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CULTURAL MADRID 06-07-2002 página 21
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ENSAYO Libros Martín Gaite, de viva voz Pidolapalabra CARMEN MARTÍN GAITE L calor de su importante obra narrativa, pero también de una simpatía personal traducida en mu chos gestos, creciendo el interés del va público por Carmen Martín Gaite, de quien recientemente se publicó un li bro de ensayos, La büsquexk de interlo cutor (2001) ahora, en el mismo sello y editorial, esta colecciónde veinticinco conferencias pronunciadas por la au tora salmantina en diferentes momen tos, lugares y con asuntos varios. No ha sido un acierto de esta edición omi tir estos datos, sobre todo la fecha, que debe el lector deducir de contextos (como el centenario en 1998 de Rosa Chacel) o alguna otra circunstancia aludida, porque precisamente la fecha es importante para valorar la oportu nidad de una afirmación o la lucidez de una conjetura, lucidez que brilla una y otra vez a lo largo del libro. No es lo mismo hablar de la presencia de la mujer en la literatura en 1998 que haberlo hecho en 1978, resulta igual ni valorar el cuento de la posguerra y su lamento por la desatención de esa ge neración de Aldecoa, Fernández San tos y Sánchez Ferlosio en 1980 que veinte años después. Salvado ese inconveniente, es libro muy provechosopara el lector, por dos motivos principalmente: porque ayuda mucho a conocer el taller de Martin Gaite y las clavesde su propia narrativa, ya que son varias las confe rencias en las que la autora se refiere a sus novelas, bien para glosar la pre sencia en ellas de motivos de la infan cia gallega, o por la importancia de A Prólogo José Borau de Luis Anagrama. Barcelona, 2002 424 páginas, euros 18 Cannen Martín Calte los lugares, porque tener lugar tema de una de sus charlas, es funda mental en la construcción de su estilo narrativo, Otro motivo del notable interés de este libro es que conserva la frescura de la voz, al reproducirse las conferen cias tal como fueron pronunciadas. La conferencia, ya se sabe, es un género dificil, puesto que una erudición exce siva o un tono profesoral la hace plúm bea, pero lo contrario, prescindir de toda erudición o de bases informati vas suficientes, la puede convertir en charla de café, sin interés alguno, tri vialidad que aumenta al verse publi cada. Las que aqui reúne Martín Gaite nada tienen de triviales: logran un tér mino medio excelente; son comunica tivas, directas, no olvidan en dimen sión, en tono, en giros y en alusiones, el contexto en el que nacieron, pero al mismo tiempo Martin Gaite demues tra aquí, una vezmás, que no decía las cosas a humo de pajas; incluso en al gunas de ellas, va deslizando la autora una solvencia bibliográfica más que notable, sobre todo cuando trata de asuntos de su especialidad como el si glo XVffl (no deja Martin Gaite en el tintero el hecho de que dedicó siete años a estudiar a Melchor de Maca naz, en archivos como el de Siman cas) l ambiénse la ve muy informada cuando trata de los usos amorosos, tema de dos conocidos ensayos suyos. Resulta emocionante la semblanza de figuras femeninas en la avanzadilla de la apertura ideológica y social, como la serie de tres conferencias dedicadas a Elena Fortún, que conocía muy bien, por haber ocupado meses o años de in vestigación apasionada. Precisamente la semblanza que traza de Encarna Aragoneses y las que fueron sus ami gas, como la figura de Maria de Meztu, importante fundadora del Lyceum Club femenino en 1926, resulta eme cionante no sólo por reconstruir una época de la historia pedagógica espa ñola, sino también porque inicia, con esta vindicación de la avanzadilla pie nera en la cultura española, un asunto al que dedica varias de las conferen cias aquí reunidas: el de la relación de la mujer y la cultura, especiahnente la literaria y la cinematográfica. Libro útil para conocer de viva voz la pasión de Martín Gaite por la lec tora y que hace crecer en el lector el respeto por su dimensión intelectual y humana, JoséMaría Pozuelo Yvancos Montaña de luces todo razonamien GEORO CHRISTOPH LICHTENBERG rismo, pero sobreparadojas, observa tos instantáneos, Edición Juan Solar de del ciones acerca de las ocurrencias del Edhasa. Barcelona, 2002 lenguaje (eso que los alemanes lla man Witz y que incluye el chiste pero 446 páginas, euros 19 no exclusivamente) greguerías, pe queñas escenas, referencias a perso najes que no conocemos. Entre Mon ONTAÑA luces es lo que sig taigne y Juan de Mairena, Lichten de nifica el apellido Lichtenberg, berg, a fmes del Setecientos, anuncia cuyos aforismos, seleccionados y tra a Nietzsche y propone pensar a sal ducidos por Solar en 1990, vuelven a tos, como un bailarin o un futbolista. editarse ahora. El trabajo del traduc Un herborizador en zigzag, según él tor es autorizado, diáfano, preciso. El mismo dice, que se confia en la lógica aparato de notas y la cronologia, in del azar y hasta en la lógica de la lo dispensables y útiles. Se conserva el cura, de la excepción, nunca del ge nombre del libro- -por llamarlo de al nio, previendo la inmediata irrup guna manera- -dado por los editores ción romántica. Lichtenberg se nos antoja contem alemanes, aunque no corresponde ni a la denominación original (Sudelbü poráneo por varios motivos. Este cher cuadernos de apuntes, de garra- pensamiento no sistemático, inter pateos por mejor decir) ni a la índole mitente, discontinuo, hecho de ilu Aforismos de los textos. Hay algún que otro afo M minaciones momentáneas sin desa rrollos, como si cada fragmento fuera un universo en miniatura y tu viera un autor particular, parece postmoderno. No lo es, porque Lich tenberg es un crítico de la moderni dad sin dejar de ser moderno, un es céptico ilustrado que no reniega de ilustración aunque la compara con el fuego: nos calienta y nos permite guisar, pero puede quemarnos y des truirnos, como luego corroborarán Adorno y Horkheimer. Haciaunpunto óptimo Progresamos hacia un punto óp timo, pero la distancia que nos se para de él es infmita. Nos valemos de palabras, mas son pobres, borgiana mente pobres: nunca coinciden con las cosas, nombran géneros y la natu raleza nos propone individuos. El sentimiento es perfecto pero mudo. El verbo es imperfecto y ya quisiera ser música o álgebra, pero no es ca paz de serlo. Con todo, no podemos renunciar a él, porque es la única he rramienta que nos permite dejar de dudar sobre la ambigua realidad, sa lir de nosotros mismos, compartir eso que, bien que mal, creemos que es el mundo. Lichtenberg tenia sus fobias y no las ocultaba: las mujeres, Goethe, La vater, los vicios más evidentes de los alemanes, sus compatriotas. Creía en el sentido común sin otorgarle el rango de filosofia. Un saber que no se sabe, no es filosófico. Fue un hombre de ciencia, teórico y práctico, que se permitió el bocadillo filosófico a ra chas- Nos alcanzan sus aforismos. auñque no lo sean. Le agradecemos que haya sabido seguir a nuestro lado. Blas Matamoro 21 ABC Cultural 6- 7- 2002

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