CULTURAL MADRID 15-06-2002 página 21

ENSAYO Libros Hablar de nosotras Malas. Rivalidad complicidad y entre mujeres CARMEN ALBORCH Aguilar. Madrid, 2002 343 páginas, euros 15 curioso hasta qué punto el s talante de un autor a la hora de escribir un ensayo influye en el oído de quien luego lo lee. Carmen Alborch es una mujer que siempre me ha caído bien. He creído ver en ella a una persona independiente, incluso como política y militante de un partido concreto, vitalista hasta la médula, alguien que no juzga a los demás, tolerante y a la vez comprometida en su modo de actuar. Una mujer que mira a su al rededor con ojos investigadores, despierta y arrojada, y que jamás rechazaría un reto de conocimiento por complicado que éste se presen tase. Una mujer en guerra con los convencionalismos, decidida a vi vir según sus criterios caiga quien caiga. Y al mismo tiempo una mu jer flexible, capaz de ensayar, en cada circunstancia, nuevos mode los de vida. Así, conforme iba leyendo su nuevo ensayo, titulado Malas. Riva lidad y complicidad entre mujeres, he sentido su espíritu vibrando en cada página, y he de decir que ese componente es el que más me ha subyugado. Describir pormenori zadamente el contenido de este li bro es tarea infinita, puesto que abarca numerosos aspectos de la vida de las mujeres que represen tan probablemente todo lo que he mos sido a lo largo de la Historia y somos ahora, cómo se nos ha visto y se nos ve, el papel que hemos ju gado y que jugamos hoy en día. No se trata únicamente de explicar la índole de las relaciones entre las mujeres, o de desentrañar los tópi cos con que hemos cargado hasta la E fecha, aceptando nuestra responsa bilidad en la construcción del mundo en que vivimos. Esta tarea la lleva a cabo Carmen Alborch de un modo concienzudo y cabal, tru fando sus reflexiones con los ingre dientes que ya la caracterizan: una bien armada artillería de citas y alusiones culturales y bibliográfi cas que sugieren la vastedad de su erudición y el sinnúmero de sus lecturas, y que apoyan sus opinio nes con prácticos y reveladores ejemplos traídos a colación de lo expuesto. No es sólo eso. Es además la música que acompaña a la letra. El mensaje que emana de este en- sayo, por encima de su discurso li teral o de su afán descriptivo, e in cluso pedagógico. Lo que transmite Carmen Al borch constituye un sinfín de mati ces que podemos encontrar detrás de cada esquina de lo escrito, aga zapado pero emocionante, porque es la propia vivencia de ese yo que cuenta, como un oráculo de expe riencia inagotable, la historia de las mujeres. Es, sobre todo, la bús queda de la verdad, con la elegan cia y la lucidez de no perseguir cul pables sino de inventar soluciones; es la necesidad de ser justa, más allá de su sexo; es el anhelo de en- tenderse y de entender el singular montaje en que los seres humanos nacemos ya insertados; es un grito de desesperación mezclado con un canto optimista hasta reventar; es la propuesta, en suma, de cambiar los esquemas de lo heredado, la in vitación jubilosa a limar con inteli gencia las polaridades que nos ale jan a unas de otras, o que separan a hombres y mujeres, para poder dis frutar, todos y todas, de los mismos dones y emociones que la natura leza y la cultura nos ofrecen, sin distinción de sexo, raza o credo. Lola Beccaria 21 ABC iltural 5- -6- -2002