerda a la lisura de la fotografla más que a las superfi cies pictóricas que Tiziano legó al modernismo. Ruscha les supera pin tando con un aerógrafo, una técnica artística comercial, por lo que no hay bruscos bordes que interrumpan su nebuloso infmito. El artista y coleccionista William Copley tuvo brevemente una galería surrealista en Los Angeles donde ex ponía obras de Magritte que combi naban palabras e imágenes. Al igual que la célebre obra de Magritte de una pipa que contradice su título Cecí n est pas une pipe (Esto no es una pipa) las imágenes de las obras de Ruscha no concuerdan con las pala bras. Chocan entre sí, sugiriendo rea lidades alternativas e insólitas con tradicciones entre lo que se ve y lo que se lee. Ruscha pinta el vacio exis tencial o, si se prefiere, el vacío tras cendental del zen, y lo llena con una escritura sombreada que se desva nece, como la publicidad aérea que forma palabras en el cielo o, como se diría en Flollywood, a lo lejos en el azul infinito. Nueva York es la ciudad que nunca duerme, pero Los Angeles es la ciudad donde nadie camina. Las ace ras desiertas crean un misterioso va cio que es tan mental como fisico. En esta megalópolis horizontal todo pa rece distorsionado, como si estuviera en otro planeta. Quizá precisamente este regusto extraterrestre e irreal del lugar en el que Hollywood se Ruscha, artesano y dibujante que jamás olvidó sus clasesde animación de Disneylandia, inventa una imaginería basada en el lenguaje cruza con la alta cultura fue lo que atrajo a exiliados europeos tan extre mistas como Aldous Huxley, Arnold Schoenberg, Kurt Schwitters o Man Ray. Los trabajos finales de este iiitimo son el puente que une el surrea lismo europeo con el surrealismo es tadounidense. Artesano y dibujante que jamás olvidó sus clases de animación de Disneylandia, Ruscha inventa una imaginería basada en el lenguaje que no tiene nada que ver con Wittgens tein, pero sí con Magritte. Desorienta al observador sugiriendo un hori zonte que va un poco más allá de nuestro entendimiento y que jamás logramos alcanzai con una imagine ría empapada de ambigüedad que se mantiene a flote frente a la plomiza ironía académica y pseudointelectual del arte conceptual. Cuando Scott Fitzgerald escribió sobre (elfuturo orgiástico que año tras año retrocede ante nosotros puede que estuviera describiendo las pinturas de Ruscha. La artesania es fundamental para la estética zen que es la base de la es cuela de Los Angeles. La influencia asiática no sólo es palpable en la ar quitectura de chalés de madera que da fama a la ciudad, sino también en los restaurantes y en la pasión por todo lo relacionado con lo zen. Esta mezcla tan exótica ha engendrado una cultura original que exalta la ar tesania desarrollada para hacer ta blas de surf y la convierte en una es tética que se ha denominado fetiche final Ahora Ed Ruscha tiene un lu gar asegurado en la Historia del Arte. El juego del arte conceptual a base de palabras e imágenes que convirtió a la escuela Cal Apis en el lugar en el que había que estar en los años se tenta y los ochenta fue inventado por Ruscha a fmales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta. A diferencia de los herederos del su rrealismo de Los Angeles, Ruscha tiene una ventaja: sabe pintar. Ade más, como es un experimentador compulsivo de materiales y técnicas, jamás deja de crecer como artista. No hay ninguna duda de que las brifiantes superficies aerografiadas de Ruscha participan de la exclusiva estética que parece pertenecer a al guna edad de oro anterior a cuando Mike Kelly y Paul McCarthy vieron el panorama de Los Ángeles como sór dido y feo. Quizá siempre fuera así, pero he de admitir que siento nostal gia por aquellos tiempos inmortaliza dos por el sonido suff de los Beach Boys, cuando un plátano con choco late no era más que un plátano con chocolate. Citando de nuevo a Scott Fitzgerald: Honni soit qui Malibu (juego de palabras con la expresión Flonni soit qui mal y pense (Mal haya el que mal piense E. Ruscha: Made in Los Angeles Museo Reina Sofía. Madrid. Palacio Ve de lázquez (Parque Retiro) del Comisario: Ri chard Marshall. Hastael 22 de septiembre 27 BCCultural 2O- -2OO2

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