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CULTURAL MADRID 06-04-2002 página 22
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  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Robert Nozick: Estado mínimo, individuolibre durado poco el eco: hace A unas semanas moría Robert Nozick y, salvo algunos adjetivos de urgencia más bien contradictorios (conservador, liberal, libertario, anar cocapitalista) casi nadie ha entrado con seriedad en el debate suscitado por la obra del profesor de Harvard, neoyorquino de padres rusos y do cente en las más selectas Universida des de Nueva Inglaterra. Nozick es, muy a su pesar, un autor vinculado con una sola obra: Anarchy, State and Utopia, publicada en 1974, un libro, por cierto, escrito con lenguaje ágil y transparente, que apenas se disfruta en la versión castellana (Fondode Cul tura Económica, México, 1988) Entre cuyos méritos figura, y es de agrade cer, el esfuerzo por superar la tiranía que John Rawisy su Teoríadela Justi cia ejercen desdehace tiempo sobre el pensamiento político de alto nivel. H BENIGNOPENDÁS ficto sea irresoluble, se admite, de mala gana, un Estado mínimo, encar gado ónicamente de la lucha contra el robo y la violencia y de la garantía del cumplimiento de los contratos. Algu nos consideran que es demasiada ta rea: recuérdese que autores como B. Leonio L. Cohen- Tanugiproponen un Derecho de la sociedad, no sujeto a co acción pública, lo que supone una au téntica herejía en estos tiempos de po sitivismo omnipotente. El Estado ha de respetar el derecho inalienable del individuo a disponer de su libertad para concebir y llevar a cabo un plan de vida propio. Sobre todo, no puede imponer la coacción para lograr la justicia distributiva tafl grata a su adversario Rawis, libe ral, sólo en el sentido norteamericano (o sea: Intervencionista izquier dista lo que significa entre nosotros un perfecto socialdemócrata, aunque algunos comentaristas se confundan en el manejo de las palabras. En el fondo, habla de nuevo Nozick, toda distribución de la propiedad es justa, si cada uno ha obtenido lo suyo a tra vés de un título legal. Más allá de tan estrechos límites, el Estado se con vierte en un invasor intolerable de nuestras vidas y haciendas. Si actúa en el marco que le es propio, incluso el poder público nos hace comprender el atractivo inherente a la vida en liber tad. En un libro posterior, mucho me nos conocido, Nozick ofrece sus Philo sophical Explanations acerca de la prioridad del individuo, su identidad y privacidad, el libre albedrío y otros términos gratos y sugerentes para quienes gustamos de razonar en cla ves de libertad. Firmes convicciones morales El famoso texto de Nozick es, a mi juicio, la mejor aportación al libe ralismo desde las grandes obras de E A. Hayek. El fundamento, mucho más que el aburrido egoísmo que se le re procha, tiene su anclaje en firmes convicciones morales: es una pro puesta ética, de clara resonancia kan tiana, a favor del valor de cada vida humana de manera que hay tantas utopías cuantas vidas existan Ese valor es infrinseco, y no instrumental como piensan los utifitaristas, siem pre atentos al cálculo del balance neto de felicidad. Muy al contrario: cada vida humana aporta una nueva di mensión al Universo, a través de un estilo propio, esto es, de una ma nera singular de combinar los valores objetivos (verdad, bondad, belleza... De ahí se derivan dos postulados éti cos: Debo comportarme a la altura de lo que valgo y debo tratarte a la altura de lo que vales ¿Dónde está aquí, pregunto, el hedonismo econo micista y la política del interés? Como de costumbre, nadie quiere acordarse de la faceta moral de los grandes ilus trados escocesesque fundaron el libe ralismo moderno, ya sea Adam Smith, David Hume o el menos fa moso, pero muy interesante, Francis Hutcheson. Vamos a hablar de política. Una vez analizadas las clásicas teorías del contrato social, Nozick formula la suya propia. El gobierno es un mal menor, cuya existencia sólo es acepta ble cuando los individuos hayan ago tado todos los medios para resolver sus diferencias. Aquí se inserta el po lémico calificativo de anarquista si no hay Estado, los individuos van a constituir asociaciones de acuerdo con sus afinidades. Cuando el con- Solidezy rigor filosófico El famoso texto de Nozick Anarchy, State and Utopía (1974) escrito con lenguajeágil y transparente, es la mejor aportación al liberalismo desde las grandes obras de FriedrichA. von Hayek Es notorio que el siglo XX trajo consigo, tal vez para compensar tan tos excesos totalitarios, un estupendo resurgir de la teoría política liberal. Lamento que se hayan olvidado las mejores aportaciones historicistas (la elegancia y la sutileza de Bertrand de Jouvenel, de RaymondAron o de Luis Díez del Corral) pero no hay que des conocer la solidez y rigor ifiosófico que sirve de base a la construcción de economistas como Mises o el citado Hayek. A su vez, nuestro extraño li bertario incurre en la falacia racio nalista que tanto daño causa al pensa miento anglosajón en todos sus ámbi tos. Porque la utopía que plantea Nozick es más atractiva, a mi juicio, que el artificioso pacto social que pro pone Rawls, pero no es por ello menos racionalista y abstracta. ¿Cuándo vol verán los filósofos políticos de Har vard a leer y a imitar, en el mejor de los sentidos, al gran Alexis de Toeque ville? 22 ABC Cultural 6- 4- 2002

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