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CULTURAL MADRID 13-07-2002 página 32
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CULTURAL MADRID 13-07-2002 página 32

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Aite La obramadura Ráfois- Casamada de Ráfols- Casamada GaleríaJoan Prats. Barcelona. Rambla Catalunya, de 54. De 5.000 a 30.000 euros. Hastael 10 deseptiembre formatos lSEAlbert vez más, ante los grandes de una Ráfols- Casainada (Barce lona, 1923) es sentir la agilidad, fuerza y frescor de la ejecución bien hecha, madura; el dominio de lo que es un decir plástico con la pausa clásica. Tal como soñaban los que se propusieron elaborar la renatxença catalana, que querían una tierra, una manera de ser y un estilo de vivir sin altibajos, sin traspiés, sosegado, como corresponde al hombre que llega a este mundo para instalarse en él y dis frutar sus frutos, que para esto tuvo lugar la crea ción. Se trata de un goce pero también de un dere cho. Esto fue el noucentisnze. un mundo que se que ría sin iras, el mundo que, ahora, se halla realizado por Ráfols- Casamada después de haber atravesado la vía del desierto que consistía en el absurdo con cepto de que el arte era la copia fidedigna de la na turaleza y su goce debía limitarse a aquel que exal tara los sentidos. Ese concepto del arte ha sido co rregido. Ahora el arte es la expresión de la concordancia entre vida y concepto de la vida. Rá fols- Casamada buscó, a través de la tragedia de la abstracción del informalismo y de la recuperación de lo inmediato por el pop- art, un sentido a la lucha templar las serpentinas de color que todo lo mue humana. Ello le ha servido para llegar a esta libe ven y agitan sin que nunca hagan daño, y que im ración, grata pero no sin nostalgia, que son sus pulsan a prorrumpir aquellos sonidos inconexos y obras actuales. las agitaciones de brazos y piernas que reflejan Me atrevería a decir que estas obras del artista alegría y gratitud. son equivalentes a aquellas impresiones primeras, Todo esto se palpa ante esas obras: grandes es ingenuas, a aquel balbuceo del niño que empieza a pacios casi uniformes de color, azules, que oscilan darse cuenta de lo maravilloso que es encontrarse entre el mar y el cielo; sienas, en sus diferentes to en este mundo y ver sus formas imprecisas, a con- nalidades terrosas, generalmente suaves, de tierra E dulce y bien tratada; blancos, cuarteados, porque, de lo contrario serian excesivamente exigentes. Todo ello, esas superficies que se convierten en el soporte y la superficie básica en la que transcu rren las emociones y se expresan las impresiones, son, inmediatamente de estar dispuestas, atacadas, acariciadas, rasgadas por pinceladas gestuales de los más insólitos colores contrastados: amarifios zigzagueantes, rojos que reclaman atención e im ponen sus alertas, rasgos blancos o verdes que cru zan fugaces la superficie cromática base de la tela. Y, de vez en cuando, como si el artista tuviera, como cualquier niño travieso, que plasmar sus ga rabatos en el muro- que son sus expresiones más íntimas y más felices- unos dibujos desmañados, con la gracia infinita de quien no sabe más pero que con lo que plasma ya lo dice todo; esos dibujos que rasgueados en carboncillo, a lápiz o, a veces, incluso frotados, desmontando la pintura base. Máximo realismoespiritual En sintesis, estas obras de ahora de Ráfols- Ca samada vienen a ser como el cumplimiento de un mundo en el que, no sin cierta amargura, el paso del tiempo ha impuesto mucha lucha y ha desmon tado muchas ilusiones, amén de haber provocado el abandono de muchos empeños en los que se fue tras ellos nuestra vida. Estas pinturas son la expre sión de un mundo al que se ha vuelto, de retorno, pero en el que, ahora, estamos contentos de que aún podamos expresarnos y, sobre todo, vivir. Puede ser esta obra la del máximo realismo espiri tual o la de la aceptación del mundo que nos ha quedado, aquel que aún nos es posible ver a través de la ventana, el único marco auténtico para defi nir una civilización. Arnau Puig DIBUJO Una Barcelona dicha bien Rátols- Casamada ilustrador Centro Cultural Círculo Lectores. de Madrid C O- Donnell, Hasta 21 dejulio 10. el ENIA decir Auden, en algún lugar de su a Eterna no escrito, que la Palabra, o sea, la literatun, tiene muchas ventajas sobre la pintura, porque tiene tiempos verbales, pero que, en comparación con ésta, vemos que le falta algo, yeso que le falta es precisamente el presente, la objetividad, el modo in dicativo, lo único que es la gala pero también la cár cel de la pintura, condenada a no tener lo que él lla maba Voz Activa. Albert Ráfols- Casamada, uno de los pintores a los que los aficionados a la pintura siempre acuden sobre seguro, ha cultivado la escri tura, la poesía, en concreto, casi desde ese mismo siempre, aunque tardó mucho en decidirse a publi car lo que hasta entonces parecía una pasión pri vada, hoy reunida en Signe daire (Obra poética, 19 19.99) Qué duda cabe, sin embargo, que hay al gún punto, algún cruce entre sus facetas de creador que nos dice que todas nos llegan como desde el mismo manantial, desde la obediencia a una raiz que resulta la misma. Esa misma raíz es la que apa rece declarada, por si no la hubiéramos descubierto antes, en esta exposición encantadora, para paladares formados, que el Círculo de Lectores dedica a Rá fols como ilustrador de las obras de MercóRodoreda y de Nada, de Carmen Laforet, tarea a la que el pin tor- poeta se ha entregado desde hace una década. V el olor de vainifia de unos pastelillos sobre el velador de unjanlín, la lluvia sobre La plaza del diamante, el sol de las azoteas, el aire enredado en los cipreses han encontrado en estos trazos temblorosos del gra fito, en el muy suave difuminado del color, el modo de ser dichos, o de ser sin más. Y el pintor dice así, con líneas de un tono como cartier- bressoniano, lii genuísta y mínimo a lo Sempé, los seres y las cosas que habitan en un tiempo que no pasa, en- como de cía en un poema- el instant precís de la paraula Recuerdosvisuales Y es como si todo lo aprendido, toda la ruta cum plida, la del Rafols estudioso de Picasso y Torres García, del emocionadoante Rothko, del arquitecto, del noucentista, del abstracto Rafols de quien hace mucho decía Cirici algo así como que reconstruía re cuerdos visuales, es como si todo, digo, hubiese lle gado a este puerto para destilarse ahora en unas mí nimas y transparentes viñetas hechas con toda la co quetería y la sabiduría de quien ha aprendido a ser espontáneo y verdadero. Y el asno del trapero, el au tomóvil de color café con leche, la luz de la farola que crece cuando acaba el crepúsculo, la verja verde de paso al jardín, nos llegan con la sencilla melancolía de un tiempo, si, pero no del todo pasado, que es como un tiempo de siempre y de nunca jamás, el tiempo del recuerdo que, acrisolado en el paso de la página al dibujo, se hace atmósfera, alegría presente del sentimiento de una ciudad. ilustración deRafóls- Casamada Es muy posible que esa raíz de la que hablamos esté en estas pequeñas, como todo lo suyo delicadas, evocadoras ilustraciones de Rafols, que muestran el modo en que el artista ha encontrado una especie de voz activa- en la que Auden no parecía reparar- sin perder la indicación de la pintura, una posibilidad de reunir los tiempos, quizá abierta al rebajar la autonomía plástica y entrar en diálogo con el mundo que se nos hace presente a través de las nove las. La sombría Barcelona de la calle Aribau de 1940, Enrique Andrés Ruiz 32 ABC Cultural 13- 7- 2002

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