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CULTURAL MADRID 04-05-2002 página 28
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CULTURAL MADRID 04-05-2002 página 28

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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PINTURA Arte La melodía oculta José Bellosillo Sala JulioGonzález (antiguoMEAC) Madrid Avenida. JuandeHerrera, 2 Comisario: Dámaso Santos Hasta el 12 de mayo dejáramos caer un puñado de ramitas en l una pila- -preferiblemente, bautismal- -y removiéramos suavemente el agua, probable mente al cabo de un rato nuestros pequeños obje tos flotantes acabarían agrupándose para formar unas figuras muy parecidas a las que pinta José Bellosifio (Madrid, 1954) sobre un fondo de colore adas brumas; y el carácter sagrado del recipiente, sumado a nuestra propia capacidad de sugestión, probablemente bastaría para otorgarles a esos signos misteriosos- -nacidosmás que del azar, de la lógica natural de las cosas- ciertas propiedades mágicas: cualquier letra o dibujo que allí apare ciera provocaría en nosotros alguna duda o liiquietud. A Bellosifio se le ha relacionado siempre con el ala más meditativa o metafísica del action pain ting norteamericano (J. M. Bonet) y, en particu lar, sus pinturas vacías de principios de los 90 condujeron a los críticos hacia la figura inmensa de Rothko; sin embargo, Bellosifio (al igual que Fernando Lerin, cuya obra ya comentada en estas mismas páginas se expone, con buen criterio, en una sala contigua) no cultiva una pintura tan hip nótica: si los cuadros de Rothko irradian color y, a menudo, desde un formato a escala sobrehumana, sumergen al espectador en una atmósfera fantás Inestable (2001) Ólooillna S tica, los de Bellosifio y Lerín- siempre extraordi nariamente oscuros- -tienden a absorber la luz y conducen la mirada de quien los contempla hacia su interior, en pos de matices delicados y, como apuntábamos antes, de una revelación, De ahí que parezca más acertado citar- -y lo hacen Santos así Amestoy, 1- lontoria, Huici y el propio Bonet- -los a románticos ingleses (Caspar Friedrich) o a los pintores nórdicos del XIX, que pintaron esa misma luz y ese aire helado que Bellosiflo ha visto y sentido en tierras sorianas. En la pintura última de José Bellosillo, princi pal argumento de esta retrospectiva, unos peque ños trazos de formas caprichosas surcan pues esa atmósfera velada, arrastrando en su recorrido parte de su cuerpo opaco. Estas líneas de color- -eformas embrionarias, pequeños vectores que flotan por las superficies, como pequeñas célu las dice Javier Hontoria- -no conforman estruc turas, ni siquiera simples: se limitan a sugerir una dirección (se exploran, por ejemplo, las ideas de lo ascendente o lo concéntrico) un movi miento (que puede ser más o menos rápido, fluido o discontinuo) o una forma de estar en el espacio (lo unido y lo disperso, lo ordenado o lo deslava zado) Sugerencias que, en algún lugar más allá de la consciencia del espectador, se traducen en sensaciones y emociones, como lo descubrieron hace casi un siglo los pioneros de la abstracción- -Kandinsky, Mondrian... -son el alma de toda la pintura y- esto lo sabe muy bien José Bellosillo- -señalan el punto en el que ésta se torna pura mú sica. Javier Rublo Nomblot La intuición de Marsias Prudencio Irazábal Palaciode los Condes Gabia. de Granada Plazade los Girones, 1 Hasta el 20 de mayo Es la de Irazábaluna pintura para ver, parafraseando a Santa Teresa, con los ojosdel alma principio de los 90, Prudencio Irazábal (Puentelarrá, Alava, 1954) se encontraba su mido en una profunda crisis artística, un camino sin salida estética aparente. Se veía imposibili tado el creador para dar respuesta a distintas in terrogantes, que entonces parecían fundamenta les, sobre la fisicidad y fmalidad de la pintura. Para su sorpresa, y la de otros muchos, la contes tación se hallaba contenida en la pintura misma. Examinando mediante un microscopio cortes lon gitudinales de su obra Marsyas (1992) comenzó a plantearse la importancia del soporte, las capas de pintura sucesivas, la acumulación de materia y su combinación como verdadera generatriz de la imagen. Es curiosa esta correlación con la narración mitológica. Se subvierte la Historia, pues en el mito, el despellejamiento es un castigo ante la osadía. Aqui el proceso es inverso: aún sin cele brar el certamen, lrazábal se torna en irascible Apolo ante su particuiar sátiro artístico, ca mino único para ganar el desafío. Los jirones de piel arrancados a la pintura dejan al descubierto un horizonte nuevo: son vehículo y mecanismo de reflexión. Sucesivos e insistentes procesos de in vestigación dieron lugar a la piedra angular sobre la que el creador cimentó su búsqueda. Un lienzo desnudo cuyos bordes laterales se estructuraban A 3 P 5 (1998) DíptIco en estrechas bandas laterales que semejaban ca pas acrílicas superpuestas y que hacían intuir algo más, algo que se escapaba al conocimiento del espectador. En realidad, esta retrospectiva organizada por la Diputación de Granada pone de manifiesto que la obra de Irazábal bascula en torno a la oculta ción y el vislumbre. Nada aparece totalmente claro, nada es realmente lo que parece. A partir de entonces, el artista entrará en un juego de pa radojas y contradicciones conscientemente bus cadas, donde el espesor de la pintura, su entidad física, no se corresponde con la percepción visual que apunta la velada combinación cromática. Falsos monocromos como los ha llamado, con buen sentido, Domenick Ammirati; obras donde se conjuga lo verdadero y lo falso, lo superficial y lo profundo. Cada obra tratada como una de aque llas cajas de maravillas visuales, realidades fan tásticas y sublimes a la que únicamente nos per miten acercarnos a través del ojo de una cerra dura. A partir de 1998,lo que se advierte en obras como Sil (3 P 5) la producción del artista vasco re sidente en Nueva York- -y relativamente poco co nocido en España- va a sufrir una nueva infle xión. Gradualmente va entrar en la estructura ción combinatoria de colores y formas para ir paulatinamente iluminando las superficies hasta caer en la ensoñación de los blancos. Abandona la profundidad lateral y extra- pictórica en pos de una búsqueda de efectos visuales a partir de la su perficie. Una luminosidad exacerbada es dejada chocar contra las manchas, contra el fondo blanco, lo que desenfoca las formas, las deja intui das y crea una terminación plástica y brifiante, donde tras la inicial apariencia de artificialidad se respira un afán de espiritualidad. Pintura para ver, parafraseando a Santa Teresa, con los ojos del alma. IvándelaTorre Amerighi 28 A 13 (Cultural 4- -5- 202

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