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CULTURAL MADRID 29-03-2002 página 5
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CULTURAL MADRID 29-03-2002 página 5

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Enlos nueve transcurridos la años desde donaciónlaBiblioteca a la de Cortázar Fundación March han Juan se realizado 1.500 consultas y trabajosestudio el de sobre escritor, enlaimagen que aparece Aurora con Bernárdez bazar laIndia 60) en un de (años de uno de los primeros tomos aparecía su nombre, Cortázai en letras doradas. La entrada dedicada a él cerraba el volumen y era algo que mostraba or gulloso y divertido a las visitas. En el salón, al lado de la ventana, había un si llón negro, de piel, que tenía las patas muy cortas. Allí se sentaba a leer, rodeado de pilas de libros, junto a un pequeño velador en el que había algunas pipas, un cenícero y otros objetos, no muchos, entre ellos una pirámide de cristal azulado. Recuerdo perfectamente aquel salón- el editor Mario Much nik visitó la casa en 1983- la pirámide. A Julio le y encantaban las cosas de vidrio. Me contó que du rante una temporada la había visto casi a diario en el escaparate de una tienda de antigüedades que había cerca de su casa, pero que nunca se había atrevido a preguntar el precio porque le parecía que debía ser carísima. Es curioso que un tipo tan generoso con los demás fuera tan austero con él mismo. Un día, al pasar junto al escaparate, vio que la pirámide ya no estaba, y pensó que la habrían vendido y que ya nunca podría volver a verla. Entró a preguntar y le dijeron que no, que la tenían den tro para limpiarla, y decidió comprarla en ese mo mento. Contaba que lo más gracioso es que al fmal había sido muy barata. No sé qué habrá sido de la pirámide, pero es de esas cosas que me habría en cantado poder heredar En esa casa de la Rue Martel, demolida años más tarde, murió Cortázar el 12 de febrero de 1984. En el tren tenían la costumbrede arrancar las páginasque leían; Julio se laspasabaa Aurora, y ésta, al terminar, lasarrojabapor la ventanilla tiva, y le gustaba intervenir Así, si un pasaje le re sultaba interesante o reseñable, lo marcaba o co mentaba. Buena parte de sus libros están llenos de apostillas. Y hay algunos tan subrayados que cuando los prestaba era imposible leerlos A veces, las notas no pasan de una palabra, o una pregunta: Rea 1l y? ¡Bien! Ça! Otras, no se trata de comentarios sino de bromas o juegos. Así, en el libro de Breton Antología del humor negro ha tachado y rotulado el lomo del libro hasta confun dir el apeifidoy el título: ANIJEE NO 1 R ANTOLOGÍA DEL HUMOR BRETON E 1 c! r! 261 medd 3 que al tempo pasa ás grande y h m. ncesara se hace ia figura de iuUoCortázar. Necesitan. os su irrevarencb hacia a gran teratura o ul gran arte. Su eapontanedad para aborrecer tanta vcaeracór- sacerdotal y canónica, vacía dal ternbor que toda obra artística, toda poesía, deben provocar en ur -rector que aspire a encontrar ia verdad de! mundo exterior a parfir dci mundo de adentro. Necesitamos aigulen que agite ci establishmeat de las letras y nos llame famas y burócratas de la cultura, que nos haga participar en io que leemos y ce aspire sdie a exhibir sus hermosas plumas de escritor- pavo real. Que nos rebele que nuestro comportamiento cotidiano responde a algunos automatismos inconscientes y estamos dejando pasar la posibiiidad de una forma de exis- encia más plena. Por eso Rayuela, is novela insumisa, como la califica Saúi Yurkiovich, no ha perdido un ápice de su Juventud, porque ea ella está el escritor camaleón, irreductible a un solo moco, mconforme con el celete estetco de la palabra, perseguidor de un extrañamiento que nos permita vislumbrar una respuesta de lo otro hasta hacerlo nuestro. Si en Borges Ci hecho estético únicamente puede ocurrir en el momento de la escrituro o en la lectura, en Cortázar sólo cuando ci lector deja de ser él mismo y regresa tras la lectura a la realidad siendo otro, modificado por el cuento o la novela, instalando así e! arte en la vida, en la realidad- perdón, Julio, por la palabra- Necesitamos alguien que, como tú, cambie nuestro modo de leer, que escriba un ioema cuando escriba un cuento, que nos diga que lo más valioso dele literatura es siempre riesgo implícito en la ejecución que aborrezca al lector que sólo aspire a admirar estéticamente a! genio y le pida, nos pida, que seamos cómplices. Porque lo mejor de tu literatura, Julio, es que nos has inventado corro lectores, que somos tus lectores creados, De ti, que elegiste alguna vez los mejores cuentos de la literatura, arbitrariamente cito Continuidad de los parques, Casa tomada, La noche boca am riba, cuello de gatito negro, Las babas del dial lo. -A bJ Pc, arcíaázmos Cuarenta y siete cajas El parte meteorológico había pronosticado nu bosidad y chubascos. Y, en efecto, el sábado 21 de oc tubre de 1992 amaneció cubierto en París, y con una persistente llovizna. Un responsable de la Funda ción Juan March, dos embaladores de la empresa de mudanzas encargada del traslado y Aurora Ber nárdez emplearon todo el día en ordenar y embalar en cuarenta y siete cajas los libros que componían la biblioteca personal de Cortázar y que habían per manecido almacenados en un estudio de la calle Ti quetonne, cerca del Pompidou. Las cajas llegaron a Madrid un mes más tarde. Contenían 3.894 libros, a los que después se añadió otro lote de 335, embala dos en nueve cajas, que se recogieron en el domici lio de Aurora Bernárdez, en la Place de Beuret. La biblioteca contenía ediciones de obras de Cortázar, tanto en español como en traducciones a distintos idiomas; inglés, francés, holandés, portu gués, ruso... Así comolos propios libros del escritor, conservados algunos de ellos a lo largo de los años: antiguas ediciones de clásicos castellanos de los años treinta, textos franceses de autores surrealis tas, libros de arte y literatura. Gran parte de estos libros tienen su nombre, Ju lio o Julio Cortázar, escrito en la página de cortesía, en la que a veces figura también la fecha y la ciudad de compra o de lectura. Otros muchos ejemplares están subrayados o anotados. En la célebre edición de Poeta en Nueva York publicada por José Berga mm en México, en el año 1940, ve una anotación se a lápiz en uno de los poemas: Prefiero la versión primera, la que leí en Poesía allá en 1935. Esa ver sión, para mí defmitiva, aparece aquí en el apén dice En otro ejemplax Le cimetiáre mann, de Va léry escribe: SEsto maravifioso! es Cortázar mantenía un trato muy personal e tu tenso con los libros recuerda Saúl Yurkievich, amigo y albacea literario del escritor. Cuandoleía, establecía una relación de lector cómplice muy ac Están muy usados algunos ejemplares de Batai ile, Queneau o Russeil, y lleno de subrayados uno de Yeats y otro de Bachelard, éste en trata roja. Otro li bro profusamente anotado es la primera edición de Paradiso, dedicada a él por Lezama, en el que se aprecian multitud de comentarios al margen, no siempre complacientes con el texto. En la Última página en blanco se lee, entre otras, la siguiente pregunta dirigida a su amigo: LPorqué tantas erratas, Lezama? En el interior se conserva toda vía el recorte amarillento de un diario donde Le zama habla de su novela, y que Cortázar debió colo car ahí. En otros libros han aparecido entradas de cine, pases de Metro e incluso un bifiete de cin cuenta francos olvidadoen una de las solapas. Viaje por Italia A mediados de los cincuenta, la Universidad de Puerto Rico encargó a Cortázar la traducción cora pleta de los cuentos de Poe. Con el anticipo, Aurora y él decidieron hacer un largo viaje por Italia. Via jaban en tren, y en los quioscos de las estaciones compraban edicionesbaratas de novelaspoliciacas, que después leían juntos en el trayecto. Tenían la costumbre de arrancar las páginas que iban le yendo; Julio se las iba pasando a Aurora, y ésta, al terminar, las arrojaba por la ventanifia. No era bi bliófilo en absoluto Es de nuevo SaÚlYurkievich. Es cierto que le gustaban los libros, pero sólo como vehículo para entrar en contacto con el texto. Los li bros, como soporte, no le interesaban demasiado Otra de las manías lectoras de Cortázar tenía que ver con la luz. Se quejaba constantemente de las dificultades que encontraba en los hoteles y en las casas de amigos a las que iba invitado para dar con la lámpara apropiada para leer. Le molestaba la luz solar, la luz intensa del mediodía. Por eso se en contraba a gusto en París, en ese paraíso de los me dios tonos, luz matizada y color grisáceo. Siempre tuvo especial cuidado en conservar los libros que le dedicaban sus amigos, y en la biblio teca hay gran cantidad de ellos. Bioy, Vargas Llosa, Monterroso, Fuentes, Valente o Paz, entre otros muchos, le dedicaron algunas de sus obras. Juan Carlos Onetti, en Dejemos hablar al viento, escribió: Para Julio Cortázar que abrió un boquete respi ratorio en la literatura, tan anciana, la pobre. Con carfflo no literario. Onetti ABC Cultural 29- 3- 2002

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