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CULTURAL MADRID 11-05-2002 página 36
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CULTURAL MADRID 11-05-2002 página 36

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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ARQUITECTURA Arte No existen limites entre las dos y las tres dimensiones; entre el dibujo y la arquitectura; entre el cómic y las grandes construcciones. Así lo ha demostrado el último Salón de Angulema al resaltar la figura de François Schuiten La memoria Urbatecto del Iniagen del álbum La Torre oy comenzar llevandola con a traria al arquitecto Federico Correa cuando afirma: No creo en la intelectualjzación del cómic Dis crepo aprovechando la pasada edición del Salón del Cómic de Angulema donde se premió la trayectoria de François Schuiten como creador de historias dibujadas y, de una manera muy especial, de arquitecturas imagi narias. Schuiten nació en Bruselas en 1956. Su padre y sus hermanos son ar quitectos. Estudiando en la academia de dibujantes del lnstitut Saint- Luc, conoció a Claude Renard con quien produjo dos álbumes: Aux Medianes de Cymbiolay Le Rail, publicado por Hu manoides Asociados. Fue al mismo tiempo colaboradoren los tres volúme nes colectivos de 9 éme Réve. En 1980, durante una intensa visita al Palacio de Justicia con su amigo y escritor Be noit Peeters, descubre un pasaje hacia un universo paralelo, el de las Ciuda des Oscuras Juntos inician una serie de viajes dibujados que nos llevan de Brúsel a Mylos pasando por Xhystos y Urbicanda Construye ron La Torre y crearon la figura del Urbatecto mitad urbanista, mitad constructor de ciudades. Durante una conversación en lo alto de la Torre entre el señor Battista y Giovanni (su conservador y guar dián) se descubre entre lineas la para doja helicoidal que planea sobre las Ciudades Oscuras, la distancia entre el dibujo y la arquitectura, entre sueño y la realidad: El universo, Giovanni, se constituye en cuatro niveles. El pri mero, el Material, es el mundo con creto en el que vivimos. La mayor 36 ABC Cultural 1 -5- 2 02 V e parte de los hombres no tienen acceso más que a éste. El segundo, el espiri tual, es el de nuestros pensamientos, de nuestros sueños y deseos, El tercero es el Astral, el que podemos observar con esta lente: es algo asi como el equi valente en el mundo cósmico al uni verso material. El cuarto es el uni verso divft o- intangible como el es tan piritual, pero tan lejos de nosotros que es imposible imaginárselo. En un prin cipio, la Torre fue concebida como imagen del universo. La construcción debía permitir el ascenso a los diferen tes niveles para acercarse poco a poco a lo divino. A medida que se ascen diera, ésta debería afmarse y depu rarse, librándose de toda pesadez y despojándose de todo recargamiento. Así se alcanzaría el alma de la lbrre, el verdadero objetivo del edificio... Pero fue una terrible ingenuidad, un horri ble contrasentido, haber querido cons truir esta torre, que debería haberse quedado en una imagen Este extracto imprescindible en contrado en el álbum de La? bn eplan tea las bases de la serie sobre las Ciu dades Oscuras, realidades distópicas o contra- utópicas que evolucionan ali mentando un exceso de sus elementos negativos, como recuerda Juan Anta- cias al Futurismo italiano nunca cons truido de Sant Ella, como el edificio monumental con cúpula y escalinata que Schuiten convierte en la casa del Urbatecto. Franco flboada escribe al respecto: En La fiebre de Urbicanda acuden a Sant Elia para dar forma vi sual a su ciudad más utópica, situada en un universo paralelo coexistente Sucesión de momentos con el nuestro, pero en el que el futuro La aportación más interesante en no es el que hoy podríamos imaginar a este terreno ha sido considerar la His partir del desarrollo tecnológico ac tolla comouna sucesión de momentos tual, sino el que podría haber imagi interrelacionados donde los periodos nado un Verne o un Salgan avanzan desajustados en el tiempo. Xhystos puede ser considerada Peeters se encarga de aclararlo al con como una ciudad art nouveau conce siderar el trabajo del utopista como un bida con medios infinitos, mientras proceso que implica cierto collage, un Urbicanda incorpora ciertos edificios collage en el que se ha vtlcado el aran de Bruselas, como el palacio Stoclet, de volver invisibles las suturas, las edificio art decó de principios del XX, grietas abiertas por la Historia, El ma o el Palacio de Exposiciones de Hey yor problema al proponer realidades sal, perteneciente a otra época más re alternativas es el de dar credibilidad a ciente. Son capaces de cohabitar ar las invenciones, superar el simple con mónicamente entre disparates bien cepto y equilibrar mundos completos, argumentados. Las Ciudades Oscuras lugares en pleno funcionamiento. poseen la habilidad para defender un El ambiente principal de las Ciuda concepto y su contrario al mismo des Oscuras se basa en una escenogra tiempo, retórica delirante de tre ña muy próxima al modernismo de fi menda cordura. Para Schuiten y Peenales del Xix como punto de partida. ten, este periodo de referencia entre En ocasiones los referentes son ante 1850 y 1930 se muestra como un mara riores, como en las arquitecturas os villoso embrague hacia el mundo lina curantistas de La lbnt, o posteriores, ginario, como una ventana sugerente como en Brüsel. En este último de a través de la que el lector descubre Las Ciudades Oscuras muestran su fascinación por una ar una historia con distancias anacróni poseen la habilidad de quitectura más próxima a la Expo de cas. Un engranaje capaz de dar credi 1958 y a potentes imágenes influidas bilidad al enroque más inverosímil, defenderun Concepto su y por el Atomium. Aderezando este una especie de cinismo voluntario. contrario, retórica delirante caldo de cultivo cargado de romanti Pero, ¿acaso no es lógico el anacro cismo ecléctico se introducen ingre nismo en un lugar sin tiempo? de tremenda cordura dientes aparentemente discordantes, imágenes postindustriales o referen Arturo Franco nio Ramírez, Con Schuiten como dibu jante y Peeters como guionista, la II nea narrativa se aleja de las primeras interpretaciones oníricas donde las ciudadesradiantes perfectas e idea les de Platón, Fourier o el propio Le Corbusier no hubieran resistido su propia construcción.

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