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CULTURAL MADRID 16-03-2002 página 17
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CULTURAL MADRID 16-03-2002 página 17

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Metáforasde 1 bé oáriii 1 á; 0 día de Al; 1 siguiente la revolución tan singular el personaje de s Oxford, amén, la primera no vela publicada, mas no distribuida- -o apenas- de Caños G. Reigosa, que re sulta realmente difidil ubicarlo en la narrativa que se ha ocupado de mayo del 68 y los años turbios que lo siguie ron. Antecedentessi que los hay y muy valiosos, tanto en la literatura como en el cine ingleses, por ejemplo, y basta con recordar a aquellos angry young men que nos dejaron títulos tan memo rables comoRoom at the top, o al inolvi dable pelirrojo de 7? ieGingerMan, de 1. P. Donleavy Mi memoria, sin em bargo, se empeña en recordar a algún coetáneo de este Carlos Mosqueiro, re cién graduado en Ciencias Políticas, que, sin avisar a padres ni novia, aban dona Madrid en tren un día y cruza ciudades, países y mares, en busca de nada, ni siquiera de emociones. E ALFREDO BRYCE ECHENIQIJE Antes, durantey después Antes, durante y después del 68, deambulaba por Paris un escritor que, visto de cerca, se parecía mucho a Georges Brassens, visto de lejos. Su nombre: Claude Courchais, toda una revelación, todo un bestse! ler, que hoy nadie sino yo, creo, recuerda, por dos novelas memorables que han sobrevi vido a todas mis mudanzas: La soupe chinoise y Clzroniques pour un cochon malade. La primera de estas novelas transcurre entre adoquinazos y barri cadas y cargas policiales de aquel mayo genial, y hasta sensual; la se gunda, al día siguiente de la revolu ción, y su héroe es un joven que no puede estarse quieto un solo instante, ni física ni mentalmente, que viaja hasta el Chile de Allende, pero qué le importa, que se instala en una granja utópica, pero que, de pronto, dice: Un trozo de tierra. No moverse más. Ini bédil, ésa es la definición de cemente rio) Pues esejoven bigotudo y peludo que, lejos de pertenecer a una genera ción, aunque sea perdida, pertenece más bien una de- generación de nuevo cuño, y que, que yo sepa, acuña por primen vez aquello de aldea global aunque concibiéndola como un mundo de chárters y ti- enes de quinta que, como a él, transportan por tres peniques a hippies y demás barbudos entrañables, de un extremo a otro del mundo, de Madrid a Oxford o de Kat mandú al Cuzco, por ejemplo, o de una revolución a otra, por simple curiosi dad de mirones, ese joven bigotudo y peludo es el antecedente y coetáneo to tal y pleno del Carlos Mosqueiro de esta primera y sumamente ambiciosa novela de Reigosa. Y bastaría con decir que a ambos la historia les aplicó rápidamente una paliza que se convierte en el destino de toda una sociedad, pues qué queda de aquella entrañable aldea global: ¿un recuerdo, siquiera? ¿Y a qué le llama mos aldea global, hoy, tan sólo tres dé- cadas después? Sin embargo, la gran timental y emotivo, también. Porque peculiaridad de Oxjbrd, amén es la ab no es unjoven degenerado muertoa ti soluta indiferencia del personaje ante ros a los veintiún años el Billy el Niño el mundo que va atravesando, mucho de Carlos Reigosa. El suyoes un perso más que conociendo. El viajero, aqui, naje hermoso y radiante emanadode se ha convertido en diablo, como diría la culturadel cine, del western clásico, Goethe, y ha hecho del viaje el más de El zurdo, con Paul Newman, o de triste y Mo de los placeres. Egocén Pat el Niño, con aqueljo trico, incapaz de ternura alguna por la ven y belloKhz Kristofferson que con propia vida privada, antiegotista por templa su mundo con mirada de filó excelencia, egoísta siempre, Carlos sofo- Autor, narradory personaje ad Mosqueiro ni siquiera dialoga con las quieren, a partir de ese momento, una decenas de iconos culturales que su cautivante ambigüedad, dondeantes y memoria va citando al paso. Su cul hubo un discurso roto en pedazos, un tura y su anticultura parecen limi caos mental, un viaje de porquería, tarse a adornar un gigantesco pedes nace de prontoesa empatía que logra tal construido para nadie. el paso más suave y sabiamentelitera rio entre la victima y el verdugo y sus Ternura para con el gato huellas en nuestrasociedad y nuestra Pero no existe hombre de una sola ansiedad de lectores. pieza ni tampoco avaro alguno que no Y es asi comoun viaje que empieza esconda por ahí algún tesoro de ter por aquellosaños sesenta y dun ape nura para con su gato, por ejemplo. nas un tiempecifio cronológico se esOcurre, sin embargo, que el gato de tira subjetivamente llega hasta nues y Caños Mosqueiro es otro que Billy ti- os días de creciente individualismo, no el Niño. Y, a partirde este momento, la de disminución de las prácticas reli novela adquiere una nueva dimen giosas y desaparición las comunida de sión, toda una sentimentalidad que des familiares, en que el individuo- y discurre como un río muy profundo, este Carlos Mosqueiro en un buen en particular para quienes han leído ejemplo precursor de ello- ha quedado aquel otro hermoso libro de Reigosati solitariamente convertido en su pro tulado Los otros disparos de Billy, pio horizontey religión. Por ello, lleva suerte de breviario del anarquista en el fondodesu alma una iglesiaen la como joven aprendizdel desordensen cual reza cada dia por su destino, con la esperanzade ser más feliz, o menos Su satisfacción Reigosaha escritoun libro infeliz. antes que nada. personal lepraocupa El individuoduro, frío, ambiguo, rey se proclamalibre, independiente y apasionado. En realidad, encuentra se inclusoroto, acercadel perdido en una sociedad que no le viaje, el caosy la noche ofrece puntos de referenciay que le ha ¡do creando un sentimiento de sole del futuro que llegó dad, a medida que lo ha ido privando del sentimiento de pertenecer a una comunidad. Como al mejor Billy el Niño- Y como al peor Carlos Mos queiro. Porquecualquiera que sea el punto desde el cual se le observa, el. hombre se nos presenta como un ser condenado al aislamiento, medio de en una gran modernidady un gran confon. Sin duda alguna, la egoísta, anti pática soledades el precioque debepa gar por todoslos placeres que le ofrece el mundoactuaL De hecho, el solitario de hoy parece bastante más aislado que el de las sociedadesprecedentes, a pesar de que, paradójicamente, pri el mero vive su soledaden medio de los demás y el segundo se alejaba del mundo. Absurda, común y vulgaz la soledad de un Carlos Mosqueiro ha perdido el lustre y el sentido que en otros tiemposle dieronlos filósofos, los hombres de fe y los artistas. Palabra de Hemingway Con antecedentes y coetáneos tan importantes como los que cité al em pezar esta reseña, Carlos Reigosa ha escrito un libro duro, Mo, ambiguo, incluso roto, acerca del viaje el caos y la noche del futuroque llegó. Cabeci tar entonces estas palabras de He mingwa 3 ç como conclusión: Para un verdadero escritor, cada libro debeser un nuevo principioen el que intente, una vez más, llegar a algo fuera de su alcance. Siempre debe intentar algo que no se haya hecho nunca o que otros hayan intentadosin éxito. A ve ces, con muchasuerte, lo consigue (Oxford, amén de Carlos a Rei gosa, ha sido publicada por Páginas de Espuma (Madrid, 2001) novela La será reeditada próximamente 17 ABC ultural 16- 3- 2007

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