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CULTURAL MADRID 09-03-2002 página 5
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CULTURAL MADRID 09-03-2002 página 5

  • EdiciónCULTURAL, MADRID
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Libros La obstinacióndel tema CARLOS BARR L OS latiguillos y los mons truos léxicos de origen popu lar, fraguados en los sistemas de argot suburbano de las ciudades culturalmente influyentes y que se injertan en el teatro folciórico y en el folclore periodístico, tienen una vida más o menos efimera y que dan como referencias de un deter minado período de la historia co lectiva, a veces corno hitos de la memoria y tal vez de la nostalgia. Eso ocurrirá seguramente con el mal uso- -monstruo léxico- -de la palabra Vale, con la que los jóvenes se saludan, se despiden, expresan su acuerdo o acotan una defini ción, sin conciencia alguna de que aluden a sus buenos deseos para con la salud de sus interlocutores. Que usted se conserve bien, dicen, cuando quieren decir que de acuerdo, que a las siete en el bar de costumbre. Vale es un O. K. en latín, lo que tiene su gracia y no impor tará que dure mientras vivan los que ahora son jóvenes de porro y blue- jeans. L Latiguillosextranjeros No alcanzan, en cambio, la justi ficación de lo pintoresco ni gana rán las indulgencias de la nostalgia las palabrotas de origen adminis trativo, juridico o supuestamente científico. Las palabrotas que apes tan a traducción analfabeta de lati guillos extranjeros, asumidos por colonialismo cultural. Es el caso de la palabra tema, estúpida traduc ción del uso- -nodel término pro piamente- -del inglés matter en la posición semántica de asunto o cuestión. Imagino que ese mons truo léxico procede de los manuales de esas disciplinas sin linaje que se agrupan con el pomposo título de ciencias empresariales porque se ha incrustado en una cierta zona del habla- más bien del discurso- -que define una clase profesional que va desde los empresarios a los ejecutivos comerciales de terno ra yado. En cualquier caso, tema es un latiguillo con raíces en la derecha sociológica y en su clientela anhe lante, en el escalafón de chusqueros de la administración del dinero y el poder. Curiosamente, la palabra tema, pariente del cultismo tesis, además de significar asunto, argumento- -principalmente de sermón de cura- -significó en los siglos de ju ventud y de primera madurez del idioma principalmente manía, obs tinación. Temático quiere decir ma niático, obstinado en una idea. Te- mones de los curas pretridentinos. Pues bien, ahora, desde hace unos años, tema es temático, maniá tico; es, como en redundancia de su etimología, una obstinación léxica. No hay ministro, diputado con pa sado empresarial, consejero de banco, ejecutivo de multinacional o agente de ventas con pretensiones de medro, que no tilde de tema a lo que no sabe nombrar o a toda abs tracción anticipada de las cosas que definirá, si puede, a tientas, a continuación. En un mal discurso hecho de tópicos o en una torpe pe rorata de convención comercial, el tema en forma de palabrota se re pite por lo menos cada cincuenta palabras. Tema es una obstinación de gentes verbalmente indigentes, y es palabra emblemática de las zafie dades del pequeño poder. Su poliva lencia o su ambigüedad semántica pueden alcanzar insospechadas co tas. En una entrevista televisada he oído decir a un alcalde, que lloraba la catástrofe del pueblo de su go bierno asolado por una inundación, que tras considerar el tema político que suscitaría la incomodidad de los vecinos y el tema económico que las reparaciones urgentes plan tearían, habría que reconstruir el tema, que sería en este caso, claro está, el nombre abstracto que el po bre alcalde aplicaba al mismísimo pueblo, con sus dañadas casas y sus calles y plazas inundadas. Como una epidemia Hasta hace poco, el disparatado e irritante abuso de la palabra tema era privativo de las derechas y de los mandamases de la sociedad in dustrial. Pero- -comouna epide mia- -ha ganado ya todo el espectro de la profesión política. Escupen en sus discursos la palabreja los políti cos de todo pelaje y, por contagio in contenible, la escriben sin medida, semidormidos, los periodistas, en los duermevelas de los artículos de urgencia. El tema, vocablo corro sivo, pudre circuitos enteros de la memoria léxica de las gentes. Está a punto de instalarse, pegajoso y re sistente, en el vocabulario inde fenso de las amas de casa de todas las burguesías y hasta de las televi dentes del campo, de las que serán abuelas y un día garantes de la len gua familiar. Sólo una parte del pueblo- -susmás étnicas y agrestes castas- -resiste todavía. Libren los dioses al habla popular del tema de hoy y de los temas de las presumi blemente afásicas aristocracias de mañana. 4 El tema, vocablo corrosivo, pudre circuitos enteros de la memoria léxica de las gentes. Sólo una parte del pueblo resiste todavía mático es el lunático de una sola idea, el orate de una idea reiterada. Tema es la idea fija de un lunático. Temáticos son los locos, y todos he mos aprendido de nuestra abuela, a propósito de los que nos atosigan repitiendo la misma tontería, cada loco con su tema Tema por asunto, de un cuadro, de una come dia o de un discurso, sigue siendo un cultismo, un cultismo clerical, por herencia del asunto de los ser- 5 tBC Cultura -3- 2002

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