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CULTURAL MADRID 23-03-2002 página 12
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CULTURAL MADRID 23-03-2002 página 12

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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LÇç 1! ru NARRATIVA pasantes; 0 Postpensamiento postpol ftico ALEJANDRO GÁNDARA L pensamiento político (sic) de la iz quierda española ha llegado a un punto en que si le echas de menos es porque se ha producido alguna aberración en tu persona. Se supone que, como en los divorcios al cabo de varios años, uno no sigue sufriendo las ausencias igual que el primer día. Esto úl timo suele pasar porque no encuentras pa reja, de modo que la cabra tira al monte o a lo que se cruce. Desde luego, los de izquierda no son los únicos que se tiran todo lo que pi llan. El PP ha ofrecido momentos gloriosos buscando equivalencias entre su ideario y los valores de Operación Triunfo, cosa que más que sumirnos en la vergüenza ajena nos ha arrojado directamente a la transexuali dad como válvula de escape, Pero no es lo mismo. Antiguamente (muy antiguamente) se suponía que los políticos de izquierda eran gente que leía y pensaba, y que llegaba tarde a las revoluciones porque se haMa enfrascado en la biblioteca. En cambio, los de derecha eran hijos cuyo papá les regalaba un abrigo ¡ocien si conseguían autoadies trarse contra el onanismo. Antiguamente. Hoy la cosa está montada de otra manera. Ver a Gaspar Llamazares citarse a ciegas con los antiglobalizadores (cuya doctrina manifiesta combina sensualmente la ideolo gía del no sé donde estoy y la ideología del no sé qué me pasa en la cabeza) sólo puede interpretarse como el acto desesperado de una libido madura abandonada por los pre tendientes de su edad. La antiglobalización a secas y a coz es como la anti- LOU y la anti Reválida: una cosa que pasa en la puerta de los colegios. Mientras uno lleva babi, está bien. Después, más vale visitar al especia lista o vérselas con la ley. Rodríguez Zapa tero, en este aspecto, resulta si cabe más uni versal: lo mismo te lo encuentras besando al PNV que ciñendo por el talle a Miguel de Cervantes, sin que eso le debilite para edifi car un Ministerio de la Juventud donde se organizarán botellones servidos por jefes de negociado. Tódos a una son incapaces de explicar lo que está pasando y son incapaces porque lo ignoran, y lo ignoran porque ni ven, ni oyen, ni hablan, como el famoso mono. Y, por su puesto, ni leen. La política española es una corrala de vecinos, donde gana o se tira a la Reme el que grita más alto o el que arrienda los pisos, un cabestro que sólo descansa cuando se sacla. La izquierda española no tiene una pala bra que decir, al menos la oficial. La derecha ha descubierto que es mejor no decir nada y que, conociendo el percal, más vale dar que hablar. Las encuestas y las elecciones no las ganan las ideas persuasivas o los proyectos políticos (hasta escribirlo suena a vacuo) sino que hablen de ti en el casino o en el pe riódico, mal o bien da lo mismo, porque se ha acabado el tiempo de tan sutil diferencia. Se trata de llgar Nacida dos veces A! -i 00 o ReinadeAmérica NURIA AMAT SeixBarral. Barcelona, 2002 237 págInas, euros 15,50 Corrala de vecinos E o c a E o 0 t principal aportación de A esta novela estriba en la sa bia combinación de dos tonos a los que la convención literaria suele achacar distintas situacio nes narrativas. El lenguaje, por ejemplo, de una intensidad muy lograda, casi poética, arrostra una fragmentación y una enga ñosa simplicidad muy similar a esas novelas que han florecido estos años por doquier y donde el protagonista se limita a contar aquello que se le pasa por la ca beza en un exiraño ejercicio que se quiere comparable a lo que antaño se denominaba intros pección anímica; la trama, sin embargo, lejos de esa atmósfera intimista que el tópico asigna al lenguaje que se emplea, plantea una manera de narrar donde la historia prima sobre las demás consideraciones, donde se otorga una importancia a aque llos elementos que dejan al lec tor ansioso de aquello que el au tor le va a contar inmedia tamente después, etc. etc. Pues bien, nada de todo ello sucede en esta narración; parecería que la autora hubiese previsto esas ne fastas consecuencias y hubiese actuado contracorriente: el re sultado produce una rara fasci nación y belleza, como si las pa labras volviesen a ser pronun ciadas por primera vez, inmersas en un paisaje que se quiere primigenio y que, similar a esa condición, es nutricio y eterno: La naturaleza era rica. Sólo ella dice en un momento determinado Rat, mientras la lluvia que no acaba moja sus pies en un lugar remoto de la selva colombiana. La frase, di cha de pasada, desvela gran parte de los planteamientos de la novela. Condiciona de hecho la resolución de la misma. Y esto porque lo que está en juego aquí es la supervivencia misma, como el medio en que se sustenta. Poco importa, pues, que la protagonista, Rat, una jo ven catalana que viaja a Colom bia amparada por la Organiza ción para la Solidaridad y la De mocracia, y recalco lo de catalana porque ello da lugar a una divertida anécdota al final de la novela que descarga de ex cesivo dramatismo una escena de una tensión casi insostenible, conozca allí el amor y el valor exacto de lo que significa lo revo lucionario, también el fi- acaso y la decepción, que son caras de la misma moneda, porque todo esto se supedita a una realidad que es mucho más fuerte y que tras ciende, desde luego todas las pa labras y conceptos que queramos poner desde esta otra parte del mundo, pero no sólo a ellas, sino que engloba el salvaje ámbito que le es propio. En esto Nuria Amat se siente deudora de cier tos escritores iberoamericanos que dotaron a ese medio hostil y maravilloso de una aspiración El estilo de Nuria Amat es capaz de expresar mediante fogonazos sensacionesmuy intensas casi metafísica que todo lo abarca, una suerte de Vorá gine para tomar la expresión de José Eustasio Rivera, fundador de esta manera de ver la cosa, y que hoy día ha perdido esa condi ción de Leviatán con que se la ha bia temido y deseado a fmales del XIX. Es mérito de la autora el que en esta novela se halle del todo ausente ese racionalismo que hu biese convertido la narración en una historia de amor y política revolucionaria en una de las zo nas más calientes de la Tierra para devolvernos una visión te rrible y poética que ya creímos irremediablemente perdida gra cias a esa decidida legión de se guidores del realismo mágico Terrible y poética, sí, que la em parenta con aquellos que vislum braron la soledad del hombre en medio de una hostilidad que le rebasa. Desde luego Joseph Con rad, cómo no, pero no sólo, deten gamos un momento la mirada en Horacio Quiroga, y que dotan a esta novela de una rara cualidad que está por encima de cual sea la trama misma en que se sus tenta la historia. Y no es que ésta importe poco. Sólo que el len guaje aquí lo es todo. Rosa Mon tero dice de la prosa de Nuria Amat que lo más importante en ella es la belleza y el azar Y lo cierto es que esa combinación hace de su estilo algo muy pecu haz capaz de expresar por Medio de fogonazos sensaciones muy intensas. Un estilo que hace que la historia de Rat con Wilson y con Alda nos parezca ser mera mente el soporte en que se sus tentan las palabras. Raro artifi cio que sólo consiguen los escogi dos. JuanAngel Juristo 12 ABC C, liuraI 23- 3- 201 2 1

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