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CULTURAL MADRID 04-05-2002 página 6
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CULTURAL MADRID 04-05-2002 página 6

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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LAHISTORIA NARRADA Libros El pesode la verdad NA las alabanzas que escu de cha con frecuencia el historia dor que escribe bien, es dech aquel que posee no sólo las cualidades pro pias de su oficio sino algún género de habilidad literaria, es que su obra se lee como si fuera una novela Tan impenetrable afirmación parte de una disociación bien extendida en el mundo de los historiadores desde el siglo XIX, según la cual existia una inevitable separación entre los atributos científicos de la profesión y la necesidad de comu nicar sus resultados a través de al gún tipo de construcción literaria. En sus formulaciones extremas, este conflicto dio lugar a dos figuras an tagónicas, la del polígrafo que pre tendía saber de todo y escribir de todo y la del historiador científico cuya prueba de fuego residía en la capacidad de sacrificar la belleza del lenguaje en aras del objetivismo y la exactitud. Esta falsa alternativa se oponía a las tradiciones huinanísti cas presentes en el moderno naci miento del estatuto del historiador, que determinaron la creación de instituciones, cargos y canonjías, al tiempo que asociaron su tarea a la invención de mitologías oficiales de reyes y repúblicas. La voluntad de manipular el tiempo pasado para legitimar- -terri ble palabra- -al poder, a cualquier po der, desencadenó también la reac ción opuesta, de modo que hacer Historia es tanto mitificar como des- U MANUEL LUCENAGIw wo Afortunadamente, el feísmo literario que afectóa una parte de la historiografía desaparece mitificar, servir al príncipe como criticar y desmontar la burda (o muy sofisticada) manipulación de la memoria colectiva. Afortunada mente, el feísmo literario que afecté a una parte de la historiografía del pasado siglo va desapareciendo, y sólo los necios califican como reac cionarios a quienes pretenden ex presarse mediante una narrativa bien trabada. En realidad, la luz de una Historia que carga con el peso de buscar la verdad de acercarse a un cierto grado de verosimilitud mediante la crítica de fuentes y la exposición de la variedad de las po sibles conductas humanas, está for malmente atada a la máquina de una narrativa, y responde a las tra diciones más virtuosas. Aquéllas que aspiraron a que alguna vez las novelas tuvieran la grandeza de las auténticas historias. Manuel Lucena Giraldo es cientí fico titular del Instituto de Historia del CSIC Historiador versusnarrador, o yiceversa NTRE todos los géneros de la li teratura, tal vez sea la llamada novela histórica junto con algu nos ensayos y artículos, el que ori gina más polémica. De la poesía, el teatro, la narración corta, la novela actual, policíaca o de aventuras sólo se comenta su calidad literaria. En el caso de la novela histórica, el he cho de que se traten temas reales del pasado, a veces bien reseñados, otras únicamente intuidos, da pie a que algunos la califiquen de género menor, de moda pasajera, que los ex pertos la lean con lupa buscando errores, y que muchos otros la juz guen sin haberle siquiera echado un vistazo. Los escritores de novela histórica ganáis dinero, salís en la Prensa y, además, manipuláis la Historia Afirmación tan tajante partió de un catedrático de Historia Medieval minutos después de haber sido presentados. No tuve que medi E To n MARTÍNEZ LEZEA DE tar mucho para llegar a la conclu sión de que el buen hombre no tenía ni idea de lo que cuesta vender un libro hoy en día, lo fácil que resulta salir en la Prensa y, ¡bueno! que la manipulación histórica no suele co rrer precisamente a cargo de los na rradores. la versióndel perdedor El perdedor pocas veces cuenta su versión de los hechos por falta de g medios o de oportunidades. La His toria que nos enseñan está llena de c nombres, fechas, hechos, batallas y más victorias que derrotas: mucho de Césares, Alfonsos, Reyes Católi cos, Carlos y Felipes; muy poco de tribus, reinos hispanos, musulma nes y judíos, y aún menos de comu neros, indios, herejes, supuestos brujos, campesinos y artesanos. El narrador de novela histórica es, en realidad, un apasionado de la Historia. Ha bebido de ensayos, te sis y manuales, acude a las charlas de los historiadores y le gusta leer nombres, fechas y hechos que abu rren mortalmente a los no inicia dos. Pero, por encima de todo, le en tusiasma la narración, contar historias. Disfruta escribiendo, in terpretando la Historia, recreando épocas pasadas, pueblos, costum bres, modos de vida o personajes, que, de otra manera, seguirían siendo sólo una reseña en un libro de estudio o, tal vez, ni siquiera aparecerían en él. Fantasea, claro, porque para eso escribe novelas y no ensayos, pero respeta y admira a cualquier profesional imparcial de la Historia a quien ésta le guste tanto como a él. Toti Martínez de Lezea es escri tora. Acaba de publicar La Abadesa 6 %I3 C uItural 4- -3- -2 (102

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